Los vecinos del Casco Histórico de Zaragoza denuncian la devaluación de sus viviendas por los problemas de ruido
Aseguran que la pérdida de valor puede llegar al 20% y piden el "estricto cumplimiento" de la ordenanza municipal.
Los vecinos del Casco denuncian la devaluación de sus pisos por los problemas de ruido. La pérdida, apunta Miguel Morte, portavoz de la asociación Stop Ruido Zaragoza, "puede llegar al 20%", motivo por el que exigen un cumplimiento estricto de la ordenanza de veladores.
Luis Martín lleva cuatro años intentando vender su vivienda, situada en plena calle Mayor. Empezó pidiendo 170.000 euros, pero ha tenido que bajar a 130.000. Su principal problema es que a escasos 100 metros tiene cinco terrazas. "Los interesados se percatan nada más asomarse por el balcón, y así es imposible", lamenta.
Recientemente ha tenido que poner aire acondicionado en todas las habitaciones ante la imposibilidad de dormir con la ventana abierta en verano, un extra para un piso que ya reformó en su día con aislante en paredes y techo y doble cristal. "Espero que tarde o temprano se acabe vendiendo, pero tengo asumido que terminaré consiguiendo menos de lo que me costó", expone.
Como él, muchos propietarios están teniendo que vender a la baja, mientras que otros han optado por alquilar sus viviendas a Erasmus. También hay gente que ha optado por marcharse y esperar a una eventual recuperación del mercado, con el consiguiente incremento de los pisos vacíos.
Stop Ruido alerta de que estos problemas, "provocados por el ocio, el tráfico u otras causas", están ahuyentando a los residentes y haciendo que los negocios tradicionales "pierdan vida". "Todo esto ha propiciado que los locales vayan cerrando y que solo resistan los de hostelería. Muchos no pueden permitirse trasladar su negocio a otro lado y no tienen otro remedio que esperar a jubilarse. Pero cuando se van, cuesta mucho que reabran", indica Morte.
El colectivo insiste también en las afecciones del ruido a la salud de quienes siguen viviendo en las zonas saturadas, "pudiendo provocar enfermedades o agravar otras ya existentes". Una vez pasados los peores meses de la pandemia, cuenta el portavoz de Stop Ruido, el problema empeoró con "más días" con exceso de ruido y mayores volúmenes.
La situación, no obstante, cambió en torno a la pasada primavera. "Hay noches, sobre todo los jueves y viernes, que siguen siendo imposibles, pero ya no tantas como antes. Ahora, el principal foco viene de las terrazas. El ruido comienza a las 21.00", dice.
Revisión de la normativa
El próximo 26 de abril se conmemorará el Día Internacional de Concienciación contra el Ruido, una fecha para la que, según el portavoz de Stop Ruido, "ya se están preparando actividades".
Su principal reivindicación pasa por conseguir un estricto cumplimiento de la ordenanza de veladores. Este pasado viernes, el propio pleno del Ayuntamiento abordó el problema, acordando revisar la normativa "con la participación vecinal y priorizando el derecho al descanso y al disfrute del espacio público".
En el debate de la iniciativa, planteada por ZEC, el popular Alfonso Mendoza se abrió a modificarla "si tras un análisis sosegado" se llega a la conclusión de que es necesario, dejando claro que la polémica ha de abordarse "en toda su extensión" y no solo mirando a la hostelería.
Para Alberto Cubero, edil de ZEC, "es evidente que no está funcionando bien", una opinión compartida por el portavoz de Podemos, Fernando Rivarés. En esta línea, la socialista Ana Becerril exigió un pacto para delimitar las zonas en las que habría que poner en marcha el mapa de terrazas que figura en la ordenanza.
El único problema, señaló el portavoz de Vox, Julio Calvo –que se mostró a favor de que las medidas anticovid vayan desapareciendo poco a poco–, es que es difícil que la reforma pueda concluir antes de que termine el mandato, por lo que la tarea recaerá en la próxima corporación.
