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¿Sabría actuar si su mascota entra en contacto con una oruga procesionaria?

Además de ser precavidos, es importante estar lo más informado posible para saber cómo reaccionar en este caso. Lavar la zona infectada y acudir al veterinario es de vital importancia.

Procesionaria del pino
Procesionaria del pino
Luis Ángel Tejedor

Cada año, entre los meses de enero y marzo, la procesionaria hace suyos los parques naturales de Aragón, infestando los pinares y poniendo en riesgo la salud de humanos y animales, debido a su alta toxicidad. También están presentes en las ciudades (solo el año pasado se retiraron 500 bolsones de esta oruga en Zaragoza), y, aunque prevenir está en la mente de la mayoría de dueños, hay ocasiones en las que, al más leve descuido, por vía directa o respiratoria, nuestro perro entra en contacto con este insecto que puede llegar a ser mortal.

¿Por qué la procesionario pone en riesgo a tu mascota?

Según Pets Travel, esta oruga es muy llamativa y ejerce un efecto llamada sobre los animales, que se sienten atraídos por su manera de desfilar y su aspecto. Así, en un intento de descubrir qué son, pueden acabar rozando los pelos urticantes que las recubren (¡más de medio millón!) y entrar en contacto, ya sea directo o por vía aérea, con la toxina que las recubre, llamada Taumatopenia. Y, dada esta situación, la única opción essaber reconocer los síntomas para tener una actuación rápida y eficaz que frene los efectos de la procesionaria, que pueden ir desde picores hasta una insuficiencia respiratoria.

Los síntomas visibles más comunes dependerán, sobre todo, del tipo de contacto que nuestro perro haya mantenido con la oruga. Si, por ejemplo, los pelillos irritan la zona de los ojos o las mucosas, el animal empezará a sentir picores, urticarias y sensación de quemazón. Será fácilmente detectable, aseguran desde la web, porque lo notaremos nervioso y, a los pocos segundos, empezará a babear, hipersalivar y a rascarse la zona de la boca con las patas. Después, podremos detectar dificultad para respirar, indigestión e hipertermia.

Aunque lo habitual es que, una vez que la han chupado o mordido, el perro suelte la procesionaria y no se la trague, existe la mínima posibilidad de que ocurra. En este caso, además de los síntomas ya comentados, el animal también sufrirá inflamación, vómitos, piel dañada, manchas rojizas o moradas en la lengua y ampollas, pudiendo llegar incluso a aparecer necrosis en algunas zonas de la boca y en la garganta, así como convulsiones. Cabe destacar que estos síntomas no se producen de forma tan inmediata como los anteriores, pero es de vital importancia reaccionar rápidamente.

Cómo actuar, paso a paso

Ya sea porque lo hemos visto o porque hemos detectado en nuestra mascota alguno o varios de los síntomas anteriores, el caso es actuar rápido y de forma eficaz. Lo primero que hay que hacer es lavar la zona afectada para diluir el tóxico, asegurando de que los pelos salen al exterior y no se los traga. Aunque lo ideal es realizar este lavado con suero fisiológico (una buena idea es llevarlo con sus cosas durante los meses de la procesionaria), en caso de que esto no sea posible, lo mejor es echar agua tibia abundante. Es muy importante que en ningún caso frotemos, ya que se podrían romper los pelos urticantes y liberar la toxina (que es justo lo que queremos evitar).

Una vez limpia la zona, y antes de que los efectos secundarios puedan empezar a aparecer, hay que llevar a nuestra mascota lo antes posible al veterinario, por si acaso necesita un tratamiento de urgencia. Además, es recomendable que desde allí, y con nuestro perro a salvo, llamemos a las autoridades pertinentes para que adviertan a otros dueños del posible peligro.

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