Los daños en el Pilar obligarán a reparar cerca de 300 puntos de las tres torres afectadas

La única que no precisará intervención será la del ascensor y los andamios se pondrán a la vez en el resto.

La torre de Santa Leonor está vallada de forma provisional desde el desprendimiento del pasado lunes
La torre de Santa Leonor está vallada de forma provisional desde el desprendimiento del pasado lunes
Heraldo

Los daños en el Pilar obligarán a reparar cerca de 300 puntos en tres de sus cuatro torres. Solo en la de Nuestra Señora del Pilar, la más cercana al Ayuntamiento, se tendrá que actuar en unas 200 piedras, mientras que en la de Santa Leonor, que el pasado lunes registró su segundo desprendimiento en un año –un fragmento de entre dos y tres kilos que cayó al paseo de Echegaray y Caballero sin causar daños personales–, se deberán reparar otras 40. 

Guillermo Jariod, técnico de la basílica, confirma que en la de Santiago, la más próxima a los antiguos juzgados de la plaza del Pilar, habrá que restaurar 50 más y que la torre de San Francisco de Borja será la única que, a priori, no tendrá que ser intervenida.

Los andamios se colocarán "a la vez" en las tres torres afectadas, iniciando una rehabilitación que costará dos años y al menos tres millones de euros, según los primeros análisis. En una o dos semanas se pondrán en la esquina noreste y la suroeste unas vallas de chapa similares a las que se instalaron en la torre de Nuestra Señora del Pilar en septiembre de 2022. Hasta entonces, permanecerán cercadas de forma provisional. "Estamos a la espera de los plazos que marquen tanto el herrero  como la empresa que montará la estructura para llegar a las cornisas", explica el técnico.

Solo la torre del ascensor quedará ‘libre de ataduras’. Aunque tras el desprendimiento de esta semana llegó a acordonarse, los trabajos realizados confirman que es la única que no entraña riesgos, motivo por el que se ha procedido a retirar las protecciones.

Jariod afirma que el proyecto, basado en las imágenes tomadas con los drones de los Bomberos de Zaragoza, está terminado, por lo que en próximas fechas se remitirá al Gobierno de Aragón, un trámite imprescindible al tratarse de un Bien de Interés Cultural. Una vez se monten los andamios se hará una inspección técnica y se llevarán al laboratorio tanto fragmentos de las piedras que se cayeron como muestras de las que siguen sujetas. "Cuando tengamos ese análisis veremos si es mejor priorizar una u otra", señala.

La intervención, que ha adquirido un carácter "de urgencia" tras los últimos desprendimientos –que llevaron al Ayuntamiento a enviar un nuevo requerimiento al Cabildo–, será especialmente compleja y minuciosa, ya que cada una de las piedras de las distintas cornisas requerirá de actuaciones diferentes. "Cada una de las caras de la basílica tiene una orientación al sol, y lo mismo ocurre con la lluvia", razona.

Con los andamios se colocará una lona microperforada para evitar daños ante posibles desprendimientos de material. Está por ver, no obstante, si se utilizan también trampantojos para minimizar el impacto visual y las consecuencias para el turismo, un aspecto del que tendrán que hablar el Cabildo, el Ayuntamiento y la DGA en una reunión para la que, por ahora, aún no hay fecha.

Las que ya han terminado son las obras de la capilla de San Judas Tadeo. Ayer se comenzó a desmontar los andamios, sobre los que se ha estado trabajando en las últimas semanas, con la previsión de que el entorno recupere la normalidad en las próximas horas. En total han sido necesarios 45 días naturales, según Jariod.

Las labores han permitido corregir el problema de filtraciones detectado como consecuencia de la rotura de los ladrillos macizos del andador. "El agua hizo que se debilitasen varias vigas de 8,60 metros de longitud. En principio creíamos que eran tres, pero una vez abierto el andador resultaron ser cuatro", expone.

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