Urbanismo

Vivir en los confines de Zaragoza: "Si me tocase la lotería, me iría de esta casa"

Los vecinos de los bloques de viviendas situados entre las calles de Puerta de Alcalá y Fuente de Neptuno, en Arcosur, deben caminar 15 minutos para encontrar el edificio más próximo.

Nerea y Rocío, junto a los bloques de vivienda de la calle Puerta de Alcalá y Puente del Reino, en Arcosur.
Nerea París y Rocío Torres, junto a los bloques de vivienda de la calle Puerta de Alcalá y Puente del Reino, en Arcosur.
Toni Galán

Misión: llegar hasta el Actur. Punto de partida: calle de Puerta de Alcalá, Arcosur. Anda siete minutos, coge un bus que tarda trece minutos y, finalmente, súbete a un tranvía para cruzarte tres cuartos de ciudad. Duración del trayecto: una hora y cuarto. Los vecinos del bloque de viviendas de la citada vía del barrio más joven viven un infierno parecido si quieren ir más allá del centro de Zaragoza y no tienen vehículo personal. En este edificio termina (o comienza, según se vea) la ciudad.

"Mi buzón es el último de la ciudad", dice con cierta alegría José Antonio Hernández, vecino de uno de estos bloques, construidos en 2013. Son de los primeros que se edificaron en todo este joven barrio, antes del proyecto por fases, por lo que los cimientos se colocaron en los confines de Zaragoza, muy cerca de la Feria de Muestras. De hecho, desde la calle de Puerta de Alcalá, hay que caminar un cuarto de hora para encontrar el edificio más próximo. Un auténtico páramo por el que durante una mañana entera no pasan más de diez personas.

Las casas de la Puerta de Alcalá y Puente del Reino se encuentran a unos 15 minutos andando del edificio más próximo.

El edificio de Hernández es una promoción de cooperativa. Compró el piso sobre plano en 2008, pero no se terminó hasta hace 10 años por "problemas" con una línea de gas y otra de alta tensión. La entrega de llaves se demoró unos meses, asegura, porque ni siquiera la calle estaba terminada. "Para una persona ajena a la historia de Arcosur, estos inconvenientes harían pensar que tendríamos que haber renunciado a la vivienda o que ni siquiera tendríamos que haber venido a vivir aquí", indica José Antonio.

Al fondo de la avenida, el bloque de viviendas de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Al fondo de la avenida, el bloque de viviendas de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Toni Galán
El entorno de las calles de Puerta de Alcalá y Puente de la Reina, en Arcosur.
Al fondo, dos bloque de viviendas de la calle de Puerta de Alcalá y Puente del Reino, en Arcosur.
Toni Galán

Pero él lo veía de otra manera. Vivía de alquiler en San José por unos 500 euros al mes, y los precios de compra estaban disparados, hasta que apareció Arcosur, un soplo de vivienda asequible por aquel entonces, en un barrio que tenía "un buen planteamiento".  "Soy ingeniero y siempre he trabajado en polígonos", añade Hernández, por lo que el emplazamiento no era malo. Los pioneros de este joven distrito tenían el ejemplo de Valdespartera, aunque sabían "que no iba a ser fácil y que faltarían muchos servicios por cubrir".

"En Arcosur hay un enorme sentimiento de unidad, de apoyo entre vecinos. Muchos venimos de pueblos pequeños. En el mío, por ejemplo, no hay ninguna tienda, y dependes del coche para ir a comprar al municipio de al lado cualquier cosa que necesitas. Es muy habitual preguntar al vecino si necesita algo ya que vas para aprovechar el viaje", dice este zaragozano. Un ambiente de "pueblo pequeño", pero en un bloque de 8 plantas con jardines y piscina en la azotea. "Aquí, puedes ir en bici por la calle con tus hijos con mucha más tranquilidad porque hay poco tráfico y la visibilidad es enorme", defiende Hernández. El barrio cuenta ya con una instalación deportiva con canchas de fútbol, baloncesto y "un circuito de bicis que viene a usar mucha gente de fuera".

Los inconvenientes, por supuesto, son el transporte. "La lanzadera al tranvía pasa cada 15 minutos", asegura. Una marquesina de bus en mitad de la nada, rodeada de terrenos diáfanos vallados y con apenas un metro de acera. "No hay casi papeleras ni bancos porque el Ayuntamiento, cuando recibió la urbanización, no exigió que se la entregaran con mobiliario urbano", se lamenta. Solo se ve asfalto y cemento en el entorno. "Las comunicaciones también son un poco engorrosas ya que hay aún mucha calle sin urbanizar, lo que obliga a dar rodeos".

Vistas desde la azotea de la urbanización de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Vistas desde la azotea de la urbanización de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Toni Galán
Vistas desde la azotea de la urbanización de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Vistas desde la azotea de la urbanización de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Toni Galán
Vistas desde la azotea de la urbanización de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Vistas desde la azotea de la urbanización de la calle de Puerta de Alcalá, en Arcosur.
Toni Galán

Por ejemplo, una reivindicación habitual en esta zona del barrio es "la apertura de la calle Fuente de Neptuno hasta la Feria de Muestras". Arcosur recibiría una entrada más sin tener que ir hasta el centro del barrio por la Z-40. El Ayuntamiento ya aprobó esta modificación en 2021, pero todavía no lo ha ejecutado. "No puedes ir andando al bar y a veces tienes que salir a buscar un repartidor que se ha perdido buscando la calle", resume, aunque no encuentra muchos más inconvenientes a los que tendría un vecino de los bloques pegados a Valdespartera.

"Lo único bueno de vivir aquí es la tranquilidad"

Nerea País y Rocío Torres, junto a la urbanización más alejada de Zaragoza.
Nerea País y Rocío Torres, junto a la urbanización más alejada de Zaragoza.
Toni Galán
El entorno de las calles de Puerta de Alcalá y Puente de la Reina, en Arcosur.
El entorno de las calles de Puerta de Alcalá y Puente de la Reina, en Arcosur.
Toni Galán

Muchos vecinos de estos bloques opinan como Hernández, pero no todos. Rocío Torres y Nerea París, amigas propietarias de dos pisos en esta zona, creen que "lo único bueno" de vivir allí "es la tranquilidad". "Y a mí si me dices... Mañana te toca la lotería, ¿qué haces? Pues otros no sé qué harían. Yo lo primero que hago es irme de aquí. Estoy contenta, no lloro diariamente, pero...", se lamenta una de ellas. 

Rocío Torres adquirió su piso sobre plano antes del estallido de la burbuja. "En teoría, el tranvía iba a llegar hasta la puerta de nuestra casa y esto iba a ser un barrio en condiciones", comenta. En un inicio, cuando todo estaba aún más vacío, lloró mucho y no quería estar allí. Además, ella y su marido son "muy moteros", pero necesitan el coche para acercar a sus dos hijos pequeños al cole. "Si viviéramos en un sitio mejor comunicado, quizá no lo tendríamos, porque no lo necesitaríamos y nos ahorraríamos muchísima gasolina", asevera esta zaragozana de 35 años. Andando tardan en llegar al colegio más cercano unos 20 minutos, pero no es lo mismo hacer el trayecto con dos niños que sola. 

"Para ir a comprar el pan me tengo que cruzar el barrio. Andando a buen paso llego a media hora, por lo que siempre tengo que coger el coche", critica Torres, que se planteó seriamente no firmar la hipoteca y perder los 30.000 euros que abonó en un inicio. "Ahora estoy más contenta, porque al final aquí los vecinos también son jóvenes, y haces migas. Ahora me daría pena", expresa. Sus hijos se relacionan con los de los otros pisos y, en ese sentido, es una comunidad muy unida. "Sabes que aquí no te va a pasar nada, ni siquiera si vienes andando sola o algo así", añade. Lo raro, en estas calles, sería encontrarte con un desconocido.

Además, opina que, tal y como están los precios de las viviendas de obra nueva hoy en día, le resultaría muy complicado encontrar algo como lo que tiene por menos de 250.000 euros. "¿Dónde encuentras estas calidades, con terrazas enormes, una piscina, una zona de reuniones, sin gastarte un dineral?", se pregunta esta zaragozana, que llegó a Arcosur tras vivir en Valdefierro. "Pero soy una chica muy de barrio, y aquí no hay barrio, no hay nada", incide.

Al fondo, dos bloque de viviendas de la calle de Puerta de Alcalá y Puente del Reino, en Arcosur.
El entorno de las calles de Puerta de Alcalá y Puente de la Reina, en Arcosur.
Toni Galán
El entorno de las calles de Puerta de Alcalá y Puente de la Reina, en Arcosur.
El entorno de las calles de Puerta de Alcalá y Puente de la Reina, en Arcosur.
Toni Galán

La modificación del proyecto de este barrio residencial para construirlo por fases hace que esta zona quede totalmente apartada, sin visos de que acabe pronto su soledad. "Somos los aislados. Quizá yo ya no vea esta zona con más vida y sí lo vean mis hijos, pero quedan muchísimos años aún", siente. Lo que le pesa no es el transporte, ya que llega fácil al trabajo por la Z-40. Lo que realmente fue un calvario en su inicio fue la falta de vida en el largo trayecto que tiene hasta casa.

Conejos o serpientes

El estar tan cerca de la autovía no supone un problema para el ruido, ya que el Ayuntamiento instaló una barrera para evitar que el ir y venir de los coches y camiones no entrase en las viviendas, aunque José Antonio Hernández denuncia que la infraestructura ya está llena de pintadas. El problema trasciende a los animales. "Nos hemos encontrado muchas veces conejos atropellados en la carretera, pero va por temporadas", dice Rocío Torres. Pero se ha encontrado con un miedo impensable para alguien que vive, por ejemplo, en Las Fuentes: las serpientes.

"Alguna vez, en la terraza, me he encontrado alguna serpiente. O me llama mi vecina y me avisa porque ve que me va a entrar una", indica. Al mirar por las cristaleras de su bajo, solo se ve un amplio yermo. "Con lo que podría salir de ahí...", piensa este redactor. 

Animales salvajes al margen, echa en falta servicios básicos, como una farmacia. "No hay ni una sola cerca", denuncia. Hay dos bares, dos colegios, una peluquería, un bazar y una academia de inglés. De hecho, muy pocos establecimientos de comida reparten a domicilio por esta zona. "Punto positivo de vivir aquí: los atardeceres", declara esta zaragozana.

Cada vecino es un mundo. Hay quienes aprecian la comunidad que se forma en este bloque de vecinos del entorno de Puerta de Alcalá, y hay quienes condenan que han terminado en una especie de cárcel de vallas que prometió ser un campo de flores. El silencio reina durante el camino a esta urbanización. Solo pasan coches, alguna persona mayor con un carrito, y muchos dueños de perros que aprovechan el inhabitado terreno para corretear. Muchísima tranquilidad, pero, ¿a qué precio?

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