Repercusiones psicológicas del regreso de la mascarilla: "Puede suponer revivir el miedo que sentimos durante la pandemia"

Hay quien afirma que el regreso de la mascarilla no le afecta, pero voces expertas confirman que algunos podrían revivir procesos complejos.

La temporada de gripe ha sacado de nuevo a las calles las mascarillas
La temporada de gripe ha sacado de nuevo a las calles las mascarillas
Camino Ivars

No nos engañemos. El hecho de ver a una persona con mascarilla en el autobús, la tienda o el gimnasio nunca pasa desapercibido. “¿Tendrá algo?”, “¿Por qué no se queda en casa?”, “¿Podría volver a repetirse algo como lo ocurrido durante la pandemia?”. Mientras algunos afirman que el regreso de la mascarilla no les importa, voces expertas confirman que algunos podrían revivir procesos complejos a los que, desde luego, debemos dar su espacio.

Hace unas semanas Aragón despertaba con una noticia que, para muchos, supuso recuperar algunos de los momentos más duros de la ya lejana pero nunca olvidada pandemia: volvía el tapabocas. Eso sí, primero tan solo entre los profesionales de centros sanitarios y sociosanitarios, siendo su uso "altamente recomendable" para el resto de ciudadanos, especialmente en espacios cerrados, como medios de transporte. A continuación, se hacía obligatorio su uso por parte de los pacientes y usuarios de centros sanitarios.

Sutilmente, este elemento comenzaba a verse en establecimientos, comercios y en la vía pública. Pero ¿qué repercusiones puede llegar a tener un gesto tan inofensivo a nivel mental? Lo explica Mari Carmen Maluenda, psicóloga emergencista vecina de Calatayud y coordinadora del grupo de Intervención en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (Coppa).

“El regreso de las mascarillas puede suponer revivir el miedo, la incertidumbre y el malestar que sentimos durante la pandemia. No deja de ser un recordatorio de que podemos volver a vivir situaciones como las que se vivieron durante la covid-19, algo que habíamos creído dejar atrás”, relata la experta.

La crisis sanitaria sin precedentes supuso enfrentarnos a una realidad que no dependía de nosotros, así como el hecho de asumir que algo tan minúsculo como un virus podía hacer peligrar la seguridad de nuestro día a día de la noche a la mañana: “Estábamos muy seguros de que nuestra vida la controlábamos nosotros mismos; de que decidíamos qué hacer y qué no hacer, y de que nada podía afectar a nuestra tranquilidad. Esa realidad se vio totalmente truncada por la pandemia y eso afectó a nuestra seguridad y tranquilidad”, añade la psicóloga.

"La vuelta de las mascarillas no deja de ser un recordatorio de que podemos volver a vivir situaciones como las que se vivieron durante la covid-19, algo que habíamos creído dejar atrás"

Esto, unido a la exposición intensa a noticias tiene consecuencias: como ansiedad, incertidumbre, malestar o incluso desorientación, al no tener muy claro lo que está ocurriendo. “Sería más beneficioso dar una información que calmase y no que alterase; que fuese emitida algunos momentos del día, pero no que se emitiese en cada momento y en cada medio de comunicación”, advierte Maluenda. En resumen, apostar en todo momento "por la eficiencia".

La experta aporta algunas claves para sobrellevar mejor la aparición de este tipo de emociones, sobre todo la indefensión que surge “al sentir que nada de lo que hagamos puede hacernos sentir seguros”, el miedo de contagiar a un ser querido o incluso la agresividad hacia quienes creamos que pueden ponernos en riesgo, añade.

“El mejor consejo posible es cuidarnos a nosotros mismos: llevar una vida activa con acciones que nos hagan sentir bien; normalizar y gestionar nuestras emociones; hablar con personas que nos transmitan serenidad, y sobre todo, escuchar o leer las noticias con calma y cautela”, resume.

Clase en un centro infantil de ‘Pequeños Maestros’
Clase en un centro infantil de ‘Pequeños Maestros’

De nuevo, ciertos segmentos de edad han vuelto a ponerse en el punto de mira, como mayores y pequeños. Alejandra Reguero, directora de los centros infantiles ‘Pequeños Maestros’, asegura que la situación nada tiene que ver con lo ocurrido hace unos años. “Los niños siempre son más vulnerables y su sistema inmunológico es más inmaduro… Su contacto de relación es mucho más intenso y se contagian más fácil, suelen ser foco de contagio y lo llevan a casa, esto es así y en un centro es inevitable”, afirma.

En el punto de mira

Además, la zaragozana, psicóloga de formación, asegura que la información y la prevención aportan una base de confianza y calma, también a padres y abuelos que se sienten más tranquilos. “No hay posible comparación. Todos los años se saturan los hospitales y hay gripe, con ingresos por complicaciones. Lo que hemos aprendido es a ventilar más, y aser un poco más responsables para dejar a los niños en casa en caso de síntomas importantes para prevenir contagios masivos”, advierte.

Además, Reguero asegura que la mayoría de los aragoneses hemos aprendido la lección: “Ventilamos muy a menudo, extremamos más la higiene, hay más rotación de juguetes y más limpieza si cabe… La vacunación de gripe es muy recomendable y los procesos son mucho más ligeros, las mascarillas aquí, no son un agente tan invasivo como antes de la pandemia, porque si tenemos síntomas, las educadoras las usamos, pero no las hemos vuelto a integrar”, afirma.

Eso sí, existen otros efectos secundarios que nada tienen que ver con los contagios: “El más inmediato y complejo que detectamos fue el retraso importante en la explosión del lenguaje y una merma general en la producción espontánea del mismo, así como una comunicación verbal más pobre, debido a que las mascarillas impedían la observación de la vocalización, dificultando la imitación y otros procesos necesarios en este aprendizaje”, concluye.

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