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Nace Ateava, una asociación de trabajadores esenciales afectados por Astrazeneca

Aglutina a un centenar de personas de toda España -al menos seis de ellos aragoneses- que sufrieron trombos y otras afecciones tras vacunarse de la covid. 

María Ruiz y Paloma Gaspar, dos maestras zaragozanas, forman parte de la asociación Ateava, formada por trabajadores esenciales afectados por la vacuna Astrazeneca.
María Ruiz y Paloma Gaspar, dos maestras zaragozanas, forman parte de la asociación Ateava, formada por trabajadores esenciales afectados por la vacuna Astrazeneca.
José Miguel Marco

Las maestras zaragozanas María Ruiz (de 44 años) y Paloma Gaspar (de 45) llevan más de un año en tratamiento con anticoagulantes a causa de sendos tromboembolismos que sufrieron a las pocas semanas de vacunarse con Astrazeneca. Jóvenes, deportistas y sin factores de riesgo conocidos, aseguran que se vacunaron por "responsabilidad social", pero hoy se sienten "abandonadas" por la Sanidad y las instituciones. 

"No somos antivacunas ni negacionistas -recalcan-. Precisamente estamos así porque nos hemos vacunado, pero sí que creemos que como mínimo nos deben una ayuda. Si en ese momento fuimos esenciales, ¿por qué ahora somos tan invisibles?", se preguntan ambas profesoras de Educación Infantil.  

Las dos forman parte de la Asociación de trabajadores esenciales afectados por Astrazeneca (Ateava), un colectivo que engloba a un centenar de profesionales de toda España -seis de ellos aragoneses- que desarrollaron patologías similares (encefalomielitis miálgica, fatiga crónica, infartos cerebrales o pulmonares...) tras vacunarse de la covid entre febrero y julio de 2021. Según cifras de la asociación, el 80% son mujeres. La mayoría no cuenta con un diagnóstico firme que atribuya sus dolencias a la inoculación de la vacuna, puesto que en medicina -matiza Sara (una enfermera turolense afectada)- "es difícil" determinar la causa. 

Pero la "incomprensión" general, sumada a la falta de tratamientos e investigación, es lo que les llevó a unirse y formar esta plataforma que diera visibilidad a su situación, recogida en un manifiesto y elevada por Pedro García, otro de los miembros afectados, al Congreso de los Diputados. "La asociación se crea a finales del 21, cuando contactan por redes varios ciudadanos que habían sufrido trombos, se conocen y de ahí surge la idea de crear Ateava", explica Marta Belenger, una profesora valenciana. En 2022 se constituye legalmente, y el 28 de febrero de este año, Pedro García, su presidente, comparece en la Comisión de Investigación relativa a la gestión de las vacunas para exponer la situación de todos ellos. "Ahí la mayoría de gente vimos que existía esta asociación de gente afectada por Astrazeneca. La mayoría éramos trabajadores esenciales, y nos unimos para darnos visibilidad y también buscar ayuda, que es algo que también nos está costando mucho encontrar", apunta Belenguer, otra afectada.

Marta Belenguer muestra el informe médico que le dieron tras sufrir una reacción grave a la vacuna de Astrazeneca.
Marta Belenguer muestra el informe médico que le dieron tras sufrir una reacción grave a la vacuna de Astrazeneca.
M. B.

Marta, de 44 años, sufrió una "reacción vacunal" -según el informe médico- tras recibir la primera dosis de Astrazeneca. "La misma noche que me vacunaron me acosté bien, normal... De hecho, yo me fui a vacunar contentísima y sintiéndome privilegiada de poder ser de las primeras. Pero esa misma noche, de madrugada, ya me desperté con un dolor de cabeza indescriptible… Perdí el conocimiento durante horas, y a partir de ahí ya no me levanté ni pude ir a trabajar. He estado con tratamiento de morfina para el dolor… Y luego ha sido un sinfín de encadenar síntomas: unos se van y aparecen otros", relata esta profesora de conservatorio, que asiste a rehabilitación "por su cuenta" y toma medicación desde entonces para el dolor. 

Además de reconocimiento, los miembros de esta asociación piden "ayuda" a las instituciones porque afirman sentirse "desamparados" teniendo que asumir costes de asistencia médica, psicológica, farmacéutica y de rehabilitación que para algunas familias supone un esfuerzo importante. "Nos estamos gastando un dineral en médicos, porque al no haber motivos neurológicos previos los retrasos son tremendos. Cuando por fin te atienden, las listas de espera de Neurología y Cardiología pueden ser de 8 o 9 meses. También se dijo que hay que promover estudios, y es algo que tampoco se está haciendo que sepamos", lamenta esta afectada, que al igual que otros compañeros de la plataforma afirma haber sufrido "grandes pérdidas de memoria" a causa de la reacción vacunal que sufrió hace un año. "Llegué a no hablar, a no saber leer y de todo...", señala esta valenciana. 

Seis casos en Aragón

En Aragón, según cifras de Ateava, hay al menos 6 mujeres afectadas que forman parte de la misma, con la sospecha de que sus patologías pudieron deberse también a una reacción a la vacuna de esta farmacéutica inglesa. Entre ellas está Sara, una enfermera turolense de 24 años que se vacunó el 19 de febrero de 2021. Hasta entonces -cuenta- era "una chica muy deportista", hacía natación, corría, salía con la bici e iba al gimnasio. 

"El día de la vacuna hice 10 kilómetros y me fui a trabajar. Nos la pusieron a las 14.00 de la tarde y acabé la jornada a las 20.00, sin problema. Pero a las 2.00 de la mañana empecé con mucha taquicardia, dolor que se irradiaba al hombro izquierdo. Fui al centro de salud porque no podía ni hablar de lo mal que me encontraba y estando en la cama me desperté porque estaba a 150 pulsaciones en reposo. Saltaron todas las alarmas porque parecía que me estaba dando un infarto. Me dijeron que podía ser una angina de pecho. Pasé allí la noche, y desde ese momento hasta ahora tengo esas taquicardias, pero no se sabe el porqué…  Hasta hace un par de meses tenían que ayudarme a vestirme y a todo… También tengo disnea, cansancio extremo, falta de concentración, niebla mental…", resume esta joven enfermera, que lleva 18 meses de baja, a la espera de una prórroga o de tener que iniciar los trámites de incapacidad permanente revisable a sus 24 años. No ha vuelto a trabajar desde entonces. "Estoy totalmente dependiente, en casa no puedo cocinar ni hacerme la cama… Hasta hace poco necesitaba ayuda para ducharme o hacerme una coleta. Ahora mismo no me hace seguimiento ningún médico porque no saben cómo actuar ante este caso. El cardiólogo me dio el alta y el neumólogo también, pero no por mejoría, sino por agotamiento de recursos. El covid no lo he pasado, fue todo a raíz de la primera vacuna...", señala.

Sara (24 años, enfermera): "Ha sido una suerte poder encontrarnos y ver que no somos los únicos"

María Ruiz y Paloma Gaspar, dos maestras zaragozanas de 44 y 45 años, vivieron una situación parecida al poco de vacunarse. En el caso de María, una de las fundadoras de esta asociación estatal, la reacción se dio "a los 10 días" de ponerse la vacuna. "Me provocó un tromboembolismo pulmonar y un infarto pulmonar que se ha cronificado. Ahora tengo disnea, fatiga, dolor de cabeza… No puedo llevar una vida normal. Antes me iba a correr, me duchaba, levantaba a los críos, me los llevaba al cole… Por la tarde me iba al gimnasio todos los días a hacer crossfit. Desde el tromboembolismo hasta ahora no he podido hacer nada de deporte, subo dos pisos y me tengo que pararA mí esto me ha partido la vida. Yo me encargaba de mis hijos y ahora tengo que pedir ayuda", afirma. 

"Antes era muy activa, pero desde el tromboembolismo hasta ahora no he podido hacer nada de deporte. Subo dos pisos y me tengo que parar… Esto me ha partido la vida"
María Ruiz, una maestra zaragozana de 44 años, creó la plataforma nada más salir del hospital, tras sufrir un trombo.
María Ruiz, una maestra zaragozana de 44 años, creó la plataforma nada más salir del hospital, tras sufrir un trombo.
José Miguel Marco

Ahora está en tratamiento con anticoagulantes. Al igual que Paloma, otra profesora de Educación Infantil de Zaragoza. Esta docente sufrió un infarto cerebral diez días después de ponerse la segunda dosis de Astrazeneca, en el mes de julio. "Mi caso se reportó como efecto secundario en el sistema que había de alertas, pero nunca hemos recibido ninguna contestación", confiesa. Al igual que María, antes del infarto era también "deportista", una "persona joven, sin hipertensión ni factores decisivos de riesgo". No tienen ninguna certeza, pero sí muchas dudas que tratan de despejar con el apoyo de la asociación y también de la ciencia. En noviembre están organizando un encuentro médico al que ya han confirmado asistencia diversos doctores y especialistas que han estado en primera línea. Y con motivo del Día Internacional de los Docentes, el pasado 5 de octubre, difundieron también un vídeo para concienciar de su situación al resto de la gente. 

Paloma (45 años, maestra): "Cuando la administración toma un riesgo con la población, luego debe reconocer y compensar el daño"
Paloma Gaspar, maestra de Educación Infantil, sufrió un infarto cerebral días después de vacunarse de la segunda dosis, en julio de 2021..
Paloma Gaspar, maestra de Educación Infantil, sufrió un infarto cerebral días después de vacunarse de la segunda dosis, en julio de 2021..
José Miguel Marco

A la administración le piden que se investiguen estas afecciones y se indemnice a las víctimas. "Igual tenían que haber valorado si teníamos patologías previas que pudieran agravar ese efecto o medicación que estuviera contraindicada, pero nadie nos preguntó nada. Corrieron un riesgo de que pudiera haber 'x' casos en tantos habitantes y los ha habido. Es una lotería. Y entiendo que es una situación de emergencia, pero cuando tú tomas un riesgo con la población, luego debes reconocer y compensar el daño que has hecho", sentencia Paloma, que ya no ha vuelto a ser "la misma". Sara, enfermera, pide romper el "tabú" que rodea a este tema en favor de la investigación. 

"Son ya muchísimos meses en los que no tienes ni diagnóstico ni tratamiento; vas a los médicos y te sientes incomprendido... Hay algunos que tenemos los mismos síntomas, otros que lo tenemos más difícil, pero ha sido una suerte poder encontrarnos y ver que no somos los únicos", concluye esta turolense.

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