El día en el que "Zaragoza se convirtió en un desierto"

La posibilidad de que este martes se supere el récord histórico de calor en la capital aragonesa lleva a recordar la jornada en la que se estableció esa marca.

Termómetro en Zaragoza marcando 54 grados, pero la medición oficial fue de 44,5 grados como temperatura máxima.
Termómetro en Zaragoza marcando 54 grados, pero la medición oficial fue de 44,5 grados como temperatura máxima.
Oliver Duch

En el mundo de los récords deportivos solamente se contabilizan los realizados en competiciones oficiales. A veces se dice, por ejemplo, de un saltador de pértiga que había superado el récord nacional en los entrenamientos, pero al no tratarse de una competición regulada por jueces, no se había podido dar validez al resultado. Esa marca sí servía para saber el potencial del atleta en un momento concreto y pensar en la posibilidad de que batiese la marca pronto. Con las temperaturas pasa lo mismo. Todos recordamos marcas increíbles en España, tanto en calor como en frío, y solemos tener la sensación de que todo era más extremo cuando éramos pequeños, pero a menudo ocurre que esos números son más recientes de lo que parece.

Es el caso del récord histórico de calor en Zaragoza, que parece amenazado este martes 18 de julio, en el día más severo de la actual ola de calor. El delegado territorial en Aragón de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rafael Requena, recordaba hace unos días la jornada en la que la ciudad se convirtió en una caldera infernal: el 7 de julio de 2015, día de San Fermín de hace ocho años.

Fuego en el aire de Zaragoza

En ese día, la medición oficial de la Aemet en Zaragoza registró una máxima de 44,5 grados centígrados. En los termómetros callejeros se han visto temperaturas superiores muchas veces, pero tampoco son las oficiales: su margen de error era mayor que el de los medidores científicos de la Aemet en las estaciones de control y registro de las que dispone.

Requena revelaba que el llamado viento fagüeño, al que también se conoce como regañón o castellano y que sopla desde el suroeste, fue el ‘culpable’ de la plusmarca. “Ese día -recordaba- el fagüeño sopló tres horas, y la temperatura subió casi cuatro grados en el citado intervalo, con una humedad del 2 por ciento. Zaragoza parecía el desierto”.

El responsable territorial de Aemet explicaba que “el fagüeño es cálido y seco, a diferencia del bochorno, que también trae la sensación de calor, pero con humedad: en Zaragoza se siente desde el sureste, por el valle del Ebro, y choca con el cierzo, que hace el recorrido inverso desde el noroeste hacia abajo por la corriente del río”.  

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