Montaña

Treinta tresmiles en once horas y media, la última hazaña de Jonatan García

El montañero vasco afincado en Benasque enlazó el viernes pasado en solitario y sin cuerda el Collado de Salenques con la cima del Alba.

Jonatan García, durante su último reto en el Pirineo.
Jonatan García, durante su último reto en el Pirineo.
Jonatan García

No es la primera vez que se hace, pero sí que no es una actividad frecuente y probablemente resulte complicado encontrar precedentes de alguien que la haya completado en tan poco tiempo. Jonatan García, montañero vasco afincado en Benasque, escaló el pasado viernes en solitario y sin cuerda desde el Collado de Salenques hasta la cima del Alba invirtiendo en ello once horas y media. El recorrido, que lo componen tres crestas que se acostumbran a realizar por separado, comprende el paso por las cimas de treinta tresmiles, incluido el Aneto.

"Me levanté a las 8.00, preparé la mochila, desayuné y a las 9.30 salí de la Besurta. Llegué al Collado de Salenques a las 11.30, a las 14.00 estaba en la cumbre del Aneto, a las 16.30, en la de la Maladeta y a las 19.30, en la del Alba. Allí estuve un cuarto de hora en el que bebí el agua que me quedaba y comí una barrita. Luego ya bajé y a las 21.00 estaba de vuelta en la Besurta cogiendo el coche. Todo transcurrió por aristas y crestas", narra con total normalidad el periplo que acometió

La génesis del proyecto se remonta al año pasado. Entonces, García, que en su curriculum cuenta entre otros logros con dos ‘ochomiles’, el Manaslu y el Annapurna, se planteó hacerlo con unos amigos invirtiendo entre 14 y 16 horas. Sin embargo, finalmente no pudo realizarlo y lo retomó ahora aunque ya sin compañía. Tenía en mente haberlo acometido antes, pero no quería hacerlo en fin de semana, para no encontrarse con demasiada gente -solo se topó con dos cordadas de tres y dos personas a las que adelantó antes de llegar al Aneto- y el tiempo debía acompañar, algo que no ocurrió hasta el viernes.

"Hacer lo que he hecho hace cinco años no me lo podía ni imaginar, recuerdo que planteé entonces con un amigo solo la zona de Salenques como un reto con mochila grande por si teníamos que hacer vivac, incluyendo dos cuerdas largas y pies de gato, y ahora me encuentro muy cómodo solo, sin cuerda y enlazando dos crestas más", valora.

García regresó a finales de mayo de Nepal tras una fallida ascensión al Dhaulagiri, la séptima montaña más alta del planeta con 8.167 metros, "en la que todo salió mal, desde la meteorología, hasta los compañeros, el ambiente en el campo base y todo lo vivido por la covid". Durante su estancia en el país asiático la pandemia golpeó con fuerza a la población local y también a las diferentes expediciones internacionales y, aunque no se contagió, tuvo que quedar confinado en un hotel en Katmandú a la espera de poder regresar a España. "Estuve nueve días mordiéndome los labios en una habitación pensando en todo lo que podía hacer en el valle de Benasque", rememora un alpinista que, aunque no reniega de regresar al Himalaya, acabó "muy quemado" y que de hacerlo lo hará "fuera de las rutas comerciales".

De hecho, a los dos días de estar de nuevo en casa, aprovechando la aclimatación que había realizado en el Dhaulagiri, en una jornada enlazó seis corredores entre cuatro picos, el Russel, el Tempestades, el Aneto y el Espalda de Aneto, y tiene en mente en las próximas semanas nuevos retos alrededor de Benasque de los que solo avanza que quiere darles "un componente muy medioambiental". A este respecto, García ha convertido esa zona del Pirineo en su casa. Ya ha ascendido al Aneto en 137 ocasiones abriendo 16 vías nuevas, cifra que en todo el valle se eleva a 25.

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