Cambio de mentalidad: de cortar las ‘malas hierbas’ a crear islas de biodiversidad

La ciudad de Huesca suma ya más de 1.100 metros cuadrados para fomentar la presencia de enemigos naturales de las plagas.

Ana Pérez-Adell, técnica de Infraestructura Verde del Ayuntamiento de Huesca, junto a una de las diez islas de biodiversidad que hay repartidas ya por la ciudad de Huesca.
Ana Pérez-Adell, técnica de Infraestructura Verde del Ayuntamiento de Huesca, junto a una de las diez islas de biodiversidad que hay repartidas ya por la ciudad de Huesca.
Verónica Lacasa

'Siente las mariposas en la ciudad’. Así rezan los carteles de las diez islas de biodiversidad repartidas por Huesca que suman ya más de 1.100 metros cuadrados para fomentar la presencia de enemigos naturales de las plagas. Desde que se sembró la primera en 2015 en el cruce del Banco de España, se han ido extendiendo por praderas y alcorques de los parques Miguel Servet, San Martín y del Encuentro, el polígono 41, el camino Cocorón, la terraza del Parque Bar y la avenida Doctor Artero. Algunos de los insectos que acaban con las plagas se alimentan en estado larvario de pulgones, pero cuando son adultos lo hacen de polen y néctar, con lo que la proximidad de esas fuentes de alimentación favorece su presencia.

Con la experiencia de estos años, los técnicos han ido aprendiendo a distinguir las mejores mezclas de semillas para lograr un equilibrio ecológico. Y aunque a muchos ciudadanos les pueda dar la impresión de que estas pequeñas áreas verdes están descuidadas por el crecimiento de vegetación espontánea, Ana Pérez-Adell deja claro que es todo lo contrario, ya que detrás de cada isla hay un exhaustivo trabajo. "Hidrobiology selecciona las semillas para que sean especialmente atractivas para los insectos que tenemos intención de fijar en el ecosistema; hay una cuidadosa preparación del terreno con el sistema de riego, la colocación de carteles y una cuerda para protegerlas del vandalismo...; luego van germinando y aparecen otras especies que no forman parte de la mezcla que obliga a hacer descargas selectivas; y además, cada 15 días vienen los técnicos especialistas que prestan la asistencia técnica para observar qué insectos se detectan, si son los que hemos soltado o no, otros polinizadores como mariposas o abejas... Y eso es lo que le da robustez a toda la estrategia, ya que conseguimos tener datos reales de lo que está pasando", destaca la técnica de Infraestructura Verde.

En este sentido, insiste en la importancia del "cambio de mentalidad" que han supuesto estos nuevos tratamientos tanto para los ciudadanos, que ahora toleran mucho mejor la presencia de esta vegetación espontánea "y ya no la perciben como algo sucio o abandonado"; como para los propios trabajadores de las brigadas municipales, "porque durante muchos años su trabajo se medía por la cantidad de vegetación espontánea que eliminaban, mal llamada malas hierbas, porque eso en la ciudad no existe, y ahora, de repente, les hemos pedido que trabajen en otro sentido, introduciendo las mismas especies que aparecían sin hacerlo adrede con otras más llamativas de floración para que las mezclas queden más compensadas", incide Pérez-Adell.

"Durante años, el trabajo de los jardineros se medía por la cantidad de vegetación espontánea que eliminaban y ahora, de repente, les hemos pedido que trabajen en otro sentido"

Además de la polinización y del control de plagas, estos microhábitats generan otros muchos beneficios que ayudan a mitigar los impactos del cambio climático: regulación de temperaturas y escorrentías; reducción de los contaminantes y el ruido; y secuestro de carbono y soporte de biodiversidad. Asimismo, a nivel simbólico e intelectual, contribuyen incluso a mejorar la salud mental y física de los ciudadanos, y sirven de plataforma de educación ambiental, ya que funcionan como laboratorios de naturaleza.

Ahora, los parterres de Flor

Desde el Consistorio ya están pensando en seguir avanzando en esta estrategia haciendo un seguimiento de los insectos de los parterres de flor (este año se han plantado casi 7.000 plantas de 100 especies diferentes) "porque están llenos de organismos y vamos a empezar a ver realmente qué está pasando", subraya la técnica. El fin es comparar la situación con lo que pasa en el campo "porque creemos que toda Huesca puede estar funcionando como un nodo de biodiversidad y que muchos insectos se estén refugiando en la ciudad, polinizadores sobre todo, huyendo de los químicos".

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