El jaqués Daniel Osanz se ha vuelto a superar. El aragonés se ha proclamado este domingo campeón de la Copa del Mundo de carreras verticales en categoría absoluta, una nueva gesta que añadir a su impresionante año en el que se ha bañado en éxitos. El deportista del Adidas Terrex se ha confirmado como un consumado especialista en esta disciplina explosiva, y así lo ha demostrado en Francia, escenario de la última prueba: la Vertical du Grand Serre, con 1,8 kilómetros y 1.000 metros positivos.

"Estoy muy contento por haber conseguido esta Copa. La verdad es que hoy  he sufrido mucho, porque era un vertical muy corto. Pero he ido controlando en todo momento a mis rivales del circuito. Al final, he cerrado la competición con tres victorias y dos terceros puestos y estoy súper feliz", valoraba ayer el deportista.

El multicampeón, de 21 años, llegaba a territorio galo como líder del circuito. Comenzó la temporada a lo grande, superando a todos sus rivales y dando un golpe encima de la mesa en el Kilómetro Vertical de Transvulcania, en lo que fue su presentación internacional. Este triunfo, unido al KV de Santana (Madeira) compartida con Camille Caparros y el KV Chando de Suiza, le hizo encaramarse a unos primeros puestos que ya no abandonó en ningún momento de la temporada.

En el Grand Serre, Osanz dependía de sí mismo. Necesitaba entrar entre los cinco primeros puestos para cononarse el mejor del mundo, y ha finalizado tercero para abrochar un curso de ensueño en que se ha proclamado doble campeón del mundo sub-23 en KV y en combinada, cuarto del Europeo absoluto de KV y oro con la selección española, y también campeón de España en esta modalidad. 

"Ha sido una temporada muy intensa, con muchas carreras y sufriendo... Pero estoy feliz por todo el trabajo, y lo celebro con toda mi familia y la gente que me ha apoyado y que está detrás. Ahora toca descansar y a pensar en el año que viene", resumía el laureado corredor. Un primer puesto en la Copa que la va a reportar a Daniel Osanz, brillante estudiante de Medicina en la Universidad de Zaragoza, un premio económico de 2.500 euros.