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Los jóvenes que ven su futuro en el medio rural aragonés: "No es fácil, pero es posible"

Varias iniciativas se han dado cita este fin de semana en Morata de Jalón (Zaragoza) para intercambiar experiencias sobre las posibilidades de vivir y trabajar en pueblos pequeños.

Saúl Aznar y Violeta Lalmolda, participantes en Rural Forks 2023.
Saúl Aznar y Violeta Lalmolda, participantes en Rural Forks 2023.
H. A.

La generación de jóvenes que defiende que hay vida y futuro en los pueblos del Aragón despoblado tiene los pies en la tierra, la misma en la que apuestan por desarrollar un proyecto personal y profesional aun sabiendo que es complicado. Su decisión de hacer el viaje de la ciudad al campo no tiene que ver con modas como la que trajo la experiencia del confinamiento por la pandemia de covid, con la posterior búsqueda pasajera de espacios abiertos. Desde hace años se vienen desarrollando proyectos que tienden puentes entre la vida urbana y la rural, apoyándose algunos en fondos europeos. Barreras no faltan.

Este fin de semana  de han concentrado algunos de los ejemplos en el Congreso Jóvenes por un Mundo Rural Vivo en Morata de Jalón (Zaragoza), celebrado con el apoyo de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la localidad. "Para nosotros supone dar visibilidad al mundo rural, a los pequeños pueblos que hemos sufrido la tan temida despoblación", ha explicado Nerea Marín, desde el Ayuntamiento de la localidad de unos mil habitantes, situada a 65 kilómetros de la capital. "Un soplo de aire fresco que nos da fuerzas para continuar trabajando en los pueblos contra el éxodo rural", ha añadido.

Participantes en Rural Forks 2023 en el encuentro de jóvenes de Morata de Jalón, este fin de semana.
Participantes en Rural Forks 2023 en el encuentro de jóvenes de Morata de Jalón, este fin de semana, con el apoyo de la DPZ.
H. A.

Biela y Tierra: en busca de la soberanía alimentaria con la colaboración de los compradores de la ciudad

"No es fácil, pero es posible", asegura Edurne Caballero cuando se le pregunta sobre las perspectivas para una persona joven que quiera echar raíces en el medio rural. Ella es una de las fundadoras de Biela y Tierra, organización que nació de la inquietud de un grupo de mujeres "amantes de las bicicletas, preocupadas por la crisis social y ambiental actual", como se definen.

Entre sus objetivos se encuentra el de avanzar hacia la 'soberanía alimentaria', un término con el que se hace referencia a "poder decidir qué comemos", todo ello apostando por la agroecología y apelando a un consumo sostenible para ayudar a los negocios que se crean fuera de las ciudades. Destaca la importancia de que los consumidores en las ciudades sean "críticos" a la hora de comprar para con su elección "apoyar proyectos familiares que dan vida a los pueblos, para que puedan seguir adelante".  

Biela y Tierra ha sido la parte aragonesa del proyecto europeo Rural Forks, para acercar a los jóvenes a entornos rurales y los proyectos que allí se desarrollan, que han llevado a cabo este verano con la Asociación Brújula Intercultural de Castilla y León, cuyos resultados se han presentado en el citado congreso.

Rural Forks: en bicicleta para descubrir y difundir lo que se cuece en los pueblos

Programa europeo Rural Forks este verano en una de las rutas por Aragón, a la altura de Uncastillo.
Programa europeo Rural Forks este verano en una de las rutas por Aragón, a la altura de Uncastillo.
Rural Forks/Instagram

Treinta jóvenes de entre 19 y 30 años se han subido este verano a una bicicleta para recorrer entre julio y agosto dos rutas recogiendo experiencias contra la despoblación en municipios de Castilla y León y Aragón. En la parte aragonesa han sido 378 kilómetros en 14 días entre las comarcas de las Cinco Villas y la Jacetania, para conocer y difundir 13 proyectos ya en marcha. Gracias a los fondos europeos han conseguido que a ellos la experiencia no les haya costado nada, pero han vuelto con la mochila llena de vivencias. Este fin de semana las han recordado y analizado en el encuentro en Morata de Jalón.

Los ciclistas pudieron conocer de primera mano las iniciativas Artmosfera (Grañén), un espacio de creación e intercambio; la quesería artesanal Queso d'Estrabilla (Valsalada), la producción ecológica de Organic Trebole (Bardenas), la cosmética natural de Mama Tila (Uncastillo), el súper virtual de alimentos ecológicos Eco Tambo (Sádaba), la red de contactos Pon Aragón en tu mesa (Sádaba), los talleres para trabajar la lana de Raíces Ancestrales (Uncastillo), el gallinero ecológico de Arvi Pirineos (Santa Engracia), el blog sobre ganadería y agroecología Mallata (Ulle), la Escuela Bosque Caxico y Abellota (Ara), el espacio de creatividad y residencia de artistas Fundación 3 Piedras (Ara), el proyecto de repoblación en Sieso de Jaca y la cooperativa Ixambre (Artieda).

La experiencia se planteó como un viaje de los que cambian la vida y para algunos, al menos, ha servido para cambiar su forma de ver el mundo que les rodea. El objetivo del proyecto era abrir los ojos a los jóvenes para "ver los pueblos y el entorno rural como un lugar donde pueden desarrollar su futuro profesional. Que no es fácil, pero es posible y ofrece otras satisfacciones", explica Edurne Caballero, también coordinadora del proyecto Erasmus + rural en el que se integraba la iniciativa.  

Nerea Marín, Violeta Lalmolda y Saúl Aznar, en el encuentro de jóvenes de Morata de Jalón.
Nerea Marín, concejal en Morata de Jalón, Violeta Lalmolda y Saúl Aznar, en el encuentro de jóvenes celebrado este fin de semana en la localidad.
H. A.

Saúl Aznar es un trabajador social de 30 años que se apuntó por casualidad a la iniciativa. Vive y trabaja en Utrillas (Teruel), de donde es originario, y no concibe otro futuro que seguir allí. Estudió en la Universidad de Zaragoza, pero nunca le picó el gusanillo de quedarse en la capital aragonesa. 

Es un enamorado de las dos ruedas desde niño, que utiliza como transporte a diario. "La bicicleta era como el medio para movernos de la forma más sostenible posible", ha explicado sobre su experiencia en el proyecto europeo. "Ha venido gente que no tenía bicicleta y se les ha dejado. Nosotros nos marcábamos los ritmos para movernos", ha contado. La media diaria eran unos 25 kilómetros.

Del viaje destaca la experiencia de ver proyectos en marcha en los pueblos. "La mayoría del grupo vive en la ciudad, pero muchos tienen inquietudes de volver al pueblo y de plantearse un proyecto de vida en los pueblos", ha señalado. Gracias a los que han conocido han visto que es posible. De su experiencia y lo vivido han podido comprobar también los problemas de intentar establecerte en el medio rural. Entre ellos destaca la falta de viviendas, a veces, porque no hay y otras porque se utilizan como turísticas o de segundas residencias y las conexiones tanto por carretera como por internet para poder teletrabajar.

"Me quedo con el grupo, que hemos hecho un grupo muy sólido con personas muy variadas, cada uno nos hemos aportado conocimientos", destaca como valoración final. A ello une el hecho de que sea una "forma de aprender increíble, que no sea en aula con temario", señala Saúl.

Cree que el viaje te obliga a "salir de tu zona de confort y experimentar, visitar y aprender".

Entre sus compañeras de viaje y este fin de semana en Morata estaba Violeta Lalmolda, otra usuaria habitual de la bicicleta, pero sin contacto con el mundo rural. "He conocido el mundo rural porque siempre he vivido en ciudad, a pesar que los veranos los he pasado normalmente en pueblos", ha contado. "Me ha aportado muchos contactos y gente implicada en el territorio en la que puedo confiar y no sé si también emprender pero desde el mundo asociacionista poder acercar a los jóvenes al mundo rural", ha valorado. Para ella, la cobertura de internet y contar con espacios formativos y de ocio variado serían requisitos para atraer a jóvenes.

Durante el camino los participantes se dividieron en grupos que iban dando difusión a los proyectos en las redes sociales (Instagram, Facebook y Tik Tok), a través de la elaboración de un cuaderno de viaje con fichas-infografía de cada iniciativa y otro equipo recogía grabaciones para la elaboración de varios podcast, que se pueden consultar en la web del proyecto www.ruralforks.org. 

Ixambre: cobrar lo mismo por trabajar de formador o en la limpieza

Ixambre, cooperativa de Artieda (Huesca).
Lista de necesidades de los jóvenes en el mundo rural en un talle r de Ixambre, cooperativa de Artieda (Huesca).
Ixambre

Ixambre fue uno de los proyectos que visitaron el grupo de ciclistas divulgadores de Rural Forks en su tramo de viaje por la Jacetania. La cooperativa de Artieda (Huesca) tiene entre sus lemas "conseguir que trabajar en el pueblo sea digno, estable y accesible". Para ello, parten de la filosofía de hacerlo como un "enjambre", el significado de 'ixambre' en aragonés ribagorzano.

Entre las medidas para atraer jóvenes figura que todo el mundo que forma parte de la cooperativa cobre lo mismo, sea cual sea su empleo. Hay personas que trabajan de camarero, en la cocina o limpieza del albergue y el camping del municipio y otras con empleos más cualificados como "las que se dedican a realizar talleres con metodologías participativas, talleres de formación de género o intervención social, también a la atención de personas mayores", pone como ejemplos Alfonso Ríos. "Esto permite que trabajos que están peor remunerados, como la hostelería o la limpieza, tenga salarios dignos en nuestra cooperativa", añade. Él tiene 38 años y  lleva desde 2018 en Artieda.

Parte de los socios cooperativistas de Ixambre, con sede en la localidad jacetana de Artieda.
Parte de los socios cooperativistas de Ixambre, con sede en la localidad jacetana de Artieda. Alfonso Ríos es el último a la derecha, con su bebé que hoy tiene casi tres años.
Heraldo.es

Se trata de una cooperativa social y sin ánimo de lucro que trabaja en sectores como el turismo sostenible, la consultoría de desarrollo local, intervención social y cuidados a los vecinos del pueblo y la zona. Actualmente forman parte de Ixambre siete personas socias trabajadoras, 17 personas socias colaboradoras y 6 personas contratadas.

En la lista de qué necesitan quienes tratan de echar raíces en el mundo rural incluye también que haya viviendas disponibles, pero además, afirma que hay "mucho desconocimiento de todo el sistema burocrático que es necesario para constituir un modelo laboral" unido a la "desinformación en cuanto a ayudas que permitan iniciar la actividad laboral". En las experiencias emprendedoras en pequeños núcleos las personas que dan el paso se encuentran "bastante solas, sin gente en la que apoyarse", confiesa. De ahí que eche en falta "acompañamiento para permitir que esos proyectos se mantengan estables en el tiempo".

Tejer redes ha sido uno de los objetivos del congreso en Morata de Jalón donde se vieron foros para el intercambio de experiencias como el blog Mallata, grupos como el Colectivo Social de Valdejalón, representantes de la organización del Festival Ariza Rock,  Jóvenes Comarca km0 y el proyecto Pueblos en Arte.

En el encuentro se ha proyectado el documental 'Rebeldía Rural' de Susan Labich, que recoge las vivencias de los hermanos Toné y David Garcés, de San Vicente de Labuerda, en el Sobrarbe, dos enamorados de su pueblo y de la tierra, que viven su sueño de trabajar siguiendo la tradición familiar como agricultores y ganaderos, pese a los obstáculos. Como dicen en el documental, con su actividad "al final mantienes el pueblo". Además, los hermanos recuerdan lo que les decía su abuela: "No es más el que más tiene, sino el que menos necesita".

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