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El origen del último incendio mortal de Zaragoza pudo ser una botella de oxígeno
La víctima tenía una afección respiratoria y requería de este tipo de aparato para aliviarla.
El incendio en un piso de Zaragoza que el jueves acabó con la vida de Mercedes N. pudo tener su origen en un accidente doméstico relacionado con una botella de oxígeno. A ello apuntan las pesquisas que está llevando a cabo la Policía Nacional, que investiga lo que sucedió aquel día sobre las 4.30 en la vivienda situada en la primera planta del número 11 de la calle Pintor Manuel Viola. Al parecer, la mujer de 61 años empleaba este tipo de bombona para aliviar los problemas respiratorios que padecía.
El fuego fue especialmente virulento en el salón, que quedó destruido, y provocó una serie de gases tóxicos de cuya inhalación no se pudo recuperar. Su hija, con la que vivía y que no sufrió daños, consiguió sacarla fuera del domicilio. Después, el equipo médico de los Bomberos de Zaragoza la trasladó a un centro hospitalario donde falleció unas horas después.
Las llamas no fueron mucho más allá del piso afectado y, de hecho, en el rellano tan solo quedó visiblemente afectada la zona próxima a su puerta. Sin embargo, el humo sí que se extendió con rapidez por todo el edificio, un bloque de diez alturas con seis viviendas en cada una. Subió por el hueco de las escaleras y algunos residentes también relatan que se coló por el conducto de respiración del baño.
Los bomberos avisaron puerta por puerta a todos lo vecinos, que en su mayoría a esas horas estaban durmiendo. Les indicaron que se refugiasen en las habitaciones del lado opuesto del bloque en el que había llamas y que abriesen las ventanas. Al margen de la mujer fallecida, no hubo que lamentar más daños personales más allá de alguna afección que pudo ser atendida en el lugar.
La muerte de Mercedes N. es la octava relacionada con un incendio en una vivienda en lo que va de año en Aragón. La cifra supera con creces las tres conocidas en todo 2023, la de un anciano de 89 años en Zaragoza y la de un matrimonio de Cabañas de Ebro.
El suceso más trágico se produjo el pasado 12 de abril en Ateca, donde un hombre de 50 años y su hijo de 14 perdieron la vida en el unifamiliar en el que residían. A primera hora de la mañana un fallo eléctrico propició el fuego que afectó a toda la primera planta.
El primer incendio mortal de 2024 tuvo lugar en un edificio del zaragozano barrio de Casablanca. Aunque los bomberos rescataron aún con vida una mujer de 82 años, que se encontraba inconsciente con quemaduras en el 10% de su cuerpo y las vías respiratorias afectadas, tras varios días de atenciones médicas no pudo sobreponerse y falleció. Tampoco logró superar los daños sufridos un hombre de 60 años cuya casa ardió en Huesca el 30 de marzo y que aguantó con vida casi un mes. Fue trasladado al Hospital Universitario San Jorge de la capital oscense y después a la unidad de quemados del Miguel Servet.
Sin salir de Huesca, la víctima el 5 de febrero fue un joven de 29 años cuyo cadáver se encontró en el salón del domicilio de calle del Río Ara en el que vivía. Además, el 18 de marzo hubo que lamentar la muerte de un hombre de 69 años dentro de una casa móvil que fue pasto de las llamas en el campin de El Temple.
El municipio turolense de La Fresneda perdió el 29 de abril a uno de sus vecinos más conocidos, un anticuario de 83 años. La cantidad de materiales y enseres almacenados en el inmueble complicaron las labores de extinción.
