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Val-Carreres: "Cuando De la Viña entró en la enfermería, creí que estaba muerto"

El cirujano de la plaza de toros de La Misericordia intervino al subalterno de Ponce, que permanece en la UCI tras la gravísima cogida que sufrió el domingo.

Mariano de la Viña, antes de ser trasladado a la enfermería.
Mariano de la Viña, antes de ser trasladado a la enfermería.
Raquel Labodía

El toreo permanece consternado por lo vivido en el cierre de la Feria del Pilar. En el mediodía del lunes, se hizo público el estremecedor parte médico sobre el estado en que Mariano de la Viña, peón de confianza de Enrique Ponce, ingresó en la enfermería de La Misericordia tras resultar cogido en el último festejo del ciclo pilarista. No es necesario ser un experto en la materia para intuir la gravedad de la situación, definida como "cataclísmica" por el cirujano jefe de la plaza, Carlos Val-Carreres. 

De la Viña entró a la mesa del quirófano "inconsciente" y con una hemorragia de "gran intensidad", producida por las dos cornadas que el toro Sigiloso, de Montalvo, le propinó después de arrollarlo y dejarlo a merced sobre el albero. 

La primera de estas cornadas se situaba sobre el triángulo de Scarpa derecho, "con orificio de entrada de 12 centímetros y dos trayectorias, una ascendente de 27 centímetros que arrancó la arteria femoral superficial y rompió la artera iliaca interna, hasta penetrar en el espacio retroperitoneal". La segunda, con orificio en la región glútea izquierda y trayectoria hacia delante de 22 centímetros, "atravesó la escotadura ciática y arrancó la arteria iliaca en su origen". 

"Cuando vi su aspecto, pensé que estaba muerto. Que saliera adelante es un éxito del equipo al completo, que no perdió el compás de la intervención ni el concepto del tiempo. Ahí creo que reside la clave de que el herido siga con nosotros", confesaba este lunes, en declaraciones a HERALDO, un Val-Carreres que quiso ensalzar la labor realizada por los anestesistas. 

"Que saliera adelante es un éxito del equipo al completo, que no perdió el compás de la intervención ni el concepto del tiempo"

"En casos así, su función es fundamental. Al ver el estado en el que Mariano entró en la enfermería, consideramos que había que intubarlo inmediatamente, anestesiarlo e intentar hacernos con el control de la hemorragia, pues tenía afectados vasos muy importantes", añadió el ángel de la guarda de los toreros, antes de explicar que hubo que reanimar al herido tras parada cardíaca y utilizar un aparato de compresión para que no se desangrase. 

"Una vez estabilizado, fue enviado a la clínica Quirón para continuar con la operación. Llamé a José Antonio Lechón, cirujano vascular, para que diera la mejor solución: realizar una arteriografía. Después actuó el doctor De Gregorio, radiólogo intervencionista, y su trabajo para embolizar y reconstruir esas arterias rotas fue muy costoso. Por último, en torno a las 2.00, se realizó una exploración por TAC al enfermo para evaluar el traumatismo craneoencefálico que sufría a causa del fuerte golpe recibido", concluyó Val-Carreres, que este lunes visitó a De la Viña tanto por la mañana como por la tarde en la UCI, donde permanece sedoanalgesiado, "precisando de drogas de soporte vasoactivo y respiración controlada". A lo largo de la jornada, su estado no sufrió complicaciones más allá de la habitual fiebre. A última hora de la tarde, su pronóstico continuaba siendo "muy grave".

"Consideramos que había que intentar hacernos con el control de la hemorragia, pues tenía afectados vasos muy importantes"

Perera mejora

El propio Val-Carreres se encargó igualmente de evaluar la "correcta evolución" de Miguel Ángel Perera, quien también recibió una cornada en la tarde del domingo que le produjo una herida en la cara posterior del muslo izquierdo con dos trayectorias, "una ascendente de 20 centímetros que dislaceró fibras de los músculos isquiotibiales, y otra externa de cuatro centímetros, que se perdió en el tejido celular subcutáneo", según el informe médico emitido desde la misma clínica Quirón. 

Pero la lista negra de la dramática última jornada de las fiestas no acaba ahí. Este lunes también se confirmó que José María Soler, de la cuadrilla del Juli, que completaba la terna de matadores del domingo, cayó lesionado al banderillear al segundo toro de la tarde. Tiene dañado el menisco y el escafaoides, a la espera de que se le realicen más pruebas para conocer el alcance.

Además, Enrique Ponce fue intervenido este lunes de una fractura en la costilla izquierda, si bien arrastraba la dolencia de la primera de sus dos actuaciones en Zaragoza. Ahora, lo principal es que su inseparable Mariano, con quien ha compartido más de dos décadas de toreo, se restablezca cuanto antes.

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