Mariano de la Viña mejora y Perera recibe el alta hospitalaria

"Las heridas quirúrgicas presentan buen aspecto, hay buen riego arterial y retorno venoso de la extremidad inferior derecha", dice el parte médico del banderillero.

Mariano de la Viña mejora tras la gravísima cogida sufrida el pasado domingo, en el cierre de la Feria Taurina del Pilar. El banderillero permanece ingresado en la UCI de la clínica Quirón de Zaragoza, bajo "sedación" y "con ventilación mecánica".

Según el parte médico emitido este mediodía desde el centro hospitalario, De la Viña está "estable dentro de la gravedad". "No hay fiebre en el momento actual y se ha iniciado esta mañana el descenso de la sedación", dice el informe, y añade que "las heridas quirúrgicas presentan buen aspecto, hay buen riego arterial y retorno venoso de la extremidad inferior derecha".

Además, se ha procedido a "retirar parcialmente el drenaje de MIKULICZ, que llegaba hasta el retroperitoneo desde la región glútea". El pronóstico actual es "grave".

Por su parte, Miguel Ángel Perera, también corneado el pasado domingo, ya ha recibido el alta hospitalaria. En torno a las 13.00 de este martes, el torero extremeño abandonaba la clínica Quirón, donde el doctor Carlos Val-Carreres se ha encargado igualmente de tratar y evaluar su estado.

Perera fue cogido por un toro de Montalvo que le produjo una herida en la cara posterior del muslo izquierdo con dos trayectorias, "una ascendente de 20 centímetros que dislaceró fibras de los músculos isquiotibiales, y otra externa de cuatro centímetros, que se perdió en el tejido celular subcutáneo", según rezaba el parte médico emitido por Val-Carreres.

Ahora, el de la Puebla de Prior (Cáceres) proseguirá con la rehabilitación en su casa, a la espera de reponerse y pensar en los compromisos que le aguardan en América.

Merece la pena ensalzar la actuación de Perera en la última fatídica tarde del serial pilarista. Su imagen rastrillando la sangre de su malherido compañero Mariano de la Viña, con objeto de camuflar cuanto antes la gravedad del percance, impactó a los presentes.

Y también nos consta que sus pensamientos, tanto en la enfermería como después, ya una vez operado en la Quirón, siempre fueron dirigidos al banderillero. En todo momento fue consciente de que había una vida en juego y quiso restar importancia a sus heridas. Actitud encomiable.

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