zaragoza

El descuartizador ruso que reventó el escaparate de la Bombonera de Oro se ha intentado suicidar

El plan del profesor era tirar al río por etapas los restos del cuerpo de su pareja y quitarse la vida vestido de Napoleón.

Sokolov, sombrero de dos picos en mano, a la salida de la Aljafería tras la recreación de 2013
Sokolov, sombrero de dos picos en mano, a la salida de la Aljafería tras la recreación de 2013
Aránzazu Navarro

El historiador ruso Oleg Sokolov, en prisión preventiva por haber matado y desmembrado a su exalumna y expareja Anastasia Yéschenko hace casi dos semanas, intentó quitarse la vida, pero la policía lo impidió a tiempo, señaló este martes su abogado Alexandr Pochúev.

"La defensa corrobora que ha intentado cometer un suicidio. Los policías han reaccionado a tiempo, impidiéndoselo", dijo Pochúev a la agencia RIA Nóvosti.

Según el letrado, Sokolov no intentó suicidarse durante la reconstrucción de los hechos, contrariamente a lo que informaron algunos medios, sino "en el intervalo de las diligencias".

Pochuév calificó el estado de su cliente de "satisfactorio", pero reconoció que está "muy deprimido".

El historiador de 63 años, hasta el asesinato de su joven pareja y exalumna profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo, confesó haber matado a Anastasia Yéschenko, de 24 años, con la que había estado saliendo cinco años.

No obstante le echó la culpa a la joven, diciendo que ella se había convertido en un "monstruo" y le había atacado durante una discusión con un cuchillo.

Al parecer ella se había pronunciado en términos poco halagüeños sobre las hijas del profesor.

El experto en reconstrucciones de las guerras napoleónicas y poseedor de la Legión de Honor de Francia, fue detenido tras ser rescatado el pasado día 9 de las aguas del río Móika de San Petersburgo con una mochila flotando a su lado, en cuyo interior había dos brazos de una mujer y una pistola. Sokolov era un asiduo a las recreaciones de Los Sitios de Zaragoza e incluso llegó a escribir un libro sobre la historia de la ciudad. También dejó su huella en un conocido negocio, la Bombonera de oro, cuya cristalera se resquebrajó por su empeño en realizar dos descargas explosivas consecutivas cuando la organización le había indicado que éstas debían separarse en el tiempo para evitar lo que acabó sucediendo.

El plan del profesor era tirar al río por etapas los restos del cuerpo de su pareja y quitarse la vida vestido de Napoleón.

Al querer deshacerse de las extremidades de su víctima, el historiador, en estado ebrio, perdió aparentemente el equilibrio y se cayó al agua.

En el registro de su casa la policía científica encontró una sierra ensangrentada, cuchillos, un hacha, la cabeza de la mujer, su cuerpo por separado, una escopeta recortada y abundante munición. 

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