zaragoza

La Policía tilda de "auténtica ejecución" el crimen de Reyes: "La víctima parecía una diana"

Los agentes hallaron un cartucho en el rellano, lo que implicaría una intención de "seguir con la cadencia de disparos".

Wilson de la Cruz Méndez, procesado por el crimen de Reyes.
Wilson de la Cruz Méndez, procesado por el crimen de Reyes.
Guillermo Mestre

El primer agente en llegar a la escena del llamado crimen de Reyes desmontó ayer, de forma tajante, la tesis del único acusado por el asesinato de Ariel Alberto Carrasco Viola, cometido el 5 de enero de 2015 en Zaragoza. El presunto homicida defendió el lunes en la Audiencia Provincial que los cuatro disparos que acabaron con la vida de la víctima fueron involuntarios, fruto de un forcejeo. Pero la segunda sesión del juicio, durante la que declararon los policías que acudieron al piso de la calle de Navas de Tolosa, dibujó un escenario muy distinto. «Cuando subí por las escaleras me encontré con varios casquillos y vainas de bala. Y una vez entré en el piso me topé con la víctima, que tenía cuatro impactos en la región torácica y en el abdomen», detalló el secretario del primer atestado policial, quien no dudó en tildar de «auténtica ejecución» el panorama que le aguardaba en el domicilio. «La víctima parecía una diana», relató el agente ante el jurado popular.

Durante la jornada inicial del juicio, el procesado, Wilson de la Cruz Méndez, había reconocido que portaba el arma mortal, pero sostuvo que no sabía que estaba en disposición de ser disparada, algo que ocurrió –según su versión– después de que el fallecido se abalanzase sobre él.

El secretario del atestado recordó que se encontró con once detonaciones y que las cuatro que impactaron en la víctima fueron «a cañón tocante, a bocajarro, como se suele decir, llegando incluso a dejar un tatuaje de pólvora sobre la piel, junto a la axila». Otras balas impactaron «en el centro del esternón, en el corazón» y dejaron orificios de entrada y salida. Durante su declaración, el agente valoró que la familia presente en el tiroteo «ocultó datos desde el primer reconocimiento», una circunstancia que podría estar relacionada con la compraventa de cocaína en torno a la que sucedieron los hechos. No en vano, durante el segundo interrogatorio reconocieron el vuelco de droga que originó la trifulca.

Otro de los policías intervinientes apuntó ayer que el cartucho sin detonar hallado en el rellano «implica una maniobra por parte de quien empuña el arma para continuar con la cadencia de disparos». Según deducen los investigadores, el portador del arma tuvo que deshacerse manualmente del cartucho, ya que este pudo encasquillarse tras efectuar un disparo a cañón tocante. «En este tipo de disparos, los gases de la deflagración de la pólvora que deslizan la corredera del arma ven interrumpido su normal tránsito y eso puede hacer que se enganche», explicó un miembro de la Policía Científica. Este matizó que una de las dos armas era de fogueo, pero había sido modificada para poder usar munición real, una técnica que «por norma general, acaba dando muchos problemas». El conductor que acompañaba al presunto asesino y a su compinche fue quien les facilitó las pistolas, aunque según el encausado solo iban a emplearlas para «intimidar» al vendedor de la cocaína, un miembro de la banda latina DDP.

A preguntas del abogado defensor, el madrileño Daniel de Andrés, el experto valoró la posibilidad de que hubiese un forcejeo. «Los restos de pólvora en las manos del fallecido indican que pudo haberla empuñado o haberla tenido cerca». El letrado, que en la primera sesión interpretó con su representado una versión de la escena, hizo hincapié en este punto, ya que basa su defensa en la supuesta involuntariedad.

Una búsqueda complicada

El trabajo policial para encontrar a Wilson de la Cruz y sus compañeros, todos ellos huidos tras el crimen, resultó complicado debido a las precauciones que habían adoptado antes de acudir al vuelco. El acusado y sus compinches contrataron sus tarifas telefónicas y compraron sus terminales con identidades robadas, lo que llevó a los agentes hasta personas que no tenían nada que ver con las actividades delictivas. Fue a raíz de las pistas aportadas por una testigo cuando pudieron cerrar el cerco. Finalmente, De la Cruz fue capturado por la Interpol en Washington (Estados Unidos) en octubre de 2019.

Por otro lado, el coche que emplearon, que fue fotografiado por un radar cuando entraba a Zaragoza, fue localizado por un agente de la Policía Local de Madrid en un descampado.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión