Incendio en Ateca: "Es complejo por el frente amplio y lo mucho que corre por el viento"

La complejidad del fuego de Ateca es máxima. Lo explica el coronel Marcos García López, que está al frente del dispositivo de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que actúa en Ateca, 208 personas que combaten las llamas en turnos de 12 horas al día.

Llegó a Ateca el martes al mediodía y comprobó cómo avanzaban las llamas. A las 14.30 se habían calcinado 2.400 hectáreas; a las 19.00, eran ya 6.500 y de madrugada, a las 3.00, eran 13.000. «La principal dificultad era que tenía un frente muy amplio y corría bastante rápido por el viento. Al cambiar de dirección el viento, se derrumbó el fuego, se abrió el flaco derecho y se dirigió hacia el norte», explicó.

El aumento de la intensidad del viento hizo que cogiera aún más fuerza y, al llegar a una masa forestal, avanzó rápido, como si todo fuera una cadena.

Las condiciones meteorológica este miércoles eran mejores y eso permitió empezar a controlar, en parte, el fuego: "Se ha podido trabajar. Hemos ido perimetrando ciertas zonas y ahora se corre un riesgo menor de que se escape el fuego".

El desalojo de los vecinos

Una de las decisiones más amargas a las que se enfrentan los equipos de extinción es el momento de informar a los vecinos de un municipio de que tienen que abandonar sus casas. "Se decide en el puesto de mando y los agentes de la Policía Local, Nacional o la Guardia Civil se encargan del desalojo".

Como UME, pueden avisar a la policía militar si alguien se resiste a ser desalojado. A veces se encargan, simplemente, de facilitarles el traslado. En la extinción del fuego de Ateca es un problema que apenas se ha dado, más allá de ayudar a un vecino de Moros que se había quedado rezagado. La mayoría de la gente suele colaborar. Explica el coronel Marcos García López que es necesario tener cierta "flexibilidad" y entender la situación en la que se encuentran los afectados. "Es su casa, es su vida", lamenta. Si no se quieren ir, intentan mantenerlos controlados por si hay un peligro real de que sean alcanzados por el incendio.