No solo el cierzo pasa por Zaragoza: ¿cómo se llaman los otros vientos que azotan la ciudad?

Además del cierzo y el bochorno, otra corriente hizo que los termómetros se disparasen esta semana en el valle del Ebro.

Un termómetro marcando 46 grados en la plaza de España de Zaragoza
Un termómetro marcando 46 grados en la plaza de España de Zaragoza
Javier Cebollada/EFE

El cierzo es el viento más característico de Zaragoza y del valle del Ebro en general. La tradición popular sitúa su base de operaciones en el Moncayo: baja desde el noroeste y limpia el aire a su paso, haciendo en muchas ocasiones que la sensación térmica sea muy inferior a lo que marcan los termómetros. Así fue la semana pasada, en concreto, el martes 11 de julio por la noche, cuando llegó para ‘salvar’ a los zaragozanos del horno en el que había estado metidos toda la jornada.

El bochorno y el fagüeño: los otros vientos zaragozanos

El bochorno es el que le lleva la contraria al cierzo. También camina por el valle del Ebro, pero en dirección contraria, como si fuera un salmón remontando el río. Es un viento caliente y húmedo. Sin embargo, el martes se presentó a la fiesta del asado zaragozano un tercer invitado, que acabó siendo el que hizo subir la temperatura con más intensidad: el fagüeño.

A pesar del bar del mismo nombre en la zona universitaria de Zaragoza, junto a la plaza San Francisco, a muchos zaragozanos no les sonará este viento fagüeño, también conocido como regañón o castellano. Es un viento del suroeste, que el martes sopló en el valle del Jalón, según aclara el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Aragón, Rafael Requena.

El viento fagüeño: seco como la mojama

“El fagüeño -explica Requena- tiene la peculiaridad de ser tan cálido como el bochorno, pero la diferencia es que es muy seco. Cuando entra con efecto Foehn desde el Sistema Ibérico, viene muy recalentado. No llegó al valle del Ebro, por eso la máxima de Aragón y una de las máximas españolas se registró en La Almunia, con casi 43 grados. Calatayud también tuvo una temperatura altísima: 41 grados. Si entra en Zaragoza, a las cuatro de la tarde la máxima nacional hubiera sido aquí”.

Requena apunta que el récord histórico y oficial medido en Zaragoza el 7 de julio de 2015, 44,5 grados centígrados, se debió al fagüeño. “Ese día sopló tres horas, y la temperatura subió casi cuatro grados en ese intervalo, con una humedad del 2 por ciento. Zaragoza parecía el desierto”. 

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