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El hombre que casi mata a golpes a su tío en Zaragoza se niega a declarar por tercera vez

El juez lo citó este viernes para comunicarle que está procesado por tentativa de homicidio, detención ilegal y atentado a agentes de la autoridad. 

La Policía precintó la puerta del piso donde ocurrieron los hechos.
La Policía precintó la puerta del piso donde ocurrieron los hechos.
Toni Galán

No lo hizo ante la Policía, tampoco en el juzgado de guardia y este viernes mantuvo su mutismo ante el magistrado que instruye la causa abierta contra él por intentar, presuntamente, matar a su tío a golpes. Vicente F. P., de 46 años, fue trasladado este viernes desde la cárcel de Zuera hasta la Ciudad de la Justicia para comunicarle que desde ese momento estaba procesado por un delito de tentativa de homicidio, otro de detención ilegal y un tercero de resistencia a los agentes de la autoridad.

Acto seguido, el juez del caso, Rafael Lasala, lo mandó de nuevo a prisión donde permanecerá hasta que sea juzgado por unos hechos ocurridos el pasado 5 de febrero en el domicilio que compartía con su tío Juan, de 57 años, en el número 8 de la calle de Pablo Parellada de Torrero.

Aquella noche, de no ser por que agentes de los Grupos de Operaciones Especiales (GOES) entraron por la fuerza en la vivienda, es más que probable que Juan hubiera muerto. Así lo piensa el magistrado en su auto de procesamiento, en el cual explica que el fallecimiento fue evitado por la atención prestada allí mismo por los servicios sanitarios.

El herido presentaba en ese momento un avanzado cuadro de hipoglucemia e hipotensión y estaba a punto de colapsar. Además, tenía rotas varias costillas de ambas parrillas costales, un neumotórax causado por esas fracturas, un traumatismo craneal que le había provocado un edema cerebral y múltiples contusiones en la cara. El hombre ingresó directamente en la unidad de cuidados intensivos y necesitó 25 días para que las heridas se estabilizasen.

El motivo concreto de la agresión se desconoce, pero las broncas y discusiones que provocaba el sobrino eran continuas, como constataron los investigadores. Juan P. llevaba años residiendo en ese piso de Torrero y la convivencia con el resto de los vecinos era totalmente pacífica y cordial. Pero todo cambió cuando decidió acoger en su casa a su sobrino al salir este de la cárcel, en diciembre de 2022, tras cumplir una condena de cinco años de prisión por intentar matar a una persona con un cuchillo en la avenida de Cataluña.

Así es como el Equipo de Negociación Territorial y los GOES procedieron a la detención del autor de una brutal paliza a su tío, en un domicilio de Zaragoza.

La noche del 5 de febrero, sobre las 22.00, Vicente F. P. inició una nueva disputa y comenzó a gritar a su tío con expresiones del tipo: “Te voy a matar. Me has arruinado la vida, pero te mato. Aquí morimos los dos, cabrón, hijo de puta, esta noche mueres". Los insultos fueron acompañados de puñetazos y patadas en diversas partes del cuerpo, a pesar de que su tío, enfermo del riñón y del corazón, le pedía que lo dejara en paz y se marchara.

Una vecina, preocupada y asustada, llamó a su puerta para dejar constancia de que se estaba oyendo todo y regresó corriendo a su casa por temor al sobrino. No se equivocaba, pues instantes después este aporreaba la suya. El juez recoge en su escrito que luego fue Juan quien se arrastró hasta la puerta de la vecina a quien ya le había advertido con anterioridad que si algún día se acercaba hasta la misma y daba golpes no sería para que abriera, sino para que llamara a la Policía. La mujer así lo hizo y pudo ver cómo Vicente F. P. le gritaba a su tío “¡Que te metas para casa!”, mientras lo cogía de los pelos y, semi inconsciente, lo arrastraba por el rellano de la escalera hasta el interior del piso.

La paliza continuó en la vivienda, algo que el agresor dejó constancia puesto que se grabó con el teléfono móvil a sí mismo mientras lanzaba patadas en la cabeza y en el costado al hombre indefenso y desvalido.

Cuando la Policía se presentó, en torno a la medianoche, Vicente F. P. se negó a abrir y se atrincheró. Además, se hizo pasar por su tío para responder a los agentes cuando le preguntaban si se encontraba bien. “Marcharos de aquí o voy a sacar la escopeta y la voy a liar”, les dijo, entre otras cosas, al policía negociador y al resto de sus compañeros. A final, los agentes entraron por la fuerza y salvaron la vida a la víctima.

El miedo de Juan P. a su sobrino es tal que, al principio, negó que fuera él quien le había dado la paliza y la atribuyó a un asalto en la calle a cargo de unos supuestos desconocidos. Unas horas después se atrevió a confesar a la Policía que realmente había sido Vicente F. y se disculpó indicando que no había dicho la verdad porque no quería “arruinar la vida” al muchacho. Sin embargo, cuando una vez recuperado fue citado en el juzgado, volvió a la primera versión.

Precisamente sus afirmaciones exculpatorias fueron alegadas por sus abogados, Carmen Sánchez y Luis Ángel Marcén, para pedir su puesta en libertad provisional. Pero tanto el magistrado instructor como luego la Audiencia Provincial de Zaragoza la han denegado puesto que estiman que existen pruebas e indicios suficientes para acreditar que es el autor de la agresión. Además, consideran que hay un alto riesgo tanto de reincidencia, por la violencia y falta de control del investigado, como de fuga.

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