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Las acusaciones mantienen que las pruebas por asesinato contra Keita son "apabullantes"

El juicio, que se celebra en la Audiencia Provincial de Zaragoza, concluirá el próximo lunes con veredicto del jurado. 

El acusado, de espaldas, toma notas delante de su abogada defensora, Elena Carnicer.
El acusado, de espaldas, toma notas delante de su abogada defensora, Elena Carnicer.
FRANCISCO JIMENEZ

Tenía un motivo, había amenazado de muerte a la víctima, tres testigos lo vieron salir de la escena del crimen con la ropa y un cuchillo ensangrentados, su ADN estaba en el arma que acabó con la vida su cuñado Alie Sidibeh y huyó de Zaragoza al verse descubierto. Las pruebas contra Bobo Keita son "apabullantes", como indicó al jurado la abogada Eva Martín, que representa a Chima, hermano de Sidibeh.

Antes que ella, la fiscal Victoria Esponera había incidido en todos los hechos objetivos que le llevan a pedir un veredicto de culpabilidad. Lo mismo hizo María Fornoza, abogada de la mujer de Keita, que recordó que Alie Sidibeh fue quien la ayudó a comenzar una nueva vida en Zaragoza huyendo de la violencia del acusado.

La representante del Ministerio Público desvirtuó las explicaciones que el acusado ha ofrecido a lo largo del juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Zaragoza. El inmigrante gambiano, de 43 años, declaró que su intención al acercarse hasta el portal del número 29 de la calle de Don Pedro del Luna el 23 de junio de 2022 no era otra que "hablar" con su cuñado, ya que lo consideraba responsable de que su mujer se hubiera marchado de Calella (Barcelona) con sus tres hijos y no pudiera ver a estos. "Lo quería como a un hermano", llegó a decir este jueves el acusado refiriéndose al fallecido.

En esa fecha Keita tenía una orden de alejamiento tanto de su esposa como del piso del cuñado. La razón: la primera lo había denunciado por malos tratos y el segundo, por amenazas de muerte. Todo esto no fue obstáculo para que se acercara hasta allí pero, según su versión, al llegar al portal oyó a Alie lamentarse y, al entrar, lo vio "pelear" con un "chico". Añadió que él se interpuso con el ánimo de "separarlos" y le quitó el cuchillo al agresor, que "huyó" del lugar. Bobo Keita decidió entonces marcharse porque sintió "miedo".

Para la fiscal y las acusaciones particulares, su explicación no es nada razonable y las pruebas –testificales, periciales, técnicas y policiales– dicen otra cosa muy distinta. En concreto, que el acusado sorprendió a la víctima cuando bajaba a la calle y, armado con un cuchillo de caza que había comprado en una armería, lo apuñaló repetidamente hasta causarle la muerte. 

El ataque se produjo en un pequeño rellano y fue muy rápido. Lo que no esperaba el agresor es que un amigo de Alie, Mahamadou F., lo sorprendiera saliendo del portal, lo siguiera unos metros en su huida y facilitara su identidad, descripción y número de teléfono móvil a la Policía.

"Esto le hizo cambiar de planes y dejar en Zaragoza el coche con el que se había desplazado desde Barcelona ese mismo día con intención de matar a su cuñado y buscarse un transporte para huir hasta Alcarrás, apoderarse del documento de identidad de un compatriota, pernoctar en un hotel y huir un día mas tarde a Almería", relató.

Cuando la Policía lo detuvo en la capital andaluza, el acusado vestía las mismas zapatillas rojas, manchadas de sangre, que captaron las cámaras de un bar del paseo de Calanda al que entró a lavarse. Además, en el vehículo, que había aparcado a escasos metros del lugar del crimen, la Policía encontró el tique de compra de un cuchillo similar al usado en el asesinato. Los testigos que lo vieron salir armado del portal          describieron que vestía una chilaba africana que la Policía encontró después en la calle de Sangenis debajo un coche junto con el arma del crimen.

En lo único en que discreparon las acusaciones fue en las agravantes que piden para el acusado, ya que la fiscal no aprecia el ensañamiento –"murió en menos de dos minutos"– ni el parentesco porque ya no existía entre ambos la confianza de ser cuñado.

"Si lo hubiera querido matar habría encargado su muerte en Gambia. No lo hago en España, no soy tonto, aquí hay tecnologías y te pillan"

Por su parte, la abogada Elena Carnicer, pidió al jurado que valorara "en conciencia" las pruebas y calificó de "chapucería" el atestado policial. Sobre todo, en relación a la filiación de los implicados porque "ni Alie    es hermano de la mujer de Keita ni Chima lo es de Alie", cuya  representados por las acusaciones particulares, cuya personación cuestionó.  "En su país se considerarán familia, pero no hay niguna documentación que avale ese parentesco", dijo. 

La letrada trató de desvirtuar también la cadena de custodia de las pruebas biológicas y las imágenes aportadas mediante la grabación realizada por un policía con su teléfono móvil, en vez de llevarse el soporte entero. En el uso de la última palabra, el procesado insistió en que él no asesinó a Alie Sidibeh y explicó que, si hubiera querido, habría pedido que lo mataran en Gambia en una de sus visitas. "Yo no lo hago en España, no soy tonto, aquí hay tecnologías y te pillan", ha dicho.  

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