El Pilar inicia una compleja rehabilitación de dos años para reparar sus torres y cornisas

Los primeros andamios se colocaron ayer en la esquina más cercana a los antiguos juzgados. Urbanismo, el Cabildo y la DGA prevén reunirse el día 20 para analizar el impacto.

Varios operarios empezaron a colocar ayer los andamios en la torre de Santiago, vallada por precaución
Varios operarios empezaron a colocar ayer los andamios en la torre de Santiago, vallada por precaución
Guillermo Mestre

El Pilar inició ayer una compleja rehabilitación de dos años que permitirá reparar sus torres y cornisas y evitar nuevos desprendimientos. Los trabajos han comenzado por la torre de Santiago –la más cercana a los antiguos juzgados–, donde cinco operarios empezaron a colocar andamios desde primera hora de la mañana. La previsión es que el montaje de la estructura, que alcanzará los 35 metros de alto, se prolongue varios días, continuando por las torres de Nuestra Señora del Pilar y Santa Leonor.

La imagen no pasó desapercibida para los cientos de zaragozanos y turistas que ayer pasaron por la basílica. A media mañana, los hierros asomaban ya por encima de la valla metalizada que se ha colocado para proteger la torre y cubrían la placa cerámica que identifica la plaza del Pilar, aunque nada en comparación con la altura que alcanzarán en estas próximas horas.

Las obras no alterarán el día a día del templo, que recibe más de cinco de millones de visitas al año. Tampoco afectarán al funcionamiento del ascensor panorámico, ya que la torre de San Francisco de Borja será la única que, en principio, no requerirá de intervención. Se espera, no obstante, que tengan un notable impacto visual, una cuestión que se abordará en unos días en una reunión entre el Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón, el Cabildo y el Arzobispado.

La previsión, a falta de confirmar por algunas partes, es que el encuentro se produzca el próximo día 20. Fuentes de Urbanismo confirman que en las últimas semanas ha habido una interlocución fluida con el Cabildo, propietario del templo. El propio titular del área, Víctor Serrano, se reunió el pasado viernes con el deán, Joaquín Aguilar. Hay cuestiones, no obstante, que se tienen que concretar desde un punto de vista técnico. Especialmente todo lo relacionado con el posible cubrimiento de los andamios para minimizar las consecuencias para el turismo.

Sobre todo teniendo en cuenta que los que se instalarán en las torres de Santa Leonor y Nuestra Señora del Pilar podrían rebasar los 60 metros de altura.

Las citadas fuentes apuestan por buscar una solución “coherente” con la importancia del templo, uno de los principales reclamos de Zaragoza y de Aragón.

La situación actual

La caída de una piedra de entre dos y tres kilos de la torre de Santa Leonor –en el paseo de Echegaray y Caballero– hace menos de un mes obligó a acelerar los plazos marcados por Patrimonio para los Bienes de Interés Cultural (BIC) y actuar con carácter de urgencia, remitiendo para ello un nuevo requerimiento al Cabildo.

En total se tendrá que intervenir en cerca de 300 piedras: 200 en la torre de Nuestra Señora del Pilar, 50 en la de Santiago y 40 en la de Santa Leonor. Es lo que se deduce del análisis de las cientos imágenes rescatadas de los vídeos tomados con drones de los Bomberos de Zaragoza, aunque el diagnóstico definitivo –que se extenderá a la cúpula central– se hará una vez que se monten todos los andamios y los responsables del proyecto puedan hacer una inspección sobre el terreno.

Los hierros colocados en la torre de Santiago permitirán actuar tanto en la cara que da a la plaza del Pilar como en la de la calle de Florencio Jardiel. El principal problema de las cornisas radica en el mortero utilizado, desgastado por el paso del tiempo y las inclemencias del clima. Por este motivo, de cara a la rehabilitación –que costará al menos tres millones de euros– se ha apostado por la fibra de vidrio, un material que no se dilata y que podría ayudar a evitar problemas a futuro. La intención, en todo caso, sigue siendo actuar piedra a piedra para ahorrar costes y buscar la mejor solución a cada una de las zonas afectadas.

En los últimos días se ha trabajado también para acotar la torre de Santa Leonor –tanto en la cara que da al paseo de Echegaray y Caballero como en la de la calle del Milagro de Calanda– con las vallas definitivas de metal exigidas por el Ayuntamiento, pintadas de un color similar al de la fachada del templo. El resultado, necesario para garantizar la seguridad de los viandantes, ha restado varios metros a la acera de Echegaray.

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