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La afición vuelve a las gradas en Aragón

El duelo entre el Bada Huesca y el Quabit Guadalajara, primero con público desde el estado de alarma, acogió a 300 espectadores, el máximo aforo permitido.

Pueden parecer pocos, 300 aficionados, un 6% del aforo total en un pabellón preparado para 5.000, pero se dejaron notar desde el principio. Desde la presentación de los jugadores hasta su despedida y a pesar de la derrota por 22-23. Y no era para menos. El Bada Huesca arrancó este miércoles la liga Asobal recibiendo al Quabit Guadalajara con toda una novedad desde que la covid-19 marca el día a día. Por primera vez en Aragón en un partido de máximo nivel, hubo público en la grada. Fue menos del deseado por el club, que había solicitado al Gobierno de Aragón poder abrir el Palacio de los Deportes a mil seguidores, pero al menos se consideró un primer paso no exento de complicaciones.

Para darlo, los oscenses se ampararon en la normativa autonómica vigente al respecto y que permite la presencia de hasta 300 personas en las gradas de los recintos cerrados, siendo necesaria la autorización de Sanidad si se quiere exceder esa cifra. A pesar de que la petición había sido cursada dos semanas atrás, la respuesta desde la subdelegación provincial de Salud Pública no llegó hasta las 13.00, siete horas y media antes de que arrancase el duelo. En ella se denegó el permiso y se dio de plazo hasta las 14.00 para presentar alegaciones. "Entre las pegas que nos han puesto figura que no están delimitados los itinerarios de entrada y salida al pabellón tanto en el acceso de los espectadores como en la zona de vestuarios, cosa que para cuando arranque el partido ya iba a estar hecho", expuso Pachi Giné, presidente de la entidad.

La medida, extensiva también al siguiente duelo del Bada en casa, el sábado ante el Atlético Valladolid, hizo que el club suspendiese la venta de entradas y también obligó a congelar la campaña de abonados. No en vano, ya hay asegurados alrededor de 700 socios.

Los que pudieron seguir el choque en directo lo hicieron con las ganas acumuladas tras un largo periodo de espera. El conjunto que entrena José Nolasco no jugaba ante su público desde el 16 de febrero, cuando cayó ante el Barcelona por 26-32. "Teníamos mucha ilusión de ver y empujar al equipo a pesar de toda la incertidumbre", reconoció Guillermo Figueruelo, presidente de la peña Orgullo de Huesca, cuyos miembros, por protocolo, no pudieron acomodarse tras los banquillos, como algunos de ellos acostumbran, y que tampoco pudieron valerse de elementos como su bombo.

Todos los presentes debieron cumplir con la normativa relativa a la seguridad sanitaria. El pabellón se había preparado y entre las acciones acometidas se habían sellado las localidades y los sectores no útiles. Los espectadores no se pudieron mover a lo largo del choque de sus butacas. Tampoco tuvieron permitido comer o beber, salvo agua si era estrictamente necesario. La prioridad era no quitarse la mascarilla en ningún momento. A la entrada, además, se les tomó la temperatura, pasaron sobre una alfombrilla desinfectante y se aplicaron gel hidroalcoholico en las manos.

"Hemos sido los pioneros en Aragón y esperamos que esto sirva para ayudar a otros deportes que también querrán jugar ante sus aficionados", valoró Giné.