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Una charla sobre violencia sexual ayuda a una adolescente a denunciar una violación en Zaragoza

La chica, de 14 años, se atrevió a contar en la reunión que un conocido la había agredido días antes cuando la acompañaba a casa. El fiscal pide 13 años de cárcel

El acusado, de pie, durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, de pie, durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

Se lo contó a su amiga la misma noche que le pasó y se lo dijo a su mejor amigo al día siguiente, pero no había dado el paso de revelárselo a su madre ni mucho menos de denunciarlo a la Policía. En su mentalidad adolescente, no quería ser la chica ‘señalada’, la ‘violada’, la que le hicieran el vacío en el instituto o en el parque. De la noche a la mañana, pasó de ser una adolescente risueña y feliz a una joven apagada, miedosa y retraída. Lloraba todo el día, no comía y no entendía lo que le había pasado ni por qué. Tuvo que ser en una charla sobre violencia de género en un campamento de verano en el Pirineo cuando comprendió que había sido víctima de un acto vil, de un delito contra su libertad sexual que debía ser denunciado.

La chica, que entonces tenía 14 años, rompió a llorar en medio de la charla, dirigida a adolescentes como ella para que sepan reconocer las distintas formas de ejercer violencia machista, empezando por el control revestido del mito del amor romántico y terminando por la agresión sexual.

La denuncia que presentó a la vuelta del campamento se tradujo en la detención de Moisés A. C. D., de 21 años, que este miércoles fue juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza como presunto autor de un delito de violación para el que la Fiscalía solicita 13 años y medio de cárcel. La acusación particular, a cargo del letrado Eduardo Ariño, pide la misma pena y una multa de 720 euros por un delito de lesiones leves. Mientras, la defensa, ejercida por la abogada Raquel Belío, reclama la absolución porque su cliente niega los hechos.

De hecho, el acusado no ha declarado en todo el proceso, ni ante la Policía, ni en el juzgado, ni ayer en la Audiencia. Tan solo hizo uso del derecho a la última palabra para decir: "Todo de lo que se me está acusando es mentira, por eso no he dicho nada, porque no me puedo inventar nada ni soy bueno mintiendo. No digo nada porque nada ha ocurrido".

Confiaba en él

La que sí declaró protegida por un biombo y tratada con suma delicadeza por el presidente del tribunal, José Ruiz, fue la adolescente, que ahora tiene 15 años. Contó que la noche del 6 de agosto (viernes) de 2021 regresaba a casa sola después de haber estado con amigos en el parque de Torre Ramona y se encontró con Moisés, a quien conocía porque había estado pasando unos días con su familia en su casa. La había acompañado unos días antes "sin problemas", confiaba en él y se brindó a acompañarla de nuevo. La joven no tuvo inconveniente en afirmar que el acusado parecía ir bebido, lo que le puede servir para que le apliquen una atenuante en caso de ser condenado.

Según declaró, al pasar por un restaurante cerrado, muy cerca ya de su domicilio, la acorraló contra la puerta y la intentó besar. "Le dije que parara. Yo no quería. Sabía que tenía novia. Lo evité", manifestó nerviosa. Añadió que la empujó contra unas escaleras (se golpeó la cara contra la pared), le bajó el pantalón del chándal y, aunque ella se lo subió y forcejeó, él terminó bajándoselo y la penetró tres veces vía anal. Al final, logró quitárselo de encima de un empujón y se fue corriendo a su casa.

Cuando llegó al piso, su madre estaba durmiendo y lo primero que hizo fue llamar a su amiga y contarle que la habían violado. "Estaba llorando y noté que tenía un ataque de ansiedad. La tranquilicé y le dije que tenía que contárselo a su madre y pedir ayuda", manifestó la amiga, de 17 años. Tanto ella como otro adolescente de 15 años –un amigo de ambas al que también le reveló lo que le había pasado– coincidieron en señalar que cuando la vieron al día siguiente tenía un moratón en la cara, caminaba mal y no se podía sentar de dolor. "La vi rara. Siempre es muy feliz, va con una sonrisa, y estaba apagada. Le insistí y me contó lo que le pasaba. Me quedé impactado y le aconsejé que hablara con su madre", contó el muchacho.

"En la charla, explotó"

El director del campamento de verano indicó igualmente que conocía a la chica desde los 7 años y que cuando llegó la vio cambiada, triste. "Teníamos una sesión para hablar de la violencia de género y explotó allí", manifestó.

Los forenses examinaron a la joven cuatro meses después y, dado el tiempo transcurrido, no observaron ninguna lesión.

La acusación pública, ejercida por el fiscal jefe de Zaragoza, Felipe Zazurca, no tiene duda alguna de que los hechos sucedieron tal y como cuenta la víctima y que su declaración es una "prueba fundamental". "Su relato ha sido siempre el mismo y ha sido validado por dos testigos de referencia y el director del campamento", dijo. Zazurca destacó que de la "permanente ausencia de versión" del acusado no se puede sacar como consecuencia una "admisión de los hechos". "Pero a esta parte le sorprende que no haya dicho nada", resaltó. Para la defensa, sin embargo, el silencio del acusado no puede ser usado en su contra.

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