Sucesos

Un joven confiesa la violación a una mujer que casi le triplicaba la edad  

La víctima se dirigía de madrugada al trabajo cuando el agresor le salió al paso, le colocó un cuchillo en el cuello y se la llevó a un descampado junto al Canal Imperial. La Fiscalía pide 17 años de prisión.

El acusado está preso desde su arresto en agosto de 2021
El acusado está preso desde su arresto en agosto de 2021
Francisco Jiménez

No importa la hora ni el lugar. Ni siquiera la edad de la víctima. Las agresiones sexuales se han convertido en una auténtica pesadilla en Zaragoza. Y como ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil informan de esta realidad, la Audiencia de Zaragoza es hoy el mejor ‘termómetro’ para calibrar el problema. Solo este mes están previstos once juicios por delitos sexuales. En el que se celebró ayer, la edad de la víctima casi triplicaba la del acusado, pero esto no fue para él ningún obstáculo. Todo lo contrario, porque se valió de la vulnerabilidad de la mujer para abordarla con un cuchillo, ponérselo en el cuello y llevársela a un descampado.

"Yo iba de madrugada a trabajar cuando este hombre me salió al paso y me pidió fuego. Le dije que no tenía porque no fumo, pero me agarró de la camiseta, me llevó a un descampado y me violó. Solo pensaba en ver a mis hijas y escapar de allí", confesó ayer la denunciante, a la que Anouar E., de 22 años, atacó junto al Canal Imperial. La mujer estaba acostumbrada a hacer siempre el mismo recorrido. Y aunque salía de casa sola y de noche, nunca había tenido miedo. Sin embargo, desde el 25 de agosto de 2021, su vida ha cambiado.

El agresor, de origen marroquí, confesó ayer la autoría tanto del robo como de la violación. "Yo no quería que aquello pasara, iba muy drogado", se justificó. Al parecer, su intención inicial era únicamente atracar a la mujer. Pero, por desgracia para la mujer, no se conformó con llevarse su teléfono móvil y su dinero, sino que también la utilizó para satisfacer por la fuerza sus instintos sexuales.

Cuando Anouar E. arrebató el móvil a la víctima, no podía presumir que al hacerlo se estaba echando encima a la Policía. Porque, como explicó ayer ante el tribunal la jefa de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Aragón, la geolocalización del dispositivo les permitió proceder a su arresto días después a las puertas del piso de acogida donde vivía.

Acorralado por las pruebas

Las pruebas de ADN y las grabaciones de seguridad de los portales de varios edificios de la zona donde se produjo la violación acorralaban al agresor, para el que la Fiscalía y la acusación particular solicitaban inicialmente 20 años de prisión. El acerbo probatorio era tal que la defensa, a cargo del abogado Julián Guillén, decidió intentar llegar a un acuerdo con las acusaciones antes del juicio. Y estas se mostraron dispuestas a revisar discretamente a la baja su petición de condena siempre que el encausado confesara los hechos. Al hacerlo, plantearon finalmente una pena de 17 años, propuesta a la que se adhirió la defensa.

Por su condición de inmigrante, el agresor deberá cumplir la mitad de la condena en prisión –donde lleva ya un año y tres meses–, momento en el que se procederá a su expulsión del país. Al margen de la pena de cárcel, la abogada de la víctima solicitó al tribunal que imponga al procesado la obligación de indemnizarla con 12.000 euros, aunque su condición de insolvente le hará imposible hacer frente a esta suma.

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