Obras en la calle de San Miguel
Comerciantes de San Miguel: "Si las obras se alargan no podremos seguir"
El Ayuntamiento de Zaragoza prevé que para Navidad la fase 3 de las obras esté “pavimentada y lo más operativa posible”.
Casi 7 meses de obras lleva la calle de San Miguel de Zaragoza. Comenzaron en marzo de 2022 con un proyecto dividido en tres fases que culminaría un año después. En la actualidad, la primera fase de la reforma, la más próxima a la calle de Comandante Repollés, está ya abierta al tránsito peatonal. Quedan por terminar las dos últimas fases y la previsión del Ayuntamiento es que el tramo que va desde la calle de Santa Catalina hasta la calle de Jerónimo Blancas pueda estar “pavimentado y lo más operativo posible” de cara a la campaña navideña.
Eso es precisamente lo que anhelan los comerciantes y vecinos de la zona. Caminar estos días por esta céntrica vía zaragozana es complicado y los establecimientos lo notan. “Es muy incómodo pasar por aquí. La gente evita la calle y los clientes habituales vienen menos y apuran más”, dice Concha Mazcaray, de la tienda T4U.
En algunos, tramos el paso para el viandante no es fácil, ya que tiene que caminar en fila de a uno entre las fachadas de los edificios y una larga valla que delimita la zona de obras, ubicada en el centro de la vía. “Está siendo horroroso. La calle está llena de vallas, de barro, hay mucho polvo y demasiado ruido. La gente no quiere pasar por aquí. O se van por el Coso o por la calle de Zurita hacia plaza de los Sitios”, relata Noemí Insausti, de la tienda Luz de luna.
“Con tanta valla la gente no sabe ni por dónde entrar. Se piensan que estamos cerrados porque tenemos la excavadora delante de la puerta”, lamenta Irene Escobar, de La Zarola.
El tramo más complicado
Los trabajos que están generando más afecciones en estos momentos son los que se están llevando a cabo entre la calle Santa Catalina y la calle de Jerónimo Blancas. Un tramo peatonal que aglutina una gran parte del comercio de la vía.
“Llevamos casi 4 meses con la calle cerrada por las obras y con unas vallas que casi no dejan pasar a la gente. Eso nos ha perjudicado porque al ser una calle de paso, hemos perdido mucha venta, en torno al 25%, lamenta Jesús Lahoz, propietario de la farmacia San Miguel 17. “Además, nadie nos avisó de que iban a empezar este tramo antes del verano. Si nos hubieran avisado, habríamos podido tomar medidas, como dar vacaciones a algunos empleados”. Añade el farmacéutico.
Fuentes municipales explicaron que se habló con los comerciantes y que el cambio en la programación de las fases de las obras se justificó por la necesidad de aprovechar el descenso del actividad en verano y tener la calle lo más operativa posible en Navidad.
Otros comercios optaron por cerrar más días en verano. “Hemos cerrado más de lo habitual durante las vacaciones porque era justo cuando empezaron a taladrar en la calle y había mucho ruido y polvo. Ni siquiera entendíamos lo que decían nuestros clientes”, relata Natalia Boj, de la tienda EDU.
“Lo peor es que nuestro escaparate se queda inservible”, se lamenta Francesc Edo, comercial de Fincas Luna. “Siempre había gente parada delante de él mirando las ofertas de inmuebles y ahora eso es imposible”, constata Edo, pero reconoce que “todo lo que sea una mejora de la calle repercutirá positivamente en el comercio. Creemos que es necesario y nos toca aguantar”.
Pérdida de ventas y sensación de agobio
“La sensación de los comerciantes es de agobio. Todos tenemos ganas de que terminen los trabajos. Sabemos que es una obra faraónica y que cuando acabe va a quedar una calle espectacular. Pero está siendo muy duro”, asegura Antonio Torres, presidente de la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza (ECOS). “Los negocios están sufriendo y ya que esta obra ha llegado después de una época complicada. Los que nos transmiten los comerciantes es que les está cayendo una detrás de otra y solo piensan en cuándo les van a dejar respirar”, añade Torres.
De la misma opinión es Jaime Jurado, dependiente de la tienda San Miguel 30. “Veníamos de una situación mala por la pandemia y ahora se ha incrementado con las obras”, dice Jurado. “Nosotros hemos notado una bajada en las ventas del 10%, no es mucho, pero ya estábamos en niveles muy malos. Más bajo no se puede caer”, sentencia Jurado.
“Estamos con pérdidas desde mayo. Tenemos un 25% menos de ventas que el año pasado para estas fechas y a pesar de eso estamos aguantando. Pero si esto se alarga mucho no se si podremos seguir”, reconoce Concha Mazcaray.
“Es como si hubiésemos estado cerrados los últimos meses. Se ha notado muchísimo económicamente. Hemos tenido un 70% menos en ventas seguro”, reconoce Irene Escobar.
Necesidad de ayudas
Por ese motivo, todos los comerciantes coinciden en que serían necesarias ayudas por parte de las instituciones. El Ayuntamiento aprobó una bonificación fiscal del IBI para los negocios afectados por las obras, pero “es solo un detalle”, dice Antonio Torres. “Pagar 500 u 800 euros menos de impuestos no soluciona un año de ventas”, añade el presidente de ECOS. “Se debería de conceder algún tipo de microcrédito para ayudar, igual que se hizo durante la pandemia”, propone Torres.
“Lo del IBI es para los propietarios de los locales, pero hay muchos que, como nosotras, estamos de alquiler por lo que no nos ayuda para nada”, lamenta Noemí Insausti. “Estaría bien algún tipo de ayuda a los comercios, pero sobre todo que agilicen el fin de los trabajos”, dice, esperanzada esta comerciante.
Por otra parte, el Ayuntamiento ha decidido bajar la actividad de las obras al mínimo durante las fiestas del Pilar. Se sacará la maquinaria pesada y se ampliará la zona de paso peatonal retranqueando el vallado para que la calle esté "lo más operativa posible" y puede haber más tránsito de viandantes.
También se están estudiando nuevas medidas de apoyo a los comerciantes.
