El jurado declara culpable de asesinato al acusado de matar a su vecina de San José

Descarta que actuara en legítima defensa y cree que atacó a la víctima por la espalda cuando acababa de llegar a casa y estaba abriendo la puerta. 

Aragón. Audiencia Provincial Zaragoza. Comienza juicio con jurado contra Adil Lazizi por asesinato de Cristina G. L., su joven vecina de San José / 12-09-2023 / FOTO: GUILLERMO MESTRE[[[FOTOGRAFOS]]]
El acusado, Adil Lazizi, durante el juicio contra él por asesinato. ]]
Guillermo Mestre

Culpable de asesinato con las agravantes de alevosía, ensañamiento y reincidencia. El jurado no ha tenido ni una sola duda de que Adil Lazizi, de 47 años, arrebató la vida a cuchilladas a Cristina G. L., de 32, de manera sorpresiva y por la espalda el 30 de mayo de 2022.

Las razones de por qué cometió tan salvaje crimen las conocerá él en su fuero interno porque ha quedado totalmente descartado que el homicida tuviera algún tipo de relación con la víctima que fuera más allá de ser el vecino de rellano del número 8 de la calle Alegría en San José. 

Pero, lamentablemente, el ataque tampoco fue del todo inesperado, puesto que Adil Azizi había asesinado de la misma manera a otra joven en 2001  en Madrid. De hecho, cuando se cruzó en el camino de Cristina G. L. estaba fugado de la cárcel de Zuera desde hacía casi dos años tras no regresar de un permiso penitenciario. 

La familia de la joven, representada por el abogado Rafael Ariza, tiene pendiente una reclamación patrimonial contra el Estado por culpa 'in vigilando', es decir, por no haber controlado a la persona que tenía bajo su vigilancia. Y más en este caso, dada su peligrosidad, puesto que durante dos años estuvo viviendo en Zaragoza con la mujer a la que había conocido en prisión, primero en un piso en Torrero y luego, en el de San José.  

Ahora, una vez conocido el veredicto del jurado, la sentencia será dictada por la magistrada-presidenta del jurado Nicolasa García Roncero. La pena que le impondrá oscilará entre los 25 años que han pedido tanto la Fiscalía como la acusación particular (la máxima para un delito de asesinato con las tres agravantes) y los 22 y 6 meses que ha solicitado la abogada de la defensa, Carmen Sánchez (la mínima para el mismo delito). La letrada ha añadido que si se le condena a esa pena el acusado se compromete a no recurrir la sentencia. 

El jurado se ha mostrado contrario a cualquier tipo de beneficio para el reo. La acusación particular, además, ha planteado que en el supuesto de que en algún momento pudiera plantearse la posibilidad de sustituir la pena por la expulsión de Adil Lazizi a su país, Marruecos, esta se concediera cuando accediera, en el caso de que lo haga, al tercer grado. "No se puede permitir que un sujeto de esta peligrosidad pueda transitar de nuevo por la calle", ha manifestado.

El criminal atacó a su vecina cuando la joven volvía a casa tras haber estado visitando a una pareja que acababa de tener un bebé. Antes de irse de casa le habían dado unos trozos de pollo y cachopo en un par de túpers para cenar. Un amigo la llevó en coche prácticamente hasta su casa y apenas ocho minutos después había asesinada de forma salvaje por Adil Lazizi. 

En total, recibió 30 cuchilladas, varias de ellas mortales de necesidad. La estaba esperando provisto de unos guantes de fregar, un cuchillo de 20 centímetros de hoja y 4 de ancho y tapado con una gorra. La atacó por la espalda y sin posibilidad de defenderse. El agresor también salió herido, fruto del forcejeo que mantuvo la víctima sin éxito alguno. 

A pesar de que durante su declaración Adil Lazizi se presentó como una "víctima" e insistió en que fue Cristina quien lo atacó primero, ninguna prueba ha habido de ello. Todas han apuntado en su contra. Desde los informes policiales a los médicos forenses. Y también las declaraciones de los testigos, en especial la de un vecino que, por miedo a que le pudiera ocurrir a él algo, bajó al rellano a tratar de socorrer a la joven mientras ya agonizaba y grabó sus últimas palabras. "Ha sido el de ahí", pudo aún decir mientras señalaba con su mano la puerta de la vivienda del criminal.

 

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