semana santa
Glorioso redoble final en la luminosa mañana de Resurrección de Zaragoza
La hermandad de Cristo Resucitado ha celebrado el Encuentro Glorioso en la plaza del Pilar ante miles de personas, en el que no han faltado las jotas.
Cualquier sombra, ya fuera de árbol o de edificio, ha sido buena para protegerse del intenso sol en Zaragoza. Miles de personas se han congregado en la soleada plaza del Pilar para ser testigos del Encuentro Glorioso entre Cristo Resucitado y la Virgen de la Esperanza. El 'Bendita' ha comenzado sus primeros acordes, las campanas han repicado alegría y vida y los tambores de la Real Hermandad de Cristo Resucitado y Santa María de la Esperanza y del Consuelo han redoblado con fuerza ante la basílica.
La cuenta atrás de esta cofradía ya estaba a cero, había llegado su día grande. Han partido de Santa Isabel de Portugal para dirigirse hasta la plaza del Pilar. Los cofrades han cambiado el anonimato bajo los terceroles por la identidad. El luto de las manolas se ha convertido en mantillas blancas. Y las velas han florecido como blancos claveles, que también portaban algunos atributos.
De una de las puertas del Pilar ha salido el Cristo Resucitado, portado hombres de la hermandad. Se ha encontrado con su madre, una Virgen que irradiaba esperanza y consuelo, empujada solo por mujeres. Los bombos, timbales, tambores y timbaletas han incrementado la fuerza cuando ambos pasos se han puesto cara a cara. Las manos abiertas de las dos tallas se han entendido entre el público como un gesto de amor, que no ha dejado de inmortalizar el momento.
Precisamente, esas manos surgieron del cincel de Jorge Albareda, afamado escultor de Semana Santa cuyo arte se esconde detrás de algunas de las tallas que han procesionado estos días en Zaragoza. Jorge falleció en marzo de 2021. Joaquín Albareda, su hijo y hermano mayor de la cofradía del Descendimiento de la Cruz y Lágrimas de Nuestra Señora, ha sido el encargado de pronunciar el pregón de Resurrección. Ha recordado cómo su padre convirtió unos trozos de madera en "fe y alegría", la alegría de la Resurrección. Este domingo, como ha señalado Albareda, es "el pilar de la fe, un día de mirar al cielo".
El redoble del tambor ha dejado paso a las jotas. Varias parejas de adultos y niños han bailado con sus alpargatas de esparto ante las dos carrozas, abiertas hacia una plaza que no se ha querido perder detalle. Entre los móviles levantados también se podían ver guías que marcaban el camino de turistas. Antes de que terminara el acto, ese mismo público ha señalado la senda a los cofrades en su vuelta al colegio de los Agustinos, en el camino de las Torres.
Estos han sido los últimos redobles de la Semana Santa del reencuentro en las calles. "A expensas de las cifras de ocupación de los hoteles, parece que hemos recuperado y tal vez incrementado los visitantes y su impacto económico en Zaragoza por encima de los casi 30 millones de euros de 2019", ha pronosticado Ricardo Navarro, presidente de la Asociación para el Estudio de la Semana Santa. Por esta razón, ha reflexionado que tal vez fuera oportuno realizar un nuevo estudio de este impacto en 2023, en el que se incluya a más localidades y otros parámetros que deriven de las actividades cofrades.
Para aquellos que todavía padezcan hambre cofrade, pueden disfrutar de la exposición de fotografías antiguas de la Pasión zaragozana en la Gran Vía de Zaragoza hasta el próximo día 23. El 2 de abril de 2023 será Domingo de Ramos, así que quedan 350 días para volver a vivir la Pasión, Muerte y Resurrección. Menos de un año en el que, aunque no se vista de hábito, las cofradías y hermandades continuarán con su labor, como se ha recordado este domingo en la plaza.
