Un entrenador, bajo el influjo de un equipo que no da el nivel que se le presuponía

Lucas Alcaraz dejó patente en Alcorcón, tras caer 2-0 y no lograr reactivar a sus pupilos, que la realidad empieza a atragantarse en el club y que las urgencias son ya de tamaño monumental.

Gesto de Lucas Alcaraz durante la rueda de prensa de la noche del domingo tras caer 2-0 en Alcorcón.
Gesto de Lucas Alcaraz durante la rueda de prensa de la noche del domingo tras caer 2-0 en Alcorcón.
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El entrenador no es el principal problema que tiene al Real Zaragoza dando tumbos desde hace casi 3 meses por la zona baja de la clasificación de Segunda División. Los 5 primeros partidos de Lucas Alcaraz al frente del vestuario, tras haber relevado a Imanol Idiakez hace poco más de un mes, están corroborando que los yerros se ubican por debajo de su nivel en el organigrama de trabajo del club (la composición de la plantilla y todos los avatares que surgen de los futbolistas) y, por ende, también justo por encima de su escalón: en el lugar donde se gestó el equipo, en el ras ejecutivo de la dirección deportiva y la secretaría técnica, con todos los aderezos correspondientes a esta referencia de decisión puramente futbolística en la entidad.

Idiakez, tras un inicio ilusionante en los primeros 30 días del curso, pues el Real Zaragoza estuvo invicto en las 4 primeras jornadas (victorias ante el Rayo Majadahonda por 2-1 y en Oviedo por 0-4; y empates en Reus, 0-0, y en casa con Las Palmas, 1-1), alcanzó las cuatro primeras plazas en la tabla clasificatoria para regocijo puntual de toda su masa de seguidores y de todo el 'staff' directivo. Pero, a partir de ese hito temporal, el equipo se le empezó a despeñar sin que el vasco supiera cómo parar aquella caída que se adivinaba seria desde su mismo origen, en Almería (2-1) o, días más tarde, en casa con el Lugo (0-2). El técnico donostiarra fue despedido tras la jornada 10ª, tras empatar 1-1 con el Tenerife en La Romareda y quedarse el Zaragoza en el puesto 16º, con 11 puntos, a 2 de la zona de descenso. Ese día, los blanquillos acumularon 7 jornadas sin victorias.

Ahora, después de la llegada de Alcaraz, el Real Zaragoza no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado su posicionamiento y su rendimiento numérico, de goles encajados, de baremo en la clasificación: tras 5 partidos con Lucas, los zaragocistas están en el puesto 18º, con 15 puntos, los mismos que tiene el Elche, que sí está en posición de descenso a Segunda B. Es decir, tras la marcha de Idiakez, el cuadro aragonés, que llegó a vivir en descenso una semana tras perder 0-2 frente al Granada hace unas pocas fechas, ha bajado dos escalones más en el ranquin y ha perdido el leve colchón que lo separaba de la zona roja y letal de la categoría. Está peor, objetivamente.

Lucas Alcaraz, en Alcorcón, mostró un talante afectado tras caer por 2-0. Lo mismo que repitió durante el entrenamiento matinal del lunes, horas después, tras el regreso de madrugada desde Madrid, pues se le vio meditabundo, serio, cabizbajo.

"No sé cuantificar el grado de preocupación que tengo, pero sí estoy preocupado. Tenemos que estar, porque somos profesionales", reconoció con sinceridad y voz en tono bajo en la sala de prensa del campo de Santo Domingo. "Cuando te metes abajo en la tabla, no es fácil salir de ahí. No es sencillo lograr 3 o 4 partidos seguidos ganando", añadió en su razonamiento introspectivo.

"Por ejemplo, no podemos repetir la primera parte del día del Mallorca, con falta de decisión y determinación. Estas son las cosas que a mí me preocupan. O lo del día del Granada, cuando perdimos (0-2) sin dar sensación de nada", rememoró con dolor, con la nueva derrota ante el Alcorcón aún caliente.

Alcaraz, de un modo quizá algo llamativo, dejó algún análisis singular del partido ante los líderes alcorconenses que emite lecturas que empiezan a diferir, en cierto modo, de lo que la mayoría observa sobre el juego del Real Zaragoza. En un partido feo, donde los zaragocistas no tiraron una sola vez entre los tres palos del rival madrileño y, además de los dos tantos recibidos, pudo encajar otro par más sin que a nadie hubiese extrañado vistas las ocasiones generadas por el Alcorcón, el entrenador blanquillo vio una mejoría palpable sobre lo anterior: "Hoy hemos tenido mejores sensaciones, si he de perder, aunque suene duro oírlo, prefiero que sea así y no como ante el Granada. Ha habido más igualdad de la que dice el marcador", espetó Alcaraz para sorpresa general. El nivel del aprobado, para el entrenador, está cayendo estrepitosamente en cuanto a su exigencia, según esta evaluación pública.

Sin embargo, de forma paradójica, Alcaraz no esconde la verdadera cota de solvencia que el equipo debe alcanzar para lograr el único camino por el que podrá huir del peligro: ganar, sumar varios partidos de 3 en 3. Es decir, algo que él no está logrando en su etapa inicial al frente de la caseta zaragocista: "No nos podemos esconder detrás de las sensaciones. Lo que necesitamos es ganar partidos, no tener buenas sensaciones. Esta no es una situación agradable. Decimos que quedan aún muchos partidos... pero eso en realidad no nos sirve para nada", subrayó con profundidad.

Alcaraz sabe que, de no surgir ya mismo esa reacción, vienen curvas para el equipo y para todos los protagonistas del día a día sobre el césped, cuerpo técnico incluido: "Cada vez que juegas y no has ganado el partido anterior, la necesidad hace que sea cada vez más difícil jugar ese partido. Este equipo tiene una exigencia y no podemos escondernos detrás de la presión, de la ansiedad. La situación es así y da igual que seamos un equipo joven. Para eso somos profesionales, no somos aficionados", advirtió con intención.

Por último, el entrenador zaragocista, dejó un último pensamiento en voz alta sobre el peligroso presente que vive el Real Zaragoza, con solo 3 victorias en 15 jornadas de liga, camino del cuarto mes de competición: "Más críticos que nosotros no puede ser nadie. Intentamos que esa crítica nos lleve a algo. Hay jugadores que están mejorando, pero al final los partidos se miran por el cristal del marcador y, si pierdes, eso no se ve. No podemos estar satisfechos por nada porque no ganamos. Y, al fin y al cabo, solo nos sirve ganar", asumió con un evidente rasgo de decepción por cómo están siendo sus primeros lances como técnico blanquillo.

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