seguridad vial 

La suma de imprudencias del conductor mataron al joven futbolista del CD Fuentes

El infractor conducía bebido, drogado, a excesiva velocidad y sin visibilidad por la niebla. Adelantó en línea continua antes de la colisión y viendo que se aproximaba de frente el coche de la víctima

El coche causante del accidente quedó volcado en la carretera tras la colisión mortal.
El coche causante del accidente quedó volcado en la carretera tras la colisión mortal.
Heraldo

La retahíla de infracciones e imprudencias cometidas por Víctor G. H. la noche del 8 de diciembre de 2022 fueron la causa de la desgraciada muerte de Luis Miguel López Andrés, el joven futbolista del CD Fuentes, conocido como Luismi, que regresaba a Zaragoza conduciendo su vehículo junto con un compañero tras haber terminado el entrenamiento con su equipo.

La Guardia Civil ya constató en el mismo lugar del siniestro que el infractor iba bebido y drogado. El etilómetro y el test que registran el consumo de sustancias estupefacientes así lo revelaron. El hombre, de 40 años, triplicaba la tasa de alcoholemia permitida –dio un resultado de 0,78 mg/l en la primera prueba y 0,75 mg/l en la segunda– y positivo en anfetaminas, exactamente 308,4 ng/ml. Ahora, el atestado que el equipo de Tráfico ha entregado al juzgado que instruye el caso lo confirma y explica todas las circunstancias que derivaron en la evitable y trágica muerte del joven causada, en definitiva, por el comportamiento imprudente y homicida del conductor.

El siniestro se produjo a las 22.30. Víctor G. H. circulaba en un Kia Sportage por la N-232 en dirección a Fuentes de Ebro "súper deprisa", como describió un conductor al que adelantó segundos antes de la colisión mortal, en una noche de espesa niebla, con muy poca visibilidad y el piso mojado, ya que ese día había estado lloviendo de forma intermitente.

Esa persona contó a los agentes que circulaba hacia Quinto y el vehículo Kia Sportage se le acercó por detrás, pegándose mucho al suyo, al menos hasta en cuatro ocasiones. "Llegué a pensar que me embestía", diría luego a la Guardia Civil. A la altura de Saica, donde hay una isleta de cambio de dirección y el tramo tiene una línea continua, lo adelantó de manera antirreglamentaria. Y pudo ver cómo unos metros más adelante colisionaba por detrás con un BMW al que sacó del carril e hizo chocar contra una barrera de hormigón.

Cuando los agentes hablaron con el conductor del BMW, un joven de 19 años, este les manifestó que debido a la espesa niebla iban dos o tres coches en fila y él era el último. Circulaban a unos 70-80 km/h y por el retrovisor vio que llegaba un vehículo a "gran velocidad por el medio de la calzada" (entre los dos carriles). "Venía un coche de frente. El que iba por el centro de la calzada se puso a adelantarme y me golpeó en el lateral izquierdo trasero", señaló.

La Guardia Civil supone que esta primera colisión se produjo cuando Víctor G. H. quiso rectificar volver a su derecha, pero ya era demasiado tarde. A consecuencia de ese fuerte impacto, su Kia Sportage rotó sobre su eje vertical y terminó colisionando con su parte trasera contra la parte delantera del vehículo de Luismi López, un Kia Ceed que iba en dirección a Zaragoza. 

Debido a la fuerza que llevaba el primero, montó a este último por la aleta izquierda hasta el techo y lo hundió causándole las lesiones que acabaron con su vida. El amigo y compañero de equipo que viajaba con él tuvo que hacerse con el volante pues el turismo continuó la marcha hasta que lo detuvo tras chocar varias veces con la barrera metálica. Este joven fue en todo momento consciente de que el otro turismo se aproximaba hacia ellos y que, aunque Luismi giró a la derecha en una maniobra evasiva, no pudo esquivarlo.

Salvo el joven zaragozano y a pesar de la violencia de las colisiones y los graves desperfectos que sufrieron los vehículos, no hubo heridos de gravedad.

El informe del equipo de Tráfico es claro al reseñar que el accidente se produjo debido a una suma de acciones realizadas por Víctor G. H., como fueron la alcoholemia positiva, la ingesta de drogas, la conducción temeraria, el exceso de velocidad para una vía que en ese momento tenía el piso mojado y cuando había unas condiciones climatológicas adversas y baja visibilidad debido a la niebla.

El hombre está en prisión preventiva desde el día del siniestro como presunto autor de un delito de homicidio por imprudencia grave, otro contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas y estupefacientes y otro por circular con temeridad manifiesta poniendo en riesgo la vida de las personas. Su letrada, Carmen Sánchez, solicitó su puesta en libertad alegando que no existe riesgo de fuga pero las acusaciones, entre ellas la de la familia de la víctima, a cargo de los abogados Enrique Trebolle y Carmen Cifuentes, se opusieron.

El conductor se enfrenta a graves penas. El Código Penal recoge que el que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años. Igualmente, castiga con penas de entre dos y cinco años de prisión la conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los demás, multa de 12 a 24 meses y privación del derecho a conducir durante un período de 6 a 10 años.

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