rehabilitación de viviendas

Vecinos a la espera de ayudas para poner ascensor: "Vine con 17 años y quiero acabar mi vida aquí, en el piso de mis padres"

María Jesús Vicente vive en una comunidad de vecinos donde no hay mayoría para acceder a los planes de rehabilitación que impulsa el Ayuntamiento. 

En la imagen de la izquierda, María Jesús Vicente a la entrada de su portal, en la calle del Valle de Gistaín. A la derecha, en el interior del piso que heredó de sus padres, donde vive actualmente.
En la imagen de la izquierda, María Jesús Vicente a la entrada de su portal, en la calle del Valle de Gistaín. A la derecha, en el interior del piso que heredó de sus padres, donde vive actualmente.
HA

La zaragozana María Jesús Vicente, de 67 años, se vino a vivir a Balsas de Ebro Viejo cuando tenía 17 años. "Era el año 68 o 69. Yo trabajaba por entonces. Luego me fui cuando me casé y, al morir mis padres, como soy hija única, me vine otra vez en el 2008 y lo reformé todo por dentro", recuerda esta propietaria del número 34 de la calle del Valle de Gistaín. 

Hoy María Jesús sigue siendo una de las vecinas más jóvenes de su portal. Han pasado casi 50 años, pero a su juicio y "por desgracia" el barrio sigue igual o "peor cuidado", señala. "Hay mucha gente que se ha tenido que marchar: personas mayores o enfermas que vivían en un tercero o un cuarto sin ascensor y, como no tienen ayuda o no se ponen de acuerdo, se tienen que ir a casa de los hijos o malvender el piso para poder ir a una residencia o cambiarse a un bajo", relata esta vecina de Balsas, que apuesta por la rehabilitación para poder "envejecer" en el piso de su juventud. 

"Estoy a gusto en el barrio y quiero acabar mi vida aquí, en el piso de mis padres. Yo vivo en el primero, pero te pasa cualquier cosa y tienes que depender de una silla de ruedas, con lo cual o no puedes salir o no puedes vivir aquí. El ascensor es una necesidad que le puede tocar a cualquiera", asegura esta vecina. 

Este sábado, en una asamblea ordinaria de la asociación de vecinos Balsas de Ebro Viejo, los arquitectos Gerardo Molpeceres y Cristina Cabello expusieron los proyectos de reforma realizados hasta la fecha y hablaron del impulso que ha dado el Ayuntamiento a la rehabilitación de cuatro edificios sindicales más, los correspondientes a las comunidades de las calles del Valle de Oza 5 y 13-15, Valle de Gistaín 4-6 y Peña Oroel 13-15-17.

"La mayoría de viviendas reciben en torno a 15.000 euros de ayuda por vecino"

En la comunidad de María Jesús, como ocurre en otras muchas, no hay siquiera mayoría simple para poder optar a estas ayudas. Los expertos estiman que cada reforma, sin subvención, supondría un desembolso de 30.000 euros por vecino, algo "inasumible" para la mayoría. Con ayuda, sin embargo, el coste se reduce, en el mejor de los casos, a 6.000 euros por piso, aunque la mayoría de las viviendas reciben en torno a 15.000 euros de ayuda. El precedente, en Valle de Pineta 16 y Peña Oroel 2 anima a muchos vecinos a dar el paso y moverse para optar a ayudas. "Sabemos que es práctico y que queda precioso. El día de mañana, si pienso en mis hijos, son viviendas que se revalorizan", subraya esta vecina, que ve también con buenos ojos la rehabilitación de fachadas para ahorrar energía y reducir el coste de su factura. "Este mes de enero he pagado 380 euros de dos meses de calefacción aun teniendo las ventanas de climalit que me cambié por dentro", comenta.

Balsas de Ebro Viejo: el conjunto urbano con más ayudas concedidas

Según datos de Zaragoza Vivienda, las solicitudes de ayuda para la rehabilitación se dispararon en la convocatoria de 2019, siendo Balsas de Ebro Viejo el segundo Conjunto Urbano de Interés (CUI) con más subvenciones concedidas. El ejemplo de Peña Oroel 2, la primera rehabilitación integral que se hizo en la zona gracias a una convocatoria de ayudas de 2017, ha servido de modelo para difundir los logros de un proyecto de mejora que satisface una reivindicación histórica de los vecinos. Aunque todavía muchos siguen a la espera de instalar un ascensor. 

"Vemos que hay una sensibilidad muy grande para quedarse en el barrio. Desde que vine a trabajar aquí hace cuatro años se ha creado mucha conciencia y creo que ahora hay vida, aunque sigue habiendo pisos vacíos. Eso continuará a peor si no se invierte", advierte Cristina Cabello, una de las arquitectas que trabajan en la zona y que ha puesto en marcha, junto a Gerardo Molpeceres, el proyecto 'Abierto por obras'. Su objetivo no es otro que "revitalizar el barrio" y seguir trabajando con las comunidades de vecinos para concienciar de la importancia de estas actuaciones.

"Este año -cuenta esta arquitecta- te daban puntos si con el proyecto generabas una intención de difundir. Nosotros, en la convocatoria de ayudas, nos hemos comprometido a hacer visitas a las obras y a la gente para seguir sembrando. Las ayudas son una concurrencia competitiva y cuanta más unanimidad haya en una comunidad, mejor. Hemos hecho mucha fuerza puerta por puerta y los ejemplos que hay en marcha deben servir para viralizar esas reformas y que otra gente se anime", subraya Cabello, quien llegó a la zona por "vocación" y se emociona todavía al enseñar en asamblea a los vecinos los resultados urbanísticos de algunos proyectos que han liderado ella y su equipo. Por su parte, desde la Asociación de Vecinos Balsas de Ebro Viejo, principal impulsora para la regeneración y rehabilitación del barrio, insisten en que las líneas de actuación abiertas son un "estímulo" para la junta, aunque hay que "seguir" trabajando para atraer población y mejorar las plazas y calles del entorno. "Cuando fundé la asociación en 2005, mi principal objetivo fue evitar la degradación que ya se veía venir por el envejecimiento de la población y el problema de accesibilidad de estos edificios", subraya Esther Blasco, la presidenta de este colectivo. 

El arquitecto Gerardo Molpeceres (i), Álvaro Gómez (c), administrador de fincas, y la arquitecta Cristina Cabello (segunda por la derecha) en la asamblea de vecinos del pasado sábado, en la Estación del Norte, donde expusieron los proyectos en marcha.
El arquitecto Gerardo Molpeceres (i), Álvaro Gómez (c), administrador de fincas, y la arquitecta Cristina Cabello (segunda por la derecha) en la asamblea de vecinos del pasado sábado, en la Estación del Norte, donde expusieron los proyectos en marcha.
AA. VV. Balsas de Ebro Viejo

El reto de revitalizar un barrio que envejece a la espera de subvenciones

En total, según informan desde Zaragoza Vivienda, el conjunto de Balsas de Ebro Viejo tiene aprobada una ayuda de 1.270.464 euros para acometer una inversión que supera los dos millones y medio en las obras de rehabilitación de 93 viviendas repartidas en ocho portales. El conjunto urbano de Balsas de Ebro Viejo cuenta con 1.260 viviendas, por lo que la iniciativa por parte del Colegio de Arquitectos y los vecinos sigue muy activa. 

Los hay que como Paco Reyes, propietario de un piso en Sierra de Guara 14, llegaron a presentar su propio proyecto de mejora, aunque este no recibió el visto bueno por parte del Ayuntamiento. Mientras sigue recabando apoyos en su bloque en L, uno de los más complejos, lamenta que una vecina del cuarto que llevaba dos años sin salir de casa falleció sin haber hecho realidad su sueño. "La señora, de 93 años, se murió y no llegó a verlo. Este año hemos vuelto a presentarlo modificando lo que nos pidieron y nos hemos quedado en la reserva. Yo en el puesto 8 y el portal 16 en el 10, pero vamos a seguir moviéndonos", advierte este constructor. 

"El parque de viviendas en Zaragoza es antiguo y no queremos otro Arcosur. Lo más sostenible que se puede hacer es rehabilitarlas"

Por su parte, los arquitectos Gerardo Molpeceres y Cristina Cabello siguen trabajando codo con codo con las comunidades de vecinos que se han quedado sin subvención para concienciar de la importancia que tiene invertir en este tipo de reformas. "En el mejor de los casos, con un 80% de ayuda, y nos ha pasado en Peña Oroel, por 6.000 o 7.000 euros resuelven la obra. En Valle de Oza 15 les han dado el 40%; el otro 60% lo tienen que poner los vecinos. Hay que sacarse la idea de que para la rehabilitación te deben dar el 100% porque al final algo tienes que poner. Nosotros tratamos de convencer a la gente de que con una cuota de 100 euros al mes, igual que te compras un coche, te revalorizas el piso", añade Cabello, quien se muestra convencida de que estas ayudas municipales van a seguir incrementándose año tras año, aunque para poder beneficiarse hace falta la unanimidad de los vecinos. 

"Yo estoy segura de que en Valle de Oza 13 conseguiremos que nos firmen las actas el 100% de la gente; y poco a poco iremos extendiendo los proyectos en marcha a otros vecinos. La idea es hacer alguna presentación más para explicarles el documento de coordinación y seguir haciendo piña. Este año va a ser decisivo para que todo aquel que tenga ganas se movilice y si al año que viene consiguiéramos ayuda para rehabilitar otras 100 viviendas sería muy positivo", asegura Cristina, quien ve con buenos ojos el futuro del barrio y su posterior desarrollo económico. Como docente de Arquitectura, pues también da clases en la Universidad de Zaragoza, ve un interés creciente por parte del alumnado en este conjunto urbanístico. "El parque de viviendas en Zaragoza es antiguo y no queremos otro Arcosur. Lo más sostenible que se puede hacer es rehabilitarlas. Hay que consolidar los barrios y, en concreto, el de Balsas de Ebro Viejo tiene un encanto. Creemos que se puede revitalizar con mucho público diferente siempre y cuando tengas las condiciones adecuadas para ello", concluye esta arquitecta. 

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