Los robots de Goggo abandonan Zaragoza ante los problemas financieros de la empresa

La compañía había pedido permiso al Ayuntamiento para ampliar su radio de acción, pero todo cambió en cuestión de semanas.

El local de Goggo en Zaragoza, junto al número 2 de la calle de Coimbra, ayer, con la persiana bajada
El local de Goggo en Zaragoza, junto al número 2 de la calle de Coimbra, ayer, con la persiana bajada
Heraldo

Los robots de reparto de Goggo Network ya no circularán más por Zaragoza. Los problemas financieros de la compañía, que habría terminado su andadura poco después de presentar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y despedir a sus trabajadores, han puesto punto y final al desembarco de estos mensajeros sobre ruedas, que llegaron a trabajar con empresas como Aloha Poke, Panishop o Pascual.

Sus responsables habían pedido permiso al Ayuntamiento para ampliar su radio de acción en la margen derecha a partir de octubre, una solicitud que llegó a ser aprobada por el área de Medio Ambiente y Movilidad, pero todo ha cambiado en cuestión de semanas, hasta el punto de que ya no queda rastro de su presencia en la capital, una de las localidades elegidas para probar sus robots junto al municipio madrileño de Alcobendas, donde colaboró con marcas como Telepizza o Día.

El local que tenía junto al número 2 de la calle de Coimbra lleva días con la persiana bajada. Los trabajadores de las empresas del entorno confirman que se empezó a desmantelar hace poco más de una semana y que, desde entonces, los robots –que se habían convertido en uno más en la zona– han dejado de circular. “Nos ha dado mucha pena. Parecían gente muy trabajadora. Estaban por aquí incluso en fines de semana”, explicaba uno de los vecinos del portal contiguo.

La compañía también ha cesado su actividad en redes sociales. En X (antes Twitter) no postea desde el pasado 29 de marzo y en Instagram, desde el 10 de mayo. Ayer, sus responsables declinaron hacer declaraciones.

Una trayectoria meteórica

El auge y caída de Goggo, fundada hace apenas cinco años por el emprendedor Martin Varsavsky y Yasmine Fage y galardonada en 2022 con el Premio Líder Empresa Tecnológica, recuerda a casos como el de Reby, que también abandonó la ciudad sin previo aviso y se llevó sus patinetes eléctricos de alquiler.

La firma se presentó en julio de 2022 con la intención de desplegar 80 robots por toda la ciudad y el objetivo de revolucionar el llamado reparto de última milla. Pensaba, incluso, en llegar a barrios como el Actur y traer a Zaragoza vehículos de mayor tamaño, siguiendo la estela de su alianza con Carrefour en Francia.

En estos meses mapeó calles como Don Jaime I o el paseo de la Independencia, donde hizo pruebas piloto con clientes reales. El funcionamiento era sencillo. El usuario solo tenía que hacer el pedido y el robot se encargaba de llevárselo hasta su puerta. Una vez en el punto de destino avisaba a través de un mensaje en el teléfono móvil y, con solo hacer ‘click’ en un enlace, el cliente podía abrir la tapa y recogerlo.

Cada vez que los robots salían a la calle se convertían en el centro de todas las miradas. Primero lo hicieron acompañados por responsables de Goggo y, posteriormente, de forma autónoma, una innovación que dio pie a no pocas anécdotas, como la del que se estampó contra el escaparate de un local de la calle de Santa Cruz.

El servicio, sin embargo, no terminó de cuajar. Principalmente, por la velocidad de los robots, excesivamente lenta en comparación con las alternativas existentes. Esto hizo que la empresa, que llegó a probar varios modelos en las calles de Zaragoza, se replantease su público objetivo, apostando por el reparto a hoteles y restaurantes.

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