Villanueva de Gállego

Una pequeña Francia a orillas del Gállego

Los 422 alumnos galos de la USJ generan un importante impacto económico en Villanueva. Se han formado varias parejas internacionales y en agosto tuvo lugar la primera boda.

Jeremy Camagrand (primero por la derecha), junto a otros estudiantes franceses de la USJ.
Jeremy Camagrand (primero por la derecha), junto a otros estudiantes franceses de la USJ.
Aránzazu Navarro

Un reducto galo hace vida a un puñado de kilómetros al norte de Zaragoza. Se trata de una comunidad de veinteañeros que viven en armonía en Villanueva de Gállego... que a tenor del censo bien podría renombrarse como Villanueva del Loira. Porque no es nada frecuente que en un municipio aragonés de 4.661 habitantes tengan su residencia habitual más de 400 vecinos franceses. El motivo no es otro que el fuerte desembarco en la Universidad San Jorge de alumnos del otro lado de la frontera, matriculados sobre todo en la carrera de Fisioterapia, aunque su peso es también creciente en otras titulaciones, sobre todo de la rama sanitaria, como Enfermería.

Y vaya si se nota su presencia en la localidad. El alcalde, Mariano Marcén, hace análisis del impacto económico: "Es más que notable, no cabe duda. Acuden a los comercios locales y hacen gasto, son buenos compradores. En la carnicería, por poner un ejemplo, buscan el género de mejor calidad. Acuden a los bares y restaurantes y el nivel de ventas, según transmiten los comerciantes, es mayor que antes de que llegaran. Podríamos hablar de algo así como ‘exportación interior’. El pueblo está, en general, muy contento, porque salvando algunos de los chicos, que por decirlo de algún modo tienen el pecado de la juventud y algunas noches de fin de semana se hacen notar, son muy educados y llenan de vida las calles, el polideportivo y la biblioteca".

El inmobiliario es otro sector que ha despegado de la mano de la nueva comunidad. "A diferencia de otros municipios, aquí ya apenas queda vivienda vacía. Todo aquel que recibe un piso en herencia lo acondiciona para sacarlo inmediatamente en alquiler y en seguida lo coloca. Incluso se han arrendado unas unifamiliares que había vacías en la parte norte del pueblo. Son rentas caras, pero entre varios cubren los gastos. Son buenos pagadores, cumplen religiosamente cada mes", explica Marcén. La falta de viviendas disponibles y la creciente demanda han llevado a reactivar tres promociones y a que inversores particulares se hayan hecho con el ladrillo que absorbieron las entidades bancarias durante la crisis. Pero también se han encarecido los precios, un problema que se agravará con la futura llegada de Amazon. "Nos hemos encontrado con un problema con el que no contábamos y es que los alquileres se están escapando para las familias con rentas más bajas. Por eso hemos aprobado en el pleno una línea de ayudas al alquiler", abunda el regidor.

La sintonía entre los jóvenes villanovenses y los franceses es buena. De hecho, el edil ofició en agosto su primer enlace internacional entre un vecino de toda la vida y una de nuevo cuño: "Han surgido, además, otras 3 ó 4 parejas más. Aunque las cuadrillas de amigos no se juntan demasiado entre ellas, se van mezclando poco a poco. La pena es que la intención de los chavales de aquí sea irse a Francia, ya que los fisios están muy reclamados y ahí es más fácil encontrar empleos con mejores condiciones en general".

En el campus también se hace una lectura positiva de la coyuntura. "Hace unos años no esperábamos que se diese esta situación, no ha sido algo buscado, pero estamos encantados porque el hecho de que la llegada de alumnos del sur de Francia no solo se sostenga en el tiempo sino que incluso aumente cada año habla muy bien de la calidad de la enseñanza, pero también de la oferta cultural y deportiva que ofrecemos, así como los valores que intentamos transmitir", reconoce la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Berta Sáez, quien opina que el hecho de tener un alumnado tan internacional (el centro da cobijo también a una importante comunidad Erasmus) ayuda a "eliminar prejuicios".

Un título con más salidas

Jeremy Camagrand, natural de Biarritz, ha encontrado a tres horas de casa un lugar ideal en el que estudiar: "La vida aquí es muy agradable. Comparto piso con varios compañeros y coincidimos en que tenemos mucha suerte. El estilo de vida es parecido al de Francia, aunque con pequeñas diferencias. Nos gusta mucho que la gente sea tan atenta. Los aragoneses tienen muy buen espíritu". En un perfecto castellano, Jeremy cuenta que, además de la cercanía del campus a las regiones francesas del sur, la principal razón del desembarco de compatriotas a orillas del Gállego es "la buena reputación de la universidad tanto a nivel de estudios como en deportes". 

Las diferencias entre los estudios franceses y españoles también sustenta la llegada de galos. "En Francia no existe el título de Fisioterapia como tal. El título español es homologable a nivel internacional y eso me interesa porque en el futuro quiero trabajar en Australia, de donde es mi novia. Además, para acceder al título francés hay que realizar antes unas pruebas que preparas durante un año y es un infierno, es el peor año de tu vida. El resto de los estudios no son difíciles. En España, además, las asignaturas son más interesantes".

Los reyes del rugby

Hablar de rugby en Francia es abordar una suerte de religión. Por eso el equipo universitario de esta disciplina parece, de unos años a esta parte, tocado por una varita. Los 422 estudiantes galos (dentro del total de 2.119) son "muy participativos en todo tipo de deportes, pero sobre todo en el rugby, cuyas nociones básicas ya aprenden en el colegio", desvela Víctor Vicente, responsable del servicio de actividades deportivas. Gracias al alumnado francés, la USJ ha llegado seis veces a la fase final del campeonato nacional masculino y una vez al femenino, torneos que suelen estar copados por las universidades madrileñas, valencianas, vascas y catalanas, que multiplican hasta por 25 el número de estudiantes de grado de Villanueva. Pero no solo se ha colado en los cruces decisivos. "Ganamos los torneos de 2017 y 2019 y el año pasado incluso obtuvimos una medalla de bronce en el torneo universitario europeo, celebrado en Coímbra", apunta el coordinador.

Para dar salida a la vena competitiva de los jugadores más destacados, la universidad rubricó un convenio con el Fénix Rugby, que juega en División de Honor B, la segunda división a nivel nacional, mientras su filial se desenvuelve a nivel autonómico.

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