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El Ayuntamiento de Zaragoza quiere reducir el número de palomas a menos de la mitad

Se estima que hay más de 13.000 ejemplares y que la población crece al menos un 10% cada año. El Consistorio licitará el control de estas aves y otras plagas urbanas por 300.000 euros al año.

Un operario, con las palomas capturadas en la azotea del Museo del Fuego.
Oliver Duch

El Ayuntamiento pretende reducir a menos de la mitad la presencia de palomas en Zaragoza. El Consistorio considera que actualmente hay una superpoblación de este ave en la ciudad, que se reproduce cada vez más rápido. Está causando problemas en edificios y, potencialmente, también puede hacerlo en la salud de las personas. Anualmente se reciben más de 150 quejas o solicitudes de captura de los más de 13.000 ejemplares que, según se calcula, sobrevuelan la capital aragonesa.

El Consistorio quiere actualizar el censo, ya que el número puede ser incluso superior. Como no se trata de una especie invasora, no se pretende erradicar su presencia en la ciudad, pero sí controlar su expansión y dejar la población en unos 4.000 o 5.000 ejemplares. La sobrealimentación que recibe y la ausencia de depredadores naturales permite a esta especie hacer hasta cinco puestas al año, cuando antes hacían dos o tres.

Para frenarlo, desde 2019 se han vuelto a capturar y eliminar ejemplares, después de que en el mandato anterior el gobierno de ZEC decidiera dejar de hacerlo. El año pasado se acabó con 2.043 palomas en Zaragoza y el anterior, con 1.232. En 2020, la Expo fue el lugar del que se eliminaron más ejemplares (884), seguido de la plaza de San Francisco (237), Casetas (236) y la plaza de Santo Domingo (110).

Cuando se recibe una queja, los empleados valoran si hay gente que las alimenta de forma habitual (en cuyo caso se notifica a la Policía, ya que está prohibido) o si las palomas están ahí porque han entrado en alguno edificio o piso abandonado. Para acabar con ellas se recurre a una empresa externa que las captura y elimina. La captura se hace con dos métodos distintos: o bien con una gran red que se lanza sobre un grupo de palomas que se reúnen a comer el cebo que se les pone o bien con jaulas, de forma más selectiva y en lugares de más difícil acceso.

Con el próximo presupuesto municipal se quiere dar impulso a estas prácticas con un contrato público para que una empresa haga este trabajo de forma habitual por unos 50.000 euros al año. El objetivo es reducir de forma sustancial una población de palomas que causa suciedad y daños estructurales en edificios y que incluso pueden causar problemas sanitarios a la población. Un estudio realizado en 2019 a varios ejemplares detectó que todas las palomas analizadas tenían numerosos parásitos y también la bacteria ‘E.coli enteropatógena’, que puede causar diarreas.

Otras actividades del Instituto Municipal de Salud Pública

Esta es solo una de las actividades que desarrolla la Unidad de Salud Ambiental del Ayuntamiento, que también se encarga del control de plagas en la ciudad. El año pasado, este servicio recibió 1.537 solicitudes por problemas con ratas o cucarachas, principalmente, que acabaron con 2.097 tratamientos de desratización y 372 de desinsectación. En cuanto a los primeros, la mayoría de las actuaciones se producen en el Casco Histórico, fundamentalmente por la suciedad que se acumula o las bolsas de basura que se dejan fuera de los contenedores.

Desde el servicio de Salud Pública del Ayuntamiento insisten en la necesidad de que los vecinos no den de comer a los animales. La costumbre de algunos de dar comida a palomas, gatos o patos suponen "un foco de generación de otro tipo de plagas", como apunta Emilio Martínez, jefe de la unidad de Salud Ambiental.

El Ayuntamiento quiere acabar de manera más eficaz con estos desagradables habitantes de Zaragoza, y para ello va a sacar tres concursos públicos: uno para el control de plagas, otro para los chinches de las viviendas municipales y uno más para las palomas. En total, costarán casi 300.000 euros al año, casi cuatro veces más de lo que se venía destinando hasta ahora.

El objetivo es cambiar el método de trabajo que tenían hasta ahora. En vez de limitarse a acudir a los avisos que reciban de los ciudadanos por la presencia de plagas en algún punto, ahora se quiere también hacer "una labor preventiva", como señala Elena Sevilla, la nueva directora del Instituto Municipal de Salud Pública. El objetivo es poder adelantarse antes de que aparezcan las ratas, las cucarachas o alguna otra compañía indeseada.

El Instituto Municipal de Salud Pública es el servicio del Ayuntamiento encargado del control de la calidad sanitaria del entorno. Cuenta con dos laboratorios (químico y microbiológico) en los que solo el año pasado se analizaron más de 5.000 muestras. Este centro municipal se encarga, además del control de las plagas, de vigilar la calidad del agua de boca. 

En ocasiones, porque los ciudadanos notan en ella un sabor extraño. De las alrededor de 1.000 análisis que se hacen al año, el 99,5% son satisfactorios. "La calidad ha mejorado mucho en los últimos diez años", afirma Elena Sevilla, directora del Instituto. Además, todos los días también se analiza el agua que sale de las depuradoras al Ebro, y también se controlan los colectores de aguas residuales, la contaminación atmosférica, el agua de las piscinas y de las fuentes, etc.