Detectan seis nuevas camadas de osos en los Pirineos con 12 cachorros

En Aragón se han reducido los ataques este año casi a la mitad (14), repartidos por las comarcas de Jacetania, Sobrarbe y Ribagorza.

Agentes forestales con el cuerpo de Cachou, uno de los dos ejemplares muertos este año en circunstancias que se están investigando.
Agentes forestales con el cuerpo de Cachou, uno de los dos ejemplares muertos este año en circunstancias que se están investigando.
Consell General d'Aran

Aragón ha contabilizado este año 14 ataques de osos a ovejas, cabras y colmenas repartidos prácticamente por todas las comarcas del norte de la provincia de Huesca. Es un número muy inferior al registrado el año pasado (24), y llamativo teniendo en cuenta que cada vez campan más osos por los Pirineos. Los escasos individuos reintroducidos en Francia y Cataluña en 1996 se han reproducido hasta alcanzar los 52 ejemplares del último censo, pero esta cifra ya se ha quedado corta con la detección desde la primavera de seis camadas, con 12 cachorros. Los datos demuestran que el oso ha llegado para quedarse y que habrá que articular mecanismos de convivencia con el ganado.  

El recuento oficial de abril del 2020, realizado por el Grupo de Seguimiento Transfronterizo compuesto por representantes de Cataluña, Francia, Andorra, Aragón, Navarra y el valle de Arán, junto con la Fundación Oso Pardo, situó la población por primera vez por encima de la barrera de los 50 (hace 25 años apenas quedaban media docena y la especie estaba abocada a la extinción). Los censos se rectifican con los indicios posteriores de aparición de nuevos ejemplares. Aunque este año todavía no se ha reunido el grupo, expertos de uno y otro lado de los Pirineos ya han confirmado la aparición al menos seis camadas, una cifra récord (en 2019 nacieron 10 cachorros de cinco hembras). Las hay de 1, 2 y 3 crías, con una media de 2 cachorros, considerada "excepcional". Ninguna en Aragón, sí en Cataluña y en la zona francesa de Ariege.

Sorita y Claverina, las hembras reintroducidas por Francia al otro lado de la frontera aragonesa, no han tenido oseznos esta temporada. La suelta se realizó precisamente para favorecer el crecimiento de la población en la parte occidental de la cordillera, donde solo había machos. Sorita parió dos crías, pero fueron víctimas de la depredación de un macho. En esta subpoblación, más menguada que la del Pirineo central, se ha visto este año el mayor movimiento de ejemplares en décadas, ya que las hembras recibieron la visita de Neré, Rodri y Canelito (el único que conserva al 50% los genes de la especie autóctona). En el Bearn se detectó también la presencia de un subadulto de sexo indeterminado. ç

A Neré se atribuye la paternidad de dos oseznos nacidos en el valle de Arán. Precisamente el viaje que realizó el año pasado al Pirineo central, desconcertando a los expertos, probó la conexión cada vez mayor entre las dos subpoblaciones. "No fue un viaje en balde", comenta una persona encargada del seguimiento de la especie. 

Los movimientos de los animales apuntan además a una mayor presencia en la zona central de Gavarnie y Ordesa. De hecho, en abril, una patrulla del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil avistó una osa y dos crías cerca de las cascadas del Cinca, en el valle de Pineta.

Dos muertes bajo investigación judicial

No todo han sido buenas noticias, ya que se han producido dos bajas, ambas bajo investigación judicial. El cadáver de Cachou, uno de los más conflictivos por sus ataques a ganado equino, apareció en el valle de Arán en abril. Según los primeros datos de la necropsia, la muerte se debió a una agresión producida por otro oso y la posterior caída de 40 metros por un terreno muy abrupto. Esta versión fue cuestionada por los ecologistas. Todavía no se conoce oficialmente la causa del fallecimiento, ya que la juez de Viella encargada del caso lo mantiene desde hace seis meses bajo secreto de sumario.  En Ariege, el área con mayor presión osera de Francia, murió a tiros otro ejemplar, y su autoría aún está por resolver.

El censo se determina a partir de los controles con cámaras de fototrampeo, de los avistamientos o de los análisis genéticos de los rastros. Recientemente la Generalitat confirmó que ya no hay osos en el Pirineo con seguimiento GPS: Goiat perdió el collar en la Ribagorza aragonesa y la transmisión de los dispositivos de las hembras Sorita y Claverina no funciona. "Los osos empiezan ya a aparecer por casi cualquier valle y es más difícil el seguimiento de la especie", comentaron personas encargadas de la vigilancia.

El grupo de control, además del censo, determina los desplazamientos. En 2019 el área de distribución aumentó en 3.000 kilómetros, de manera que la especie se movía ya por una superficie de 10.400. Goiat fue en buena medida responsable del incremento por sus largos viajes hacia el sur entre Cataluña y Aragón en el periodo de celo, llegando a zonas muy meridionales de la comarca catalana del Pallars Jussà y la aragonesa de la Ribagorza.

Precisamente a Goiat se atribuyen casi una tercera parte de los 14 ataques registrado desde la primavera en Aragón. Según los datos del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de la DGA, cuatro se han producido en el Pirineo occidental (comarca de la Jacetania), con dos ovejas y dos cabras muertas, a manos de Claverina, soltada en Francia a finales de 2018. En el Sobrarbe y Ribagorza ha habido 10, cuatro de Goiat (3 cabras y 5 ovejas) y seis de Sarousse (4 ovejas y 10 colmenas), liberada en el país vecino en 2006, pero que en 2010 se trasladó a la vertiente sur, instalándose en el macizo del Turbón.

Curiosamente, y pese a aumentar el número de ejemplares, son casi la mitad de ataques que los del 2019, cuando se contabilizaron 24 atribuidos a Sarousse (119, Goiat (6), Claverina (3) y Neré (4). Una de las razones podría estar en la abundancia de hayucos y bellotas, y castañas en Francia, ya que como recuerdan los naturalistas, más del 90% de su alimentación es vegetal.

"Hay un exceso de polémica para un número de ataques que incluso pueden reducirse mucho más, como ha ocurrido en Cataluña, si se toman medidas de prevención", opina al respecto Guillermo Palomero, de la Fundación Oso Pardo, quien recuerda que la presencia de los osos va a continuar, y lo mejor es conseguir buenos equipamientos para la ganadería extensiva, «si es necesario a la carta en cada valle».

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