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Oreja para Tristán Barroso en una novillada que termina con escándalo

Vergonzoso encierro de la ganadería Santafé Martón. Un animal rechazado en el reconocimiento saltó al ruedo.

Desplante de Tristán Barroso.
Desplante de Tristán Barroso.
Toni Galan

«Si echamos para atrás el primero, nos quedamos sin sobreros». Es el pensamiento que debió aflorar en el palco al iniciarse la novillada de este sábado. Solo así se explica que el usía Jorge Moreno -que se estrenaba en La Misericordia- mantuviera el inválido de Santafé Martón que abrió plaza y después, conforme fue avanzando el festejo, alterase su criterio.

El declive ganadero de Zaragoza es una tortura para los presidentes. Ellos mismos temen lo que aprueban. Saben que esos animalitos no se sostienen. Y en esas transcurrió la tarde de este sábado, desplomada desde que ese primer novillo perdió los remos en repetidas ocasiones, desde que Diego Bastos tuvo la desvergüenza de brindar al público una faena vacía.

Imposible robarle un lance. Como imposibles fueron también el segundo, que sí fue devuelto tras desplomarse en el caballo, y el que saltó en su lugar, que de más hizo en llegar con vida a la muleta de Daniel Medina.

Eran las seis y media y lo único que habíamos sentido es vergüenza. La que no tuvo el ganadero al embarcar esos bichos escurridos, que apenas se tapaban por la cara. Como el Cabezón que hizo de tercero y, en cierto modo, rebajó el enfado con sus embestidas prontas y alegres.

Las aprovechó Tristán Barroso para arrancarle una oreja a partir de una labor afianzada en su mano derecha. Más pinturero que poderoso. Así es el concepto de un torero que este sábado vivió algo insólito: sorteó un novillo (el sexto) que había sido rechazado en el reconocimiento previo.

Sí, leen bien. Esa raspa que fue devuelta sin motivo aparente nunca debió saltar al ruedo. ¿El motivo? Una confusión en el enchiqueramiento. ¿La responsabilidad? Compartida entre todas las autoridades que no se percataron.

Fue el propio presidente el que, al ser advertido por las cuadrillas de que ese novillo no había sido sorteado, resolvió la papeleta haciendo asomar el pañuelo verde. Vaya un debut para Moreno. Vaya escándalo de festejo, que se cerró con vuelta al ruedo del propio Barroso.

El arrebato del cacereño, magnificado ante el sobrero de Toros de San Román, sobresalió ante sus compañeros. Bastos tardó en cogerle al aire a sus oponentes y toreó con más aspavientos que verdad. Lo mejor de Medina se vio a la verónica; con la muleta le faltó asentamiento y mando.

Ficha

Plaza de toros de Zaragoza. Segundo festejo del abono de la Feria del Pilar, con un cuarto de entrada en los tendidos. Sonó el himno de España antes de que se rompiera el paseíllo.

Se lidiaron cuatro novillos de la ganadería de Santafé Martón, bajos en presentación y juego, y dos sobreros de Toros de San Román que tuvieron sus complicaciones.

Diego Bastos: silencio y ovación.

Daniel Medina: silencio y silencio.

Tristán Barroso: oreja y vuelta al ruedo.

Presidió Jorge Moreno: Mal.

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