Alcaraz, 4 puntos de 15 en su relevo a Idiakez: revulsivo insuficiente

El entrenador andaluz, no obstante, iguala palmarés con otros sustitutos recientes como Carreras o, en Primera, Irureta y Villanova. Peor aún fueron Jiménez o Marcos Alonso.

Lucas Alcaraz, este domingo en el partido de Alcorcón, concluido con derrota por 2-0.
Alcaraz, 4 puntos de 15 en su relevo a Idiakez: revulsivo insuficiente
Enrique Cidoncha

"Sé que me puede costar arrancar", dijo a HERALDO DE ARAGÓN Lucas Alcaraz en la primera entrevista nada más llegar hace unos días al Real Zaragoza para sustituir al despedido Imanol Idiakez como entrenador del equipo blanquillo. Se lo olía el granadino. Sabía a dónde venía. Y por dónde podía discurrir la pretendida recuperación del camino perdido en septiembre (la zona alta de la clasificación) y que ya no se ha encontrado más. Y así, con el discurrir de las jornadas, Alcaraz ha alcanzado sus primeros 5 partidos al frente de la caseta zaragocista con unos números que no son los deseados por ninguna de las partes implicadas en aquella maniobra de buscar un revulsivo en el grupo a través del clásico cambio de timonel en el banquillo. En efecto, le está costando sangre, sudor y lágrimas.

Lucas solo ha firmado el logro de 4 de los 15 puntos disputados bajo su mando. Una victoria (1-3 en Tarragona), un empate (2-2 en casa con el Mallorca)... y tres derrotas: 2-0 en Elche, 0-2 ante el Granada en La Romareda y 2-0 en Alcorcón este domingo. Se trata, por lo tanto, de un tratamiento de choque insuficiente, por debajo de lo requerido en la complicada situación clasificatoria y numérica que ya tenía el Real Zaragoza cuando Alcaraz llegó el 22 de octubre para preparar su estreno en campo ilicitano. Además, la enorme carga de goles encajados, a 2 por duelo excepto en el 1-3 favorable ante el Nástic, todavía afea más su regencia del equipo. En los 5 partidos con él al frente, los rivales se han adelantado en el tanteador sin remedio alguno.

Este abrupto inicio de andadura de Lucas Alcaraz como preparador zaragocista, no obstante, emula a otros recientes. Porque lo de los cambios de entrenador en el Real Zaragoza moderno no ha sido mano de santo por norma. Ha habido más fiascos, más errores, más problemas de la misma índole de los que está teniendo que capear el de Granada en estos 34 días primeros de su laboreo en la capital zaragozana, que están siendo de enormes dificultades porque las abolladuras del proyecto no tienen su punto nuclear en la figura del técnico precisamente.

En estos 6 años en Segunda consecutivos, la era más reciente del zaragocismo, uno de los otros 5 entrenadores que llegaron como parche durante la temporada ya en marcha (Alcaraz es el sexto) también tuvo un inicio semejante: Lluís Carreras, en la liga 2015-16. El catalán tomó el testigo del destituido Ranko Popovic con idénticos guarismos: una victoria (1-0, en su tercera comparecencia, ante el Llagostera en La Romareda), un empate (3-3 en su debut, también en casa, ante el Huesca), y tres derrotas: 1-0 en Oviedo, 1-2 como local ante el Mirandés y 2-1 en Almería.

Antes, en los años de Primera División de este siglo XXI, otros colegas de Alcaraz aterrizaron con el mismo paso lento y torpe en la suma de puntos y en la reparación de los males que debían llevar a efecto cuanto antes: les pasó, el mismo año (de descenso a Segunda en el agapitismo), a Javier Irureta y a Manolo Villanova, en la recta final de la liga 2007-08. Los dos clonaron un 4 de 15 como el actual.

Irureta, que vino tras la dimisión súbita de Ander Garitano tras únicamente un partido al frente del equipo, arrancó su corta andadura en el Real Zaragoza como Alcaraz: una victoria (1-0 en La Romareda ante el Athletic de Bilbao), un empate (2-2 en Santander) y tres derrotas: 1-0 en Pamplona, 1-2 en casa con el Barcelona y 5-0 en el campo del Sevilla. Tras ser destituido dos meses después, su sustituto (el cuarto en un año que había empezado Víctor Fernández), que fue Villanova, siguió el diapasón de su antecesor: una victoria (2-1 en el estreno en La Romareda con el Atlético Madrid), un empate (1-1 como local con el Almería) y tres patinazos: 2-0 en Villarreal, 2-1 en Valladolid y 0-3 en casa con el Betis. Aquello acabó fatal.

Para que Alcaraz pueda asirse a algún hierro rusiente, los tiempos modernos dejan un par de relevos de entrenador con peores números que los suyos. Uno, el negativamente legendario Marcos Alonso, en el anterior descenso del siglo, en la campaña 2001-02 cuando sustituyó a Chechu Rojo y no ganó uno solo de sus 7 partidos tras avisar en su presentación que, "he venido en el avión viendo el calendario que nos queda y no veo a nadie que nos pueda ganar". El cántabro, obviamente, se lució y quedó expuesto así para los anales históricos del Real Zaragoza. En sus primeros 5 duelos, Marcos sumó 3 de 15 puntos el litigio, pues firmó tres empates (0-0 ante el Valladolid y 2-2 con el Athletic de Bilbao en casa; y 1-1 en Las Palmas) y dos derrotas: 2-1 en Vitoria con el Alavés y 0-1 en La Romareda ante el Celta, aquella tarde donde el público 'secuestró' a la plantilla durante horas, sin dejarlos salir del vestuario en una algarada histórica.

El otro es Manolo Jiménez y ostenta el peor arranque en una permuta del banquillo durante una competición ya lanzada. El sevillano vino por Nochevieja a tomar el testigo del despedido Javier Aguirre en la campaña 11-12. Y solo logró sumar 2 de los primeros 15 puntos en sus primeras 5 citas ligueras. No ganó en ellas, obviamente. Firmó dos empates (1-1 en La Romareda ante el Getafe y 0-0 en el campo del Levante) y tres derrotas: 1-0 en su debut en Santander, 3-1 en el Bernabéu ante el Real Madrid y 1-2 en casa ante el Rayo Vallecano). Eso sí, pese a semejante batacazo inicial, Jiménez acabaría abanderando aquella milagrosa salvación que concluyó con el triunfo 0-2 en la jornada final en Getafe que dejaba al Zaragoza una año más en Primera tras una remontada postrera de récord.

Los buenos ejemplos

El mejor relevo fue el de César Láinez hace dos temporadas. El técnico aragonés, que fue designado desde el filial para sustituir a Raúl Agné (que a su vez había suplido el despido de Luis Milla al principio del curso 16-17, obtuvo 11 de 15 puntos en sus primeros 5 partidos. Lo hizo a base de tres triunfos (0-3 en el estreno en Elche; 1-0 ante el Mallorca en casa; y 0-1 en Miranda de Ebro, lo que serían sus únicas tres victorias) y dos empates: 1-1 en La Romareda con el Valladolid y 2-2 en Almería.

Después, con una marca notable en el valor del revulsivo de 8 puntos sobre 15, aparecen igualados en solvencia Víctor Muñoz (liga 13-14), Ranko Popovic (curso 14-15) y el referido Raúl Agné (en la 16-17).

Muñoz, tras tomar el puesto de Paco Herrera, hizo un parcial de dos victorias (1-0 en La Romareda ante el Eibar y 1-0 en el mismo estadio ante el Jaén), dos empates (2-2 en Vitoria e idéntico marcador en Soria) y una sola derrota: 0-1 en su debut, como local, ante el Deportivo de La Coruña.

Por su parte, Popovic nació para el zaragocismo ganando 4-1 a la Ponferradina y, más tarde, 2-1 al Girona. Empató otras dos citas, 2-2 en Albacete y 1-1 en Miranda de Ebro. Y solo perdió uno de sus días de novato, 0-2 en La Romareda contra el Valladolid.

En el caso de Agné, cuando vino a suplir a Milla, los primeros pasos del equipo renacido dejaron dos triunfos (2-1 en casa ante el Almería y 2-0 también como local ante el Mirandés), dos igualadas (2-2 en Mallorca y 2-2 en La Romareda con el Reus) y una sola derrota: 1-0 en Getafe. Sus primeras sensaciones positivas no evitaron una posterior depresión que acabó con el de Mequinenza en la calle antes de tiempo, pues su reacción fue flor de pocos días.

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