feria del pilar

Infame espectáculo en una corrida que estuvo al borde de la suspensión en Zaragoza

Fandi, Castella y Ureña se van de vacío en un festejo marcado por el desastre previo vivido en los corrales. Hasta 24 animales fueron examinados para que se aprobasen 6. 

Paco Ureña propuso lo más destacado de muleta con su toreo al natural.
Paco Ureña propuso lo más destacado de muleta con su toreo al natural.
Rubén Losada

«Cura sana, cura sana. Si no te curas hoy, te curarás mañana». Las autoridades acarician la fachada -la frente- de la plaza deseando que esto se pase pronto, pero no acaban de asimilar que la niña bonita lleva algo más que un rasguño o un golpecito. Está enferma de verdad. Y si los de arriba no ponen remedio, los de abajo la veremos morir.

Hay que actuar cuanto antes. Zaragoza no puede vivir más episodios como el de este martes. Hasta rebasado el mediodía, la amenaza de suspensión sobrevolaba Pignatelli. Los toros titulares (tres de José Vázquez y tres de Matilla) habían sido rechazados el lunes y, en las horas previas al festejo, el baile de corrales fue incesante.

24 animales -se dice pronto- pasaron examen antes de que el presidente, José Antonio Ezquerra, sus asesores y los equipos gubernativos aprobasen cuatro de Vázquez, uno de José Luis Pereda y otro de la familia Fraile para echar pa’ lante la tarde.

¿A qué precio? Al que pagan los aficionados que protestaron al inicio del encierro. ¿Con qué resultado? El que todos esperaban; porque incluso a los más palmeros del Fandi les costó conectarse a un espectáculo viciado.

La corrida se tapó algo por la cara, que es la solución fácil en estos casos, pero tuvo un juego infame. De principio a fin. Desde que el propio granadino se mostrase incapaz de sostener en pie al primero, hasta el cierre de Paco Ureña con uno Valdefresno que cantó la gallina enseguida.

Entre tanto, solo el murciano propuso algo. Fue ante el tercero, un manso declarado de José Vázquez que no quiso saber nada del caballo, pero después embistió con nobleza en la muleta. En tiralíneas, con más viaje que estética, exceptuando una tanda al natural que alcanzó otra dimensión.

Faena de mérito, por las complicaciones que había delante, que de ser bien culminada con la espada -pinchó hasta cuatro veces antes de enterrarla- le hubiese valido la oreja. De ley. No como la que seguidamente se le pidió a Fandila por una labor efectista.

Poco le importó la condición del animal. Ni al colocarlo -al revés- en el jaco; ni al repetir el repertorio de siempre: las celebradas banderillas y una trapacera faena que, para colmo, fue rematada con un espadazo defectuoso que jaleó sin sentido.

Tampoco funcionó a aceros ni tuvo opciones de triunfo Sebastián Castella. Su primer toro no tuvo recorrido alguno, y el francés se puso pesado sin reparar que no estaba en un pueblo. Con el quinto -otro de José Vázquez escurrido de cuartos traseros- estuvo más condescendiente con el respetable, que bastante había tragado durante el día, y abrevió.

Ficha

Plaza de toros de Zaragoza. Quinto festejo del abono de la Feria del Pilar, con un casi tres cuartos de entrada en los tendidos. Volvió a sonar el himno de España antes de que se rompiera el paseíllo y se desatara la bronca hacia el palco y la empresa. Se lidiaron cuatro toros de José Vázquez, justos de presentación y de nulo juego; uno de José Luis Pereda (1º), muy escaso de fuerzas; y otro de Valdefresno (6º) que, junto al 3º, fue lo mejor del conjunto conjunto de la corrida.

David Fandila ‘el Fandi’: silencio y ovación tras petición.

Sebastián Castella: silencio y silencio.

Paco Ureña: Ovación tras aviso y división de opiniones tras aviso.

Presidió José Antonio Ezquerra: bien al frenar la oreja al Fandi.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión