Autorizan la limpieza del barranco que se desbordó en Pomar para evitar inundaciones

El Inaga ha dado permiso para desbrozar este y otros dos cauces que pasan por cascos urbanos, pero la eliminación de la vegetación se limitará "al mínimo imprescindible".

Labores de limpieza en Pomar de Cinca.
Labores de limpieza en Pomar de Cinca tras desbordarse el barranco de La Clamor .
Verónica Lacasa

El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) ha dado luz verde a la limpieza del barranco de la Clamor a su paso por Pomar de Cinca, cuyo desbordamiento causó graves daños el pasado jueves por la noche y obligó a evacuar las viviendas situadas junto al cauce. La alcaldesa de este municipio, Elisa Sancho, denunció las trabas burocráticas existentes para despejarlo de maleza, ya que incluso hay árboles con troncos ya de dimensiones considerables que taponan el paso del agua. 

"Ni lo limpia la Confederación Hidrográfica del Ebro ni nos deja limpiarlo a los demás, no nos dan permiso. Y esto es un desastre cuando hablamos de un cauce que atraviesa el casco urbano", declaró. También algunos vecinos que vieron como sus casas se inundaban protestaban mientras sacaban sus enseres llenos de barro. “Llevamos reclamando durante mucho tiempo que limpien el cauce", decía Alberto Val. "Si el cauce hubiera estado limpio no hubiera pasado esto”.

Este ayuntamiento, junto a los de Ayerbe y Peralta de la Sal, habían pedido la ayuda de la Diputación de Huesca, que ahora es la promotora de esos trabajos de limpieza. Justo la semana pasada, el Inaga emitió un informe favorable al acondicionamiento del barranco de Pomar y de las otras dos localidades. Este era preceptivo para que la CHE diera luz verde a la actuación. 

Los trabajos en el barranco desbordado el jueves por la noche, que a punto estuvo de causar una tragedia (el nivel del agua subió más de 5 metros e inundó las casas de la calle más próxima), consisten en el desbroce, poda y tala selectiva de la vegetación para conseguir aumentar la capacidad de evacuación y desagüe del cauce. Además se apearán y eliminarán los árboles más pequeños y los troncos caídos, respetándose los más grandes aunque limpiándolos de la vegetación trepadora. Se consigue así, indica el Inaga en su informe, "reducir el riesgo de inundación" y al mismo tiempo favorece la protección ante incendios forestales. 

Este tramo del barranco se encuentra encauzado en escollera. Tiene 1.176 metros de longitud y una anchura de entre 11 y 25 metros, con una superficie de 18.020 metros cuadrados. Actualmente está lleno de zarzas y especies vegetales invasoras, lo que dificulta la circulación de las aguas de escorrentía en las lluvias torrenciales, reconocen los técnicos.  

Se pone como condición que la actuación se realice fuera del periodo de cría y nidificación del milano real, entre abril y julio. Además se especifica que la eliminación de la vegetación "se limitará al mínimo imprescindible", afectando a árboles en mal estado, secos o caídos, pero no a aquellos que forman parte de la vegetación natural de ribera en buen estado de conservación.  

La Diputación actúa como promotor de las tres actuaciones a petición de los ayuntamientos. Cuando estos pidieron ayuda, se consultó a los servicios jurídicos, que limitaron las competencias de la corporación provincial a los tramos urbanos. "Nos lo pidieron los ayuntamientos preocupados porque no se limpiaban los cauces", explica el diputado de Obras, Joaquín Monesma, quien aclara que antes de tener el permiso de la CHE era preceptivo un informe favorable del Inaga. Ahora no ven obstáculo para que el organismo de cuenca dé su beneplácito y por fin se pueda intervenir. 

En el caso de Ayerbe, el barranco de San Julián tiene en su tramo urbano una anchura de entre 15 y 60 metros y una longitud de 1.420, con una superficie de más de 65.000 metros cuadrados. Va desde la zona anterior al puente de la vía hasta el puente de la carretera. Los problemas son los mismos, la presencia de zarzas, árboles y ramas caídas que dificultan el paso del agua. 

El tercero es el del Molino, en Peralta de la Sal (término municipal de Peralta de Calasanz). Desde su paso por el casco urbano a la desembocadura en el río Sosa tiene casi 1,5 kilómetros y una anchura de cauce de entre 7 y 32 metros, con 12.133 metros cuadrados de superficie. Está lleno de carrizales, trepadoras, zarzas y vegetación invasora.  

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión