sucesos

Acusan a dos hermanas de intentar ocultar un cadáver pegándole fuego en Calatayud

La mayor mató a su marido y pidió ayuda a la otra para deshacerse del cuerpo, que rociaron con gasolina en un corral. La tremenda humareda les hizo abortar el plan.

Corral de la casa cueva de Calatayud donde rociaron con gasolina el cadáver del fallecido.
Corral de la casa cueva de Calatayud donde rociaron con gasolina el cadáver del fallecido.
Macipe

La vida de Raimundo Medrano, alias ‘elQuinqui’, fue tan azarosa como su muerte. Su largo historial delictivo le hizo ser calificado como el enemigo público número 2 de la España del franquismo, solo un escalón por debajo de otro histórico delincuente, Eleuterio Sánchez, más conocido como ‘el Lute’, del que llegó a ser mano derecha. El Quinqui consiguió que le conmutaran una pena de muerte, pero un giro del destino quiso que años más tarde su esposa, María del Carmen Villa Fernández, pusiera fin a sus días descerrajándole un disparo en la cabeza cuando dormía. Fue el día de Reyes de 2015, en una casa cueva de Calatayud. Pero un cúmulo de circunstancias y contratiempos han impedido sentar hasta ahora a esta mujer en el banquillo.

Será en enero del próximo año cuando la presunta asesina, de 62 años, tenga que rendir cuentas ante un jurado en la Audiencia de Zaragoza. Y no estará sola, ya que la Fiscalía ha presentado también cargos contra su hermana María Isabel. Para la primera solicita 25 años de prisión como autora material del crimen, mientras que para la otra propone una pena de 15 por su participación como cómplice. Lo hace convencida de que esta última estaba al corriente de las intenciones de su hermana y la ayudó a ocultar el cadáver de su cuñado: primero, prendiéndole fuego con gasolina y después, envolviéndolo en bolsas de plástico y ocultándolo en una leñera.

El crimen se produjo el 5 de enero de 2015, pero no fue hasta el día de Reyes cuando María del Carmen Villa acudió a la comisaría de Calatayud para denunciar la desaparición de Raimundo Medrano, de 69 años. Contó a los agentes que llevaba 24 horas sin ver a su esposo y estaba muy preocupada, ya que apenas salía solo de casa, estaba medicado y casi ciego.

La Policía Nacional peinó el cabezo en el que se ubica la vivienda del matrimonio, pero la búsqueda resultó infructuosa. Con el paso de las horas, los investigadores empezaron a sospechar que podían estar ante un crimen. Y no les falló el instinto, porque volvieron a interrogar a la mujer del desaparecido y esta acabó confesando que había matado de un disparo al Quinqui. El cadáver fue encontrado al día siguiente en un habitáculo interior de la vivienda excavado en la roca. Bajo una capa de yeso hallaron también la pistola semiautomática Astra 400 de la que salió la bala homicida.

La presunta asesina intentó desdecirse después, dando una nueva y poco consistente versión de lo ocurrido. Según esta, al volver a casa, encontró a su esposo muerto y decidió ocultar el cadáver en lugar de llamar a la Policía. Pero aquello no convenció a nadie.

Viajó en taxi desde Guadalajara

La Policía logró averiguar después que María delCarmen había tenido ayuda, ya que su hermana María Isabel se había desplazado el día del crimen en taxi desde Peñalén (Guadalajara) hasta Calatayud. La presunta homicida la fue a recoger a la plaza del Fuerte, desde donde se fueron juntas a la casa cueva, arrastraron el cuerpo hasta el leñero del corral y lo rociaron con la garrafa de gasolina que María del Carmen había comprado esa misma mañana en una estación de servicio bilbilitana.

Al prender fuego al cadáver, se desató tal humareda que las hermanas tuvieron que apagar apresuradamente las llamas para no ser descubiertas por los vecinos. Acto seguido, se fueron a una ferretería, compraron siete metros de plástico para invernadero y envolvieron con él al Quinqui. Concluido el trabajo, María Isabel regresó a Guadalajara. 

Un tiro a sangre fría y una fuga de 5 años

Si aventurada y truculenta fue la existencia de Raimundo Medrano, lugarteniente del histórico Lute, similar lo está siendo la de quien fuera su esposa y a la par verdugo. María delCarmen Villa dio sobradas muestras de sangre fría al acabar de un disparo a bocajarro con la vida de su marido, al que sorprendió dormido en la cama. No menos recursos evidenció al aprovechar la primera oportunidad que tuvo para darse a la fuga y evitar ser juzgada por el asesinato.

Aunque María del Carmen Villa, de 62 años, estaba procesada por asesinato, el juez instructor decidió no prorrogar la prisión provisional y la puso en libertad, auto que la Audiencia de Zaragoza revocó en junio de 2017. Sin embargo, para entonces la sospechosa ya estaba en paradero desconocido y se acordó su busca y captura.

Tras cinco años huida, la prófuga fue detenida el pasado septiembre, cuando la Audiencia Provincial ordenó su ingreso en prisión. Y allí permanecerá, de momento, hasta el próximo enero, cuando será juzgada por el crimen de El Quinqui. La pareja, que llevaba 30 años casada, no estaba vinculada a Aragón, pero acabó recalando en 2014 en una de las casas cueva del barrio bilbilitano de San Roque. No iban a compartir mucho más tiempo juntos, ya que el 5 de enero, ella usó la pistola semiautomática que había comprado 5 meses antes para matar a su esposo.

Según la Fiscalía, se dirigió a la habitación donde dormía el hombre, le apuntó a la cabeza a muy poca distancia y apretó el gatillo. Pero no logró darle muerte, porque no había bala en el cargador. Así que salió del dormitorio, metió un proyectil y repitió la operación. Y esta segunda vez no falló.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión