zaragoza

La procesionaria vuelve a asentarse en el parque de Torre Ramona un año más

Los vecinos han comunicado la presencia de varios pinos afectados por este insecto, y el consistorio va a comenzar a revisar los ejemplares de la ciudad en busca de bolsones.

Bolsones de procesionaria en el parque de Torre Ramona.
Bolsones de procesionaria en el parque de Torre Ramona.
L. R.

Son, año tras año, los habitantes más indeseados que se pueden encontrar en los parques de la ciudad. No será hasta comienzos de la primavera cuando los gusanos de la procesionaria avancen por el suelo en hileras, pero ya dejan ver sus nidos en las copas de los árboles del parque de Torre Ramona, en el barrio de Las Fuentes.

La Asociación de Vecinos Las Fuentes de Tramacastilla alertó hace unos días de su presencia, y desde el Ayuntamiento de Zaragoza han anunciado que van a ponerse manos a la obra de forma inmediata para retirar sus bolsones antes de que salga la procesionaria.

Esta oruga vive, especialmente, en zonas rurales en las que abundan los pinos, aunque su introducción en zonas urbanas es cada vez más frecuente debido a que también allí encuentran las condiciones adecuadas para desarrollarse. De hecho, no solo afectan a los pinos, también a otras especies de árboles como los cedros.

Los ejemplares afectados en el parque de Torre Ramona están ubicados frente a la residencia Las Fuentes, aunque según el colectivo vecinal, podría haber en más lugares. “Es en el parque donde solemos ver más, aunque también hemos visto un árbol afectado en la calle Florentino Ballesteros. Puede haber más y que no los hayamos detectado aún”, señala José Luis Ibáñez, presidente de la asociación.

Ibáñez reconoce que es una situación que se repite año tras año, aunque tiene la sensación de que en esta ocasión, los bolsones han aparecido un poco antes de lo habitual y son más numerosos. “Ocurre siempre. Denunciamos y los quitan, pero estamos viendo más que otros años”, explica. No obstante, desde el consistorio aseguran que los estudios que se han ido realizando indican que, a priori, la presencia de procesionaria no va a ser demasiado grande esta primavera.

El calentamiento del planeta puede explicar las alteraciones en el ciclo de vida de este insecto, que también está llegando hasta otras regiones en las que, tradicionalmente, el clima siempre ha sido más duro. “Al mejorar el clima, las procesiones de la especie se pueden adelantar unos meses e incluso alargarse en el tiempo”, explica la veterinaria Patricia Pascual, que realizó su trabajo de fin de grado sobre la procesionaria del pino.

La preocupación de la asociación de vecinos es que, una vez que las procesionarias desciendan de los bolsones hacia el suelo, puedan resultar peligrosas tanto para humanos como para animales de compañía. “Los daños causados son muy variables en función del tipo de contacto que se haya producido y de la capacidad de respuesta del propio animal”, explica Pascual. Los efectos en perros pueden ir desde una dermatitis, si el contacto es cutáneo, a úlceras e incluso necrosis en la lengua del animal si este ingiere el gusano y no es tratado con rapidez. “Se trata de una emergencia veterinaria en todos los casos, ya que el cuadro puede evolucionar a una mayor gravedad”, añade.

En el caso de los humanos, Pascual recomienda evitar el contacto con estos insectos limitando los paseos por las zonas de pinares en las que haya plagas, especialmente en los meses de marzo y abril. Por este motivo, la asociación de vecinos pide al consistorio que actúe con celeridad en la retirada de los nidos.

El Ayuntamiento, por su parte, explica que lo más eficaz es la retirada manual de los bolsones, y que desde Parques y Jardines van a comenzar a revisar el arbolado en los próximos días.

Además, implementan cada año otras medidas con el fin de reducir la población de este insecto. Los operarios colocan nidos de murciélagos, depredadores naturales de la polilla de la procesionaria, además de trampas con feromonas en puntos calientes de la ciudad.

Por otra parte, se continúa aplicando la endoterapia, un tratamiento fitosanitario de bajo impacto ambiental que consiste en inyectar en los troncos de los árboles productos para evitar el riesgo de plaga. Debido a su alto coste, estas actuaciones se limitan a los pinos que se encuentran en centros educativos, alrededor de medio millar.

Lo que ya no se utiliza es la aplicación de la bacteria Bacillus thuringiensis, capaz de reducir las poblaciones de orugas antes de formar los bolsones, ya que la normativa nacional ha cambiado y prohíbe su utilización en el medio urbano.

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