Inmobiliaria
¿Por qué hay tantas fachadas 'flotantes' en Zaragoza?
Algunas rehabilitaciones de vivienda o promociones de obra nueva exhiben el esqueleto de los edificios que se encontraban allí antiguamente.
El Coso de Zaragoza denota historia. Entre sus edificios pasan diferentes épocas de la antigua Cesaraugusta. Esta parte de la ciudad, que rodeaba la antigua muralla, tiene un rico patrimonio a la vista. Pero hay uno de los bloques que llama la atención por ser el ‘patito feo’. A la altura del número 9, una fachada 'flotante' amenaza a la armonía de la arquitectura de esta vía. Además, no se trata de cualquier bloque: es el más viejo de la manzana. Sus entrañas fueron retiradas hace ya varios años y no hay signo de que vayan a volver. Es tan solo un ejemplo de lo que ocurre con varias edificaciones de la ciudad, que bien se derriban y caen en el letargo o bien se convierten en promociones de obra nueva.
Es una forma de mantener la esencia durante su construcción, pero también una controversia dentro del mundo del urbanismo. Al fin y al cabo, el mantenimiento de la fachada se produce, en gran parte de las ocasiones, por una cuestión de protección del Patrimonio por parte del Ayuntamiento. “Ha de conservarse la fachada, la caja de escalera, las carpinterías y las rejerías”, dicen todos los expedientes de esta área del Consistorio. Muchos de ellos terminan con un solar detrás, al no salir adelante los proyectos inmobiliarios que pensaban darles vida, como es el caso del número 9 del Coso, que lleva ya casi 8 años apuntalada en el mismo emplazamiento.
Este bloque se desocupó hace ya más de una década, después de que se derrumbara parte de su cubierta y se descubriera que sus plantas superiores estaban prácticamente hundidas. Así, se echó abajo toda la estructura interior, pero tratando de conservar los elementos singulares, entre los que está la fachada y una caja de escaleras que combina madera y forja. Los vecinos más longevos de la zona recuerdan que durante un tiempo este edificio tuvo un cerramiento de madera (diseñado por Félix Navarro en 1906), pero la desidia y el efecto de las palomas que se colaban por sus galerías acabaron con este añadido.
![DERRIBO DE UN EDIFICIO EN COSO 9 ( ZARAGOZA ) / 06/11/2015 / FOTO : OLIVER DUCH[[[HA ARCHIVO]]]](https://imagenes.heraldo.es/files/image_640_auto/files/fp/uploads/imagenes/2020/12/15/el-edificio-del-coso-a-la-altura-del-numero-9-en-una-vista-casi-cenital.r_d.2047-1163.jpeg)
La misma situación vive el solar que se encuentra junto a la Audiencia Provincial de Zaragoza y que muchos vecinos del Casco Histórico tendrán ya familiarizado. En la calle de Agustines número 4 un edificio sin cara exhibe un solar a los viandantes. Nuevamente, se derrumbó casi su totalidad, dejando tan solo una fachada que comprende la calle de Joaquín Gil Berges con la de Galo Ponte. Según los expedientes de Patrimonio, este edificio data del siglo XVI, aunque tuvo varias remodelaciones después, por lo que se considera que no se debe de tirar su fachada. Y ahí se ha quedado.
No todo son solares vacíos. También en la céntrica calle de Azoque se escuchan los radiales y los martillazos de los obreros. A la altura del número 60, G3 Gestión está en marcha un proyecto “que combina tradición y modernidad”, dicen, donde se levantarán 18 viviendas de dos a cinco dormitorios. “Se trata de un edificio diseñado en 1892 por el arquitecto Julio Bravo Folch, uno de los profesionales de mayor prestigio que trabajó en Zaragoza en la transición del siglo XIX al XX. Este edificio constituye uno de los escasos restos que se conservan de las construcciones levantadas en esa época”, asegura la promotora. Así, el inmueble está catalogado como Bien de Interés Ambiental, por sus características de estética eclecticista, fachada simétrica y jerarquizada y sus elementos ornamentales, por lo que actualmente se puede ver anclada al suelo mientras los obreros trabajan en esta nueva promoción, que tiene la puerta de la entrada desmontada pero las barandillas de los balcones intactas y aún en pie.
Uno de los casos más sonados de la capital aragonesa con respecto a este tema fue el del antiguo Cuartel de Caballería. Tras varios encuentros, el Ayuntamiento y la constructora Gestihabitat acordaron que el inmueble conservaría e integraría el muro y la puerta del antiguo cuartel de Caballería que se encontraba allí. Las obras además se paralizaron y retrasaron más de un año por el hallazgo de restos arqueológicos durante las excavaciones que hubo que rescatar y catalogar. Desde hace unos meses, una grúa ya está en el terreno para edificar esta promoción de 114 viviendas de 2, 3 y 4 dormitorios, que tendrá un llamativo aspecto desde la vía gracias al muro que deben conservar.
Guillermo Bosque, arquitecto y miembro de la asociación Fuset, asevera que están en contra de este tipo de actuaciones. "Por un lado, porque eso no es conservación del patrimonio, es puro fachadismo como si fuera un decorado de teatro. Económicamente no tiene tampoco ningún sentido porque se necesita toda una actuación de estabilización de la fachada, ni tampoco es sostenible porque en realidad se derriba todo el interior en lugar de conservar y actualizar el interior", explica.
Además, recuerda que la Ley de Calidad de la Arquitectura, aprobada el año pasado, recoge entre sus objetivos "primar la conservación y reutilización de lo construido frente a el derribar y hacer nuevo". "Por dos razones, una la conservación del patrimonio pero también, e incluso más urgente hoy en día, la sostenibilidad y reutilización de recursos. En la propia ley se entiende el parque de edificios como un recurso, algo a no malgastar" ,especifica Bosque.
