Los testigos "mudos" ayudan a los forenses a explicar al jurado el asesinato de Las Delicias

El acusado de matar a su cuñado en Zaragoza alega en su defensa que en el momento de los hechos bebía 15 litros de alcohol diarios. 

El acusado, Bobo Keita, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, Bobo Keita, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Los médicos forenses son conscientes de que los juicios con jurado son diferentes a los  que se celebran con tribunal profesional, por lo que deben ser muy pedagógicos en sus explicaciones. Sobre todo, porque deben hacerle entender cuestiones médicas y técnicas de la autopsia y la escena del crimen que resultarán claves a la hora de decidir su veredicto.

Al tribunal popular que juzga a Bobo Keita en la Audiencia de Zaragoza como presunto autor del asesinato de su cuñado Alie Sidibeh le quedaron hoy pocas dudas de cómo se produjo el ataque, tras escuchar a los profesionales que intervinieron en la causa: "La agresión fue muy rápida y en un espacio muy reducido. Las lesiones fueron atroces y se concentraron todas en una región anatómica de no más de 40 centímetros".

Los forenses Susana Cosculluela y Salvador Baena    prepararon una presentación lo suficientemente gráfica para que los jurados comprendieran lo sucedido, pero sin llegar a mostrar toda la crudeza de un crimen. 

Les contaron que sus conclusiones no son gratuitas, sino que responden a la ciencia forense y a la interpretación de lo que llaman "testigos mudos", es decir, a la sangre, las prendas de vestir de víctima y asesino, el arma del crimen, el dibujo y disposición de las heridas, la penetración de las mismas, la región anatómica donde se encuentran, la rigidez cadavérica, la posición del cuerpo, la presencia de tóxicos en el organismo de ambos implicados, etcétera.

Proyecciones de sangre y salpicaduras que explican el crimen

En este caso y apuntalando la exposición que el día anterior hicieron los agentes del Grupo de Homicidios y de Policía Científica, los médicos explicaron a los jurados el significado de las proyecciones de sangre, las salpicaduras, el goteo o la acumulación que se encontraron en el lugar del crimen. Este se cometió en un pequeño rellano de las estrechas escaleras de un bloque de pisos de la calle de Don Pedro de Luna.

"Cuatro pies juntos en una escalera caben con dificultad", les ilustraron; sobre todo teniendo en cuenta la corpulencia tanto del presunto asesino como de la víctima. Los profesionales manifestaron que el fallecido no tuvo ninguna posibilidad de defensa y en su cuerpo se encontraron cuatro heridas (una en la cabeza, otra tras una oreja, una tercera en la espalda y una cuarta en una mano) producto más de una protección por instinto de supervivencia que por repeler el ataque.

A Alie Sidibeh, de 42 años, no le sirvió de nada. El cuchillo táctico empleado por el criminal le causó al menos otras diez lesiones, una de las cuales le seccionó la arteria axilar e hizo que la sangre saliera con tanta fuerza que impregnó las paredes de una forma muy característica.   También contribuyó la velocidad con la que el asesino manejó el cuchillo y las salpicaduras que dejó en la pared. 

Esa lesión arterial era mortal de necesidad pero, además, el fallecido recibió dos más que le colapsaron los pulmones y otra en el abdomen que le causó una peritonitis. "Cualquiera de ellas, sin atención médica, le habría causado la muerte", dijeron. Pero, a la postre, el hombre murió desangrado.

Los médicos también se entrevistaron con el acusado para comprobar su estado mental y concluyeron que tiene perfectamente conservadas sus facultades mentales. Describieron su discurso como "elaborado y con estrategias con fines manipulativos". Aunque en su descargo les contó que cuando se cometió el crimen el consumía hasta 15 litros de alcohol diarios (cervezas y chupitos) y heroína (180 gramos), los forenses dijeron que semejantes cantidades no solo les parecían  "algo exageradas" sino "incompatibles con la vida".

El juicio continuará mañana con los informes de las partes y se otorgará al acusado el derecho a la última palabra. Su abogada defensora, Elena Carnicer, designada por el Turno de Oficio, solicita inicialmente la absolución, mientras que las abogadas de la acusación, María Fornoza –en representación de oficio de la hermana del fallecido y exmujer de Bobo Keita–; Eva Martín, en nombre del hermano de la víctima, y la fiscal Victoria Esponera piden penas de entre 20 y 27 años de cárcel por asesinato, hurto y falsedad documental.

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