cuarentena

Garrafas de agua, mochilas con libros... hasta tablas de planchar: así entrena desde casa un futbolista semiprofesional

Muy alejados de las viviendas y los recursos de los jugadores de Primera y Segunda División, los deportistas de categorías inferiores recurren al ingenio y la fuerza de voluntad para no perder la forma durante la cuarentena.

Los futbolistas Carlos Javier (SD Tarazona) y Fran Navarro (Sabiñánigo) entrenan desde sus casas.
Los futbolistas Carlos Javier (SD Tarazona) y Fran Navarro (Sabiñánigo) entrenan desde sus casas.
Heraldo

Pendientes de conocer en qué queda finalmente el incesante baile de fechas propuestas para resolver las diferentes competiciones, miles de futbolistas semiprofesionales continúan entrenándose desde sus casas para mantener, en la medida de lo posible, un óptimo estado de forma. A diferencia de los jugadores de Primera y Segunda División, ellos no cuentan con jardines ni amplias habitaciones equipadas con máquinas y cintas de correr. Sus principales recursos, además del asesoramiento de profesionales del sector, son el ingenio, las ganas y la fuerza de voluntad.

El anuncio de Pedro Sánchez de permitir la actividad deportiva de forma individual en la calle significa un balón de oxígeno para todos ellos. Supone, en cierto modo, una liberación, después de varias semanas entrenando, literalmente, con lo primero que tenían en sus domicilios: garrafas llenas de agua, mochilas con libros, mesas, sillas… incluso tablas de planchar.

"Tenemos marcado para todos los días un trabajo de movilidad, core y control de la cadera. Además, trabajamos sesiones de tren inferior con sentadillas, saltos… y también sesiones para el tren superior. Completo mi entrenamiento con trabajo adaptado con el rodillo, en el que hago cambios de intensidad hasta llegar a determinadas frecuencias cardiacas", explica Carlos Javier Rodríguez, centrocampista del Tarazona, conjunto líder en el grupo aragonés de Tercera División.

En su caso, el futbolista entrena desde el salón de su casa, un domicilio de 80 metros cuadrados que comparte con su pareja y su mascota. "No tengo materiales dedicados al entrenamiento, más allá del rodillo de bicicleta para hacer cardio. Lo que hago es llenar botellas de agua o mochilas con libros. Para un futbolista es primordial estar preparado para aguantar 90 minutos corriendo y en casa llevamos un mes y medio sin poder hacerlo. El espacio te limita a la hora de hacer muchas cosas”, lamenta el excanterano del Real Zaragoza, que llegó a debutar con la primera plantilla en 2014 frente al Alavés.

"El espacio te limita muchísimo a la hora de entrenar"

Carlos Javier admite con sentido del humor que siente "envidia sana" cuando ve cómo trabajan los futbolistas de superior categoría, y reconoce que lo que peor lleva es la incertidumbre sobre el futuro de la competición. "Tienes mucho tiempo libre y le das muchas vueltas a la cabeza pensando en todas las posibilidades que pueden llegar a suceder", concluye el futbolista.

Así entrena un portero... lejos de la portería

Si mantener la forma sin apenas recursos es complicado para un jugador de campo, imagínese para un portero. Camino de siete semanas lleva Fran Navarro, guardameta del Sabiñánigo, lejos de su hábitat natural: los tres palos. A la espera de acontecimientos, el zaragozano ha optimizado los 70 metros cuadrados de su domicilio, donde permanece confinado junto a su pareja, hasta conseguir adecuar una habitación para entrenar cada día.

"Ambos intentamos realizar deporte en la misma franja horaria. Hacemos desde yoga, pilates o cardio hasta ejercicios más específicos con el material del que disponemos: una 'fitball', una comba, gomas elásticas, un chaleco de 5 kg, guantes de boxeo y unas garrafas de 8 litros", explica Navarro, que acompaña los entrenamientos cuidando otros aspectos como el descanso o la alimentación.

El guardameta del conjunto serrablés ha centrado su rutina en trabajar fuerza y resistencia. "Aspectos como los blocajes o despejes, que se trabajan día a día en la portería, son fundamentales para cualquier portero, pero muy difíciles de entrenar entre cuatro paredes", lamenta.

"Prevenir los contagios va a ser una obligación de todos"

Como el resto de compañeros, Navarro espera con incertidumbre una decisión en firme para conocer qué ocurre con las competiciones. "El no saber qué va a pasar te genera ansiedad y quebraderos de cabeza. El día a día que conocíamos no va a volver, así que tendremos que cuidarnos por el bien de nuestra salud. Prevenir los contagios va a ser una obligación de todos para poder jugar domingo tras domingo", asegura el portero.

La figura del preparador físico

Pablo Quílez, preparador físico del Tarazona, es el responsable de que los jugadores de David Navarro pierdan el menor tono físico posible estas semanas. "La planificación la hemos planteado de forma que cada 15 días estamos modificando los entrenamientos que les planteamos, en función de las noticias que nos iban llegando, la situación y el ‘feedback’ que nos iban dando los jugadores", explica el zaragozano.

En el cuadro turiasonense existe una parte del trabajo similar para todos los futbolistas, aunque varía ligeramente en base a los recursos de los que disponen, las cargas y las características de cada uno. "Le hemos dado mucha importancia a la movilidad, a la estabilidad lumbopélvica y al desarrollo de la fuerza y la capacidad de repetir acciones de alta intensidad, intentando plantear escenarios a los que nos pudiéramos enfrentar en la vuelta a la competición. Sabemos que va a ser difícil mantener los niveles más genéricos", afirma Quílez.

Pero, además de una rutina de entrenamientos, para la que ha "reutilizado mesas, sillas, sofás, almohadas para generar superficies que fueran menos estables, cajas, e incluso alguna tabla de planchar puesta encima de unas cajas a modo de banco de pesas", el preparador también ha medido otros factores como el peso, la calidad del sueño, el estado de ánimo y el nivel de estrés mediante un breve cuestionario, "así como cualquier molestia muscular que puedan presentar", matiza.

En base a diferentes estudios, Quílez estima que la pérdida de los niveles de fuerza se sitúa en torno a un 5%. "Nuestra obsesión, más allá de la salud de los jugadores y sus familias que, por supuesto, es la prioridad absoluta, es frenar este impacto sobre el estado condicional y reducir al máximo ese 5%, incluso pudiendo retornarlo a valores positivos. Además, tenemos un especial interés en estimular a diario partes del cuerpo que estos días sufren en mayor medida, como la zona de glúteos y gemelos", sentencia.

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