¿Cómo empezar a entrenar la fuerza física? Guía para dar el primer paso

Da igual la edad, el sexo o la experiencia deportiva. Siempre es un buen momento para probar cosas nuevas, lanzarse a la piscina como comúnmente se dice o pisar una sala de pesas. Empezar a hacer un ejercicio nuevo siempre es un paso complicado de dar, ya que nos sentimos torpes, fuera de contexto o tememos acabar sufriendo una lesión... Pero quien no empieza, obviamente, no acaba. Así que es el momento de quitarse los prejuicios y los miedos y lanzarse a por las mancuernas del gimnasio. 

Ya hemos hablado en innumerables ocasiones de los beneficios de trabar con pesas o de entrenar la fuerza física, especialmente en mujeres. Pero, ¿cómo se empieza a entrar esta habilidad física? Lo mejor es consultar con un profesional qué tipos de entrenamiento serían los más adecuados para los objetivos que se quieran conseguir. 

Más allá de planificar y programar, lo importante es empezar poco a poco y sin presiones. La directora del máster Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la UOC Laura Esquius aconseja organizar los ejercicios de fuerza entre dos y cuatro días a la semana, siempre dejando días de descanso en medio. 

Crear motivación

"Es importante calentar y estirar antes del entrenamiento. Esto favorece el aumento de la temperatura corporal y la activación de los músculos y las conexiones neuromusculares, de forma que disminuye la posibilidad de lesionarse", explica la experta. "Se puede entrenar la fuerza sin usar máquinas ni levantar grandes pesos", continua, sobre todo haciendo referencia al colectivo femenino que tiene más reticencias a la hora de comenzar a trabajar la fuerza física. "Podemos hacer varias repeticiones con resistencias (bandas elásticas, pesas, etc.) medias o ligeras, puesto que lo más importante es hacer los movimientos correctamente", añade, y no levantar grandes pesos desde el inicio.

Es importante elegir ejercicios que gusten y que se adapten a las capacidades de cada persona a fin de no abandonar el entrenamiento, crear adherencia y mejorar la motivación. De este modo, se consigue una razón extra para seguir con el entrenamiento y, si se hacen los ejercicios adecuados, evitar lesiones. Una vez que ya se ha entrado en la rutina de ir al gimnasio, ¡cada vez es más fácil!

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