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El Parque Deportivo Ebro va recobrando la vida, aunque sus piscinas siguen abandonadas

Un tercio de la instalación está en uso (con campos de fútbol, pádel y paintball). Pero la piscina cubierta, las de verano y gran parte de las zonas verdes están muy deterioradas.

El Parque Deportivo Ebro, el que fuera uno de los grandes complejos deportivos de Zaragoza, cerró sus puertas el 1 de enero de 2013. Desde 2015 gestiona la instalación una fundación liderada por la Federación Aragonesa de Natación, que tenía un proyecto muy ambicioso para reabrir el centro. Pocos días después de hacerse cargo, una crecida del Ebro inundó y destrozó el parque. Cuatro años después, el Parque Deportivo Ebro va recobrando lentamente la vida, aunque su proyecto estrella -la piscina cubierta- sigue abandonada.

El Parque Deportivo Ebro muestra ahora dos caras opuestas. Por un lado, los campos de fútbol y hockey llenos el fin de semana, la zona de paintball a tope por las tardes, los cursos y partidos de pádel todos los días. Y, por otro, la piscina cubierta abandonada desde hace seis años, los cristales rotos, los muros con grafitis, las antiguas piscinas de verano vacías y agrietadas, la vegetación que crece salvaje en parte del parque.

"Tenemos un proyecto ilusionante y factible económicamente. Pero la riada del Ebro de 2015 nos trastocó todos los planes. Y después la Administración ha tardado mucho en reparar los desperfectos y en resolver el procedimiento administrativo. Vamos dando pasos, aunque más lentos de lo que nos gustaría. Confiamos en poder poner en funcionamiento la piscina cubierta dentro de un año. Es el centro de nuestro proyecto deportivo. Nuestro modelo para el Parque Deportivo Ebro es un parque de acceso libre en el que solo se paga por el uso de sus instalaciones deportivas. La piscina cubierta tiene que ser un referente para los deportes acuáticos: natación, waterpolo, sincronizada, triatlón, actividades subacuáticas. En Aragón ténemos un déficit de piscinas para deporte de competición", afirma Guillermo Kleingries, director general de la Fundación Educación, Salud y Deporte en Aragón y presidente de la Federación Aragonesa de Natación.

El fútbol y el paintball tiran del parque

El Parque Deportivo Ebro tiene las puertas abiertas todos los días del año. "Tenemos 5.000 usuarios a la semana durante la temporada deportiva. Hay fines de semana con más de 80 partidos de fútbol y hockey", apunta Kleingries. El centro tiene en uso un tercio de sus 14 hectáreas. Ahora dispone de dos campos de fútbol 11, uno de fútbol 7, uno de hockey hierba, cuatro pistas de pádel, tres de tenis, una zona de paintball, un gimnasio de aikido y una cafetería. Los gestores han vallado el acceso a la zona de piscinas y a los edificios abandonados (restaurante, vestuarios) para impedir el vandalismo.

Una zona de merendero se reconvirtió a finales de 2015 en una pista de paintball, por la que pasan unos 6.000 niños y 2.000 adultos al año. "Estamos muy contentos en este espacio. Nos instalamos aquí a finales de 2015 y cada año viene más gente a jugar. Este mes estamos a tope con cumpleaños y despedidas de fin de curso. Esperamos que todo el Parque Deportivo Ebro esté pronto en funcionamiento.", señala David Galindo, gerente de la empresa de paintball Tierraventura, que antes estaba en los Pinares de Venecia.

Lamentable imagen de la piscina cubierta

Al otro lado de la valla, la imagen de la piscina cubierta es lamentable. Es la única piscina de 50 metros cubierta pública en Aragón. En la fachada aún cuelga el cartel del Gobierno de Aragón: "Inaugurada en el año 2000". Poco más de una década de vida. Y ahora, llena de barro, cristales rotos, grafitis, los vestuarios destrozados, los cables colgando. "Da mucha pena verla así", reconoce el director de la Fundación, que ahora está buscando financiación privada para poder empezar las obras de rehabilitación cuanto antes. Quieren cambiar toda la cubierta de policarbonato, impermeabilizar el vaso, ampliar las gradas, cambiar todos los cristales rotos y reformar los vestuarios. Calculan un coste de unos 2 millones de euros y una duración de las obras de 7 u 8 meses.

Al lado están las piscinas de verano, también abandonadas, en la que en los años 70 y 80 se juntaban varios miles de personas al día. Ahora los antiguos vasos siguen deteriorándose, la maleza crece por las grietas y la fundación no contempla volver a llenarlas de agua. "Con la apertura de otras instalaciones en Zaragoza, el uso de estas piscinas fue cayendo en picado. No hay demanda suficiente para unas piscinas exteriores y nosotros no podríamos asumir su coste de mantenimiento. Se las ofrecimos al Ayuntamiento si quería unas piscinas municipales. Tenemos en proyecto hacer ahí un campo de fútbol playa y una pista de hielo artificial descubierta que podría usarse todo el año", señala Kleingries.

Otros proyectos a medio plazo son reformar y reabrir el antiguo restaurante, destrozado por el vandalismo, y rehabilitar el edificio de vestuarios. Aquí planean hacer un gimnasio o una pequeña residencia para deportistas.

"Vamos paso a paso. Lo primero es la piscina cubierta. Ahora estamos expectantes ante el cambio político. No pedimos financiación al Gobierno de Aragón, sino facilidad para resolver problemas administrativos y que nos apoyen con este proyecto", subraya el presidente de la fundación.

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