Arquitectura

Zaragoza pierde lentamente la identidad de sus portales

La gran cantidad de reformas a las que se someten los zaguanes hacen que se pierdan algunos bonitos o con elementos singulares como los murales cerámicos.

Un zaguán de la calle Madre Verduna, sin ningún tipo de decoración.
Un zaguán de la calle Madre Verduna, sin ningún tipo de decoración.
H. A.

La identidad de una ciudad la marca su arquitectura y su urbanismo. En este sentido, Zaragoza es única en su especie: la basílica del Pilar es la referencia, mientras en el corazón de la ciudad se viaja por diferentes etapas históricas con tan solo ver los ornamentos y las rejillas de sus edificaciones.

Una de las grandes señas de identidad de esta arquitectura son los portales. En algunos zaguanes, especialmente del centro de la ciudad, se guardan auténticas joyas atemporales: muralismos cerámicos, rejerías o elementos decorativos que los hacen únicos. Su existencia mengua cada vez más: las reformas de los portales han crecido sobremanera en los últimos años para mejorar la accesibilidad de los edificios y, en ocasiones, se llevan por delante estas piezas. La tendencia, además, es a que todos se parezcan entre sí, con formas sobrias y sencillas, sin mucha decoración.

"Es cierto que se reforman muchos portales y todos se parecen entre ellos, pero depende mucho de la zona, del nivel socioeconómico, de las posibilidades de inversión en arquitectura de interiores...", explica Sergio Sevilla, de Zaragoza Moderna (@zaragozamoderna), que investiga exhaustivamente todos los portales de la ciudad (y de entornos arquitectónicos) en busca de elementos como muralismos cerámicos. Se tiende, expresa, hacia una uniformidad a la hora de hacer reformas, que en su mayoría se ejecutan por cuestiones de accesibilidad, como la instalación de ascensores o bajada a cota cero. Por ejemplo, cita que en Romareda ha visto zaguanes nuevos "que no son tan asépticos o tan iguales como otros que se están viendo por el centro", con algún elemento más singular.

Que ahora muchos portales tengan formas sencillas y una decoración más escasa responde, principalmente, a una cuestión de tendencias. "No dejan de ser modas, igual que las de los años 60 tenían unas líneas estéticas muy definidas, o en los 80 o 90 había otras directrices. Dependen, en la mayoría de los casos, del dinero que se quiere invertir en ellas. Últimamente, tanto en obra nueva como en reformas la tendencia es invertir lo mínimo posible, lo que conlleva que al final nos encontremos con esta situación de generalización", añade Sergio Sevilla.

Un mural de cerámica seriada de Alfaraz y Miguel Durán Loriga, en un portal de la calle de Conde Aranda, antes de ser reformado.
Un mural de cerámica seriada de Alfaraz y Miguel Durán Loriga, en un portal de la calle de Conde Aranda, antes de ser reformado.
Zaragoza Moderna / Sergio Sevilla
El mural de cerámica de un portal de la calle de Conde Aranda, tapado tras su reforma.
El mural de cerámica de un portal de la calle de Conde Aranda, tapado tras su reforma.
Zaragoza Moderna / Sergio Sevilla
El interior de un portal reformado en el centro de Zaragoza.
El interior de un portal reformado en el centro de Zaragoza.
H. A.

Ahora, en los zaguanes reina la baldosa cerámica porcelánica de grises neutros o de color blanco. "Hace años, se tendía a poner rojos en las zonas altas, a no alicatar hasta el total de la altura de la cota de los alzados. También se pintaban en rojo, en unos tonos un poquito más llamativos. Eso también se ha perdido. Ahora son todos blancos, con una línea de LED como mucho para darle iluminación. Sobre todo, se eliminan barreras arquitectónicas", asevera el creador de Zaragoza Moderna.

"Esta tendencia, por un lado, nos lleva a una pérdida de identidad", confirma Sevilla. En los años 60, 70 y 80 es cuando surge el muralismo cerámico y es cuando se construyen edificios muy singulares en la capital aragonesa, donde se integran todas estas nuevas artes plásticas en su arquitectura. "En concreto, se tendía a la introducción de las artes plásticas, sobre todo la cerámica mural, la cerámica de vanguardia con aplicación mural, también artes plásticas como muralismo pictórico, elementos decorativos asociados a rejerías, a celosías, realizadas en hierro y en bronce, incluso vidrieras. Esto se incluye dentro de los elementos decorativos de las viviendas, de los portales", explica Sergio Sevilla. 

A medida que esto va pasando de moda, calan otros aspectos decorativos, "como pueden ser ladrillo, como en los 80, con arcos, cristales y otras parafernalias". Durante su investigación, han encontrado portales que han documentado su momento previo a una reforma y posterior, donde se pone de relieve que se pierden algunos de estos elementos, aunque en otros se conservan.

Un detalle de una barandilla con luz, en un edificio de Zaragoza.
Un detalle de una barandilla con luz, en un edificio de Zaragoza.
H. A.
El arco de sillería del portal de la calle de Santa Isabel, 18, en Zaragoza.
El arco de sillería del portal de la calle de Santa Isabel, 18, en Zaragoza.
QS Arquitectos

En la calle de León XIII, a la altura del número 5, se encuentra un caso de supervivencia de uno de estos murales. "Es una finca señorial con una gran escalera de acceso ya en el interior para subir a la zona de ascensores. Allí se introduce un mural cerámico que se desarrolla hasta el interior. En la obra de reforma para eliminar barreras arquitectónicas, se instala un ascensor en esa zona de escaleras señoriales, se acorta la escalera y se pone una plataforma elevadora para salvar la cota. Pero se mantiene, en el proyecto arquitectónico, el mural, que se introduce como un elemento singular", explica. Los vecinos de este bloque tienen un portal a caballo entre un estilo modernista con un toque muy diferente al resto.

En otros casos no hay tanta suerte, implicación o deseo de mantenerlos. "A lo mejor no tanto ya para hacerlo más accesible, sino incluso por moda, por cambiar ya el gusto estético del portal, por actualización, se elimina directamente el mural cerámico sin tener en cuenta ninguna consideración", manifiesta. Se dio, por ejemplo, en un zaguán del Camino de las Torres, a la altura del 23, con un mural que en un principio se debía mantener. "Hicimos un informe pericial y la resolución fue que se mantuviese o, a una mala, que permaneciese oculto. Creemos que no se mantiene ni se conserva almacenado ni nada, sino que directamente se han desprendido de él", se lamenta.

El mural de un portal de la calle de Isaac Peral, antes de ser reformado.
El mural de un portal de la calle de Isaac Peral, antes de ser reformado.
Zaragoza Moderna / Sergio Sevilla
El mural de un portal de la calle de Isaac Peral, después de ser reformado.
El mural de un portal de la calle de Isaac Peral, después de ser reformado.
Zaragoza Moderna / Sergio Sevilla

Para Alberto Sánchez, arquitecto especialista en patrimonio, esta situación es "un desastre" que obedece a varios factores. "Por una parte, a que las reformas de zonas comunes las suelen encargar los administradores de fincas a los mismos constructores y albañiles, y repiten los mismos materiales una y otra vez. Quitan todo lo que hay y ponen pladur y un porcelánico estándar (o un travertino barato). Colocan luces LED y una nueva puerta de aluminio y fin", declara. "Todavía quedan portales muy interesantes en Conde Aranda y en San Vicente de Paúl, de los años 40 y 50, con mucho interés. Los que están protegidos no deberían correr peligro, pero la mayoría van a ir desapareciendo", añade.

Considera que otro tema importante a tener en cuenta en la desaparición de estos portales antiguos es "la falta de criterio e interés por la arquitectura y el diseño de la población en general". "En Milán, por ejemplo, los portales son fantásticos porque la gente no permite que se haga cualquier cosa", ejemplifica.

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