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Brutal agresión en Zaragoza: los peritos de la defensa achacan las lesiones cerebrales de la víctima a su borrachera

El juicio por la brutal agresión a las puertas de la discoteca Supernova de Zaragoza quedó ayer visto para sentencia. Los forenses confirman que hubo riesgo vital y que la víctima arrastra secuelas cognitivas irreversibles. La defensa pide seis meses de cárcel por lesiones leves.

Los forenses del IMLA, ayer, durante su exposición ante el tribunal.
Los forenses del IMLA, ayer, durante su exposición ante el tribunal.
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La víctima de la brutal agresión registrada en la madrugada del 30 de septiembre de 2018 a las puertas de la discoteca Supernova de Zaragoza no cayó de espaldas al suelo. Según los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), las erosiones que presentaba en las rodillas y la ausencia de una contusión occipital revelan que se desplomó sobre sus rodillas. Circunstancia que para ellos no resulta baladí, ya que confirmaría que las graves lesiones cerebrales que sufrió Manuel L. A. y que casi le cuestan la vida no fueron consecuencia del impacto de su cabeza contra el pavimento, sino de los fortísimos puñetazos que encajó en el lado izquierdo del rostro.

Una maratoniana tercera sesión, que se prolongó hasta la tarde y en la que se practicaron numerosas pruebas periciales, puso fin ayer a un juicio en el que el acusado, Daniel Zarzuela, se juega hasta siete años de prisión. Porque esa fue la condena que pidió para él la Fiscalía tras escuchar a los especialistas del IMLA y considerarlo autor de un delito de tentativa de homicidio o, de forma alternativa, de lesiones graves. La defensa, a cargo del letrado Enrique Trebolle, niega categóricamente que su cliente tuviera intención de matar. Ni siquiera reconoce que las graves secuelas que arrastra el vecino de Calamocha sean consecuencia directa de lo ocurrido aquella madrugada. De hecho, entiende que las lesiones fueron leves y que no cabría una condena superior a seis meses.

Serán los magistrados de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial quienes determinen ahora hasta dónde se extiende la responsabilidad del agresor. Y no solo la suya, sino también la de la discoteca y de Inzapiz, empresa a la que contrataba los porteros, ya que el Ministerio Público y la acusación particular, a cargo de Pedro Roche, también proponen su condena como responsables civiles subsidiarios. La letradas Almudena Gracia y Marina Ons, que representan a ambas sociedades, han insistido estos días en que la agresión se produjo fuera del local y que la actuación del personal de admisión fue absolutamente correcta.

Una tensa pericial conjunta

Los magistrados escucharon ayer primero las valoraciones de los forenses María Luisa Tomás y Salvador Baena, pero les invitó después a quedarse para practicar una prueba pericial conjunta con los doctores Vicente Calatayud y Nicolás Fayed, a los que la defensa encargó que examinaran también el historial y evolución de la víctima. Las conclusiones de unos y otros especialistas son absolutamente dispares, por lo que será la sentencia la que revele quiénes han aportado argumentos más convincentes al tribunal.

«Había bebido tanto que si hubieran esperado un poco más, se hubiera caído solo», dicen los peritos de la defensa

Para los funcionarios del IMLA, no hay duda de que fueron los golpes del acusado los que obligaron a intubar a la víctima y le provocaron el coma del que tardó en salir un mes. «Si hubiera caído a plomo y se hubiera golpeado la cabeza contra el suelo, tendría contusiones occipitales externas o internas. Pero solo presentaba una triple fractura en la órbita del ojo izquierdo, consecuencia de los puñetazos», indicó el doctor Baena. En cuanto a las secuelas, su compañera María Luisa Tomás reconoció que en los últimos meses se ha producido un empeoramiento del estado neuropsicológico del agredido. «Hablaríamos de un trastorno cognitivo moderado, sobre todo por la pérdida de memoria y de calidad de vida», explicó. «Su curva de aprendizaje es nula y le resulta muy difícil concentrarse para trabajar», añadió.

Pero los peritos de la defensa no lo ven así. Basándose en los TAC y resonancias magnéticas que se practicaron al paciente, concluyen que las lesiones causadas por el acusado –hablan de «posiblemente un golpe»– no pudieron causar nunca unas consecuencias tan graves. De hecho, creen que su empeoramiento se debió a la gran cantidad de alcohol que había tomado e incluso a alguna lesión anterior, que no pudieron precisar. «Había bebido tanto que si hubieran esperado un poco más, se hubiera caído solo», elucubró el doctor Fayed.

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