La Bombonera Oro muestra su nueva cara y promete sorpresa
Este mítico comercio de Zaragoza ha vuelto a levantar la persiana tras la reforma del local, pero se ha mantenido el estilo y dulces de antes.
Bombones, frutas de Aragón o pasteles de siempre, con nombre propio, como Las Gildas, Juanitas, los pasteles de caramelo o la tarta Shajar. Algunos zaragozanos con estos dulces sobre la mesa sabrán que han salido de los obradores de la Bombonera Oro, un mítico comercio de la capital aragonesa que levantó sus puertas en 1902.
“En un principio estuvo enfrente del Teatro Principal y los ciudadanos de alta alcurnia solían tomar el té allí cuando salían de la función. De hecho, fue el primer establecimiento con terraza y también tuvo la primera nevera”, cuenta María José Peña, encargada de la pastelería con casi cuatro décadas al otro lado del mostrador.
Ese carácter hostelero regresa ahora. Tras varios meses en reforma ha levantado de nuevo su persiana para atender en las fechas del Pilar. Una remozada imagen da la bienvenida a los clientes, esos que no se privan de una parada en su escaparate, que también ha cambiado. Una amplia galería de bombones se descubre junto a una de las paredes. Sin embargo, la mayor novedad está por inaugurar. Se trata de un espacio de muestrario de monas de Pascua o cestas de Navidad en el primer piso, que se ve desde la tienda, y una zona de cafetería en la planta superior. “La apertura será próximamente y las vistas son estupendas”, anuncia Peña, en referencia a la fachada del Casino Mercantil.
“Es un orgullo trabajar en un sitio así, además los clientes te cuentan historias, por ejemplo, cuando venían con sus padres o abuelos”, recuerda María José. “Participamos en la vida de los clientes y de la ciudad, es lo que hacen las tiendas pequeñas”, sostiene como mensaje en favor del comercio de proximidad.
Una de las especialidades de la Bombonera Oro es la tarta Shajar. “Procede de la antigüedad y la recuperamos y esta receta tiene más de 100 años. Era el dulce con el que se recibían a los soldados que venían de la guerra, era la forma de agasajarles tras la lucha”, concluye Peña.
