Vivienda

La lenta desaparición de las fachadas de ladrillo caravista en Zaragoza

La mayoría de promociones de obra nueva prescinden de este material y los edificios antiguos continúan reformándose con otro tipo de diseños.

En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
H. A.

Lo dicen hasta los arquitectos más prestigiosos. La arquitectura de Zaragoza es envidiable y solo hace falta pasearse por los edificios más emblemáticos de la ciudad. El Pilar, el Pabellón de Aragón o de España, el Teatro Principal, la Casa Solans... Auténticas joyas. Pero una de las cosas que más llama la atención a los expertos urbanistas son nada más y nada menos que los ladrillos. El parque de viviendas de la capital aragonesa es muy antiguo, por lo que muchos de los edificios están construidos con este material, que lentamente comienza a diluirse por las promociones de obra nueva y las continuas reformas y rehabilitaciones de hogares.

Técnicamente, el nombre es ladrillo caravista. Tiene sus fans y sus 'haters', pero ha sido el material por excelencia en edificaciones desde hace décadas. Versatilidad, estético en según qué casos, durabilidad... Lo tiene todo. Es parte de un lenguaje universal. No obstante, ha comenzado su lenta desaparición: muchos edificios en los barrios más tradicionales ya se están reformando, acorde a los criterios de eficiencia energética que rige el código técnico, además de modernizando para introducir, en muchos casos, ascensores. Así, se tapa ese ladrillo anaranjado o colores pastel que puede ser tan visible, por ejemplo, en el Actur o el Arrabal.

Precisamente, en este último barrio se puede palpar la diferencia que el redactor de este artículo trata de mostrar. En la calle Peña Oroel, junto al Parque Tío Jorge, hay un grupo de viviendas sindicales, con una que resalta especialmente entre las demás. Es el portal número 13 -ojo, mala suerte-, y cualquiera que haya pasado por allí se habrá dado cuenta. La fachada de estos edificios, construidos en 1969 según el catastro, combinan paños de ladrillo con hormigón. El recientemente reformado muestra una imagen al exterior uniforme, sin mostrar este material, con colores claros como el blanco como protagonistas.

En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
H. A.
En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
H. A.
En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
En la imagen, unas casas de la calle de Peña Oroel, en el Arrabal. A la izquierda, un bloque cuya fachada fue reformada para aislarla térmicamente. A la derecha, otro bloque idéntico que conserva su fachada original.
H. A.

"Concretamente, las viviendas de la foto tienen una doble cámara, ladrillo o mortero, una cámara de aire de 4 centímetros y un tabique de 5 cm", precisa Lucio de la Cruz, gerente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza (Coaatz). Esto se traduce en que las viviendas tienen un aislamiento térmico pobre, algo que se replica en la mayoría de edificios residenciales de la ciudad, dada su antigüedad. "La transmisión de calor que tienen es entorno a 1,5. Pierden mucho calor y mucho frío", añade. Lo que se hace con estas intervenciones es, principalmente, "abrigar" el bloque con un aislamiento que suele tener 8 o 9 cm y un mortero de acabado por fuera.

El resultado de la fachada depende del arquitecto técnico y de lo que decida la comunidad de vecinos de la vivienda reformada. Es decir: el ladrillo se quita si todos quieren, porque, tal y como apunta De la Cruz, hay varias formas de rematar la los trabajos del exterior: fachada ventilada (como la casa de la imagen), SATE, simulación de ladrillo... "Son obras costosas y la comunidad de propietarios hace desembolsos, muchas no se hacen por las barreras económicas, por lo que se buscan soluciones que no encarezcan más", aclara el gerente del Coaatz. Por lo tanto, para gustos, colores.

Esta misma fórmula se está repitiendo apenas unos metros más allá de la citada vía. En la calle de Valle de Oza, también junto al emblemático parque del Arrabal, se encuentra -en el momento de la publicación de este artículo- una lona que recubre otro bloque de viviendas. Justo al lado, un edificio ya sometido a la misma reforma, sin ladrillos, y, apenas unos pasos más allá, un bloque que vuelve a combinar ladrillo con hormigón.

Viviendas en la calle de Valle de Oza, en el Arrabal.
Viviendas en la calle de Valle de Oza, en el Arrabal.
H. A.
Viviendas en la calle de Valle de Oza, en el Arrabal.
Viviendas en la calle de Valle de Oza, en el Arrabal.
H. A.
Viviendas en la calle de Valle de Oza, en el Arrabal.
Viviendas en la calle de Valle de Oza, en el Arrabal.
H. A.

Lo mismo sucede, por ejemplo, con el grupo de viviendas Alférez Rojas, en Vía Hispanidad, con un edificio de más de 60 años que se reformó y recibió una nueva apariencia que resalta con el bloque contiguo y con el de enfrente. "Va por modas. Está de moda la fachada ventilada que son esos aplacados, acabados muy bonitos", especifica Lucio de la Cruz, quien destaca que existe un problema de mano de obra, por lo que "se buscan sistemas que primen otro tipo de colocación no tan manual" como viene a ser el ladrillo, con el que hay que ir uno a uno. "A nivel personal me encanta el ladrillo caravista por la durabilidad que tiene. Ahora lo siguiente va a ser fachadas prefabricadas de ladrillo caravista en bloques grandes, en obra nueva, aunque en rehabilitación también", asegura el gerente del colegio.

Grupo de viviendas Alférez Rojas, cerca de Vía Hispanidad.
Grupo de viviendas Alférez Rojas, cerca de Vía Hispanidad.
Guillermo Mestre

Mantener el carácter

Puede gustar más o menos, pero la lenta extinción del ladrillo es una realidad. Las promociones de obra nueva se reinventan para utilizar otro tipo de materiales que permiten un mejor aislamiento térmico y que estéticamente luzcan más modernos. Lo mismo pasa con las reformas en cierta medida. Las viviendas de diseño, personalizadas, suelen conservar algún ladrillo en la fachada, que le aporta ese toque estilizado. No obstante, en algunos casos, los propios arquitectos rechazan intervenir en el ladrillo de algunos edificios, ya sean residenciales o no, por mantener el "carácter" de Zaragoza.

El ladrillo es como la "vestimenta" de la ciudad. Así lo expresa el arquitecto zaragozano Sergio Sebastián. "En el siglo 16 era distendida la construcción con rejola, un tipo de ladrillo. La idea de revocar estos aparejos", expresa. "Hubo intentos de regular que pretendían darle a Zaragoza un aire más a gusto de la época y pretender revocar todos estos edificios de ladrillo lo que habría sido un auténtico desastre", añade, ya que habría supuesto un cambio radical de la apariencia total de Zaragoza.

Como ejemplos, Sebastián cita a la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), o la ampliación de los juzgados de la Plaza del Pilar. "Alejandro de la Sota, uno de los maestros del siglo XX y el encargado de la ampliación, decía que Zaragoza tiene el color de la piel de una patata por el material que se utilizaba en la construcción", desarrolla el arquitecto. Ese carácter y esa identidad hace que se deba plantear, en opinión de Sebastián, "qué es conveniente tapar, reducir o revestir...". "Hay que ser cuidadoso con la imagen de la ciudad y no hay que ir en contra de los vientos o la mejora del confort, sino de hacerlo teniendo en cuenta variables tan expresivas como pueda ser la vestimenta tan sincera de Zaragoza", sentencia.

La vivienda, de DANA Arquitectos, consiguió el accésit al mejor edificio residencial de Aragón en 2020 en los Premios García Mercadal
Una vivienda diseñada por DANA Arquitectos en La Paz.
Iñaki Bergera

La arquitecta zaragozana Marta Peribáñez explica que "en España, se construye normalmente la fachada con dos capas de ladrillo, la fachada ventilada". "La capa de fuera puede ser ladrillo caravista o puede ser un ladrillo que se revista y se pinte de blanco, por ejemplo", añade.

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