Heraldo del Campo

Gente de la tierra

La Albarda, un proyecto ganadero sostenible contra la despoblación

La oscense Marta y los turolenses Antonio y Miguel apostaron en 2020 por La Albarda, un modelo a seguir en el presente y futuro de la ganadería.

Los fundadores del proyecto ecológico y sostenible La Albarda: Miguel Paricio, Marta Barba y Antonio Monfort.
Los fundadores del proyecto ecológico y sostenible La Albarda: Miguel Paricio, Marta Barba y Antonio Monfort.
La Albarda

Tres veterinarios que se conocieron en la Universidad de Zaragoza, pasión por los animales y ganas de luchar contra la despoblación: juntar esas tres claves nos lleva a La Albarda. Miguel Paricio, Marta Barba y Antonio Monfort tenían claro que querían contribuir en la lucha por el desarrollo rural sostenible. Por eso, cuidar de los animales de otros no era suficiente. En la búsqueda de «ir más allá en el mercado de cercanía» nace este proyecto de ganadería extensiva que, según Marta, más que un negocio es «una forma de vida».

Tras diez años en la profesión y haber vivido en distintos países de América, los tres añoraban volver a sus raíces para asentarse. Alquilar una finca en Fortanete (Teruel) y obtener el ganado vino poco después. Un ganadero de la zona quería jubilarse, así que aprovecharon la oportunidad para conseguir sus propios animales. Pese a que se criaron en pueblos de Teruel y Huesca, «no teníamos negocio familiar, así que empezamos de cero», afirma Barba.

La albarda nace para ir más allá en el mercado de cercanía

Intentarlo y conseguirlo

La Albarda era un sueño de los tres. Ponerlo en marcha requería un compromiso estable acompañado de un riesgo añadido. Las relaciones personales llevadas al mundo laboral pueden llegar a tambalearse, pero, si se trabaja en ellas, Marta asegura que es un éxito: «Las únicas personas con las que se te ocurriría hacer algo así son con las que tienes completa confianza».

Para Barba, rodearse de un buen equipo, pensar en la idea antes de lanzarse y formarse en emprendimiento es esencial para que un proyecto prospere. También es fundamental «luchar y, aunque no salga bien, intentarlo, porque no es algo malo, siempre se aprende por el camino», añade. La Albarda lo intentó y lo ha conseguido, convirtiéndose a su paso en un ejemplo de emprendimiento y de lucha contra la despoblación. Para Marta, crear proyectos nuevos es un punto clave: «Si unos emprenden, se crean dinámicas que contagian al resto»; y más ahora que las personas han empezado a darse cuenta de la calidad de vida en los pueblos: «Vemos a más gente joven que decide quedarse o venir de propio a un pueblo con el que no tiene vínculo anterior», añade la veterinaria.

Sostenible y ecológica

Empezaron con una ganadería 100% extensiva, poco a poco implementaron la venta de carne y, ahora, están experimentando con envasados biodegradables para completar el proceso de la forma más sostenible y ecológicamente posible: «La ganadería de por sí es un sistema circular porque la materia vuelve a la tierra, pero queríamos incorporarlo en otras partes», cuenta Barba.

Certificada por el Comité de Aragonés de Agricultura Ecológica, La Albarda se diferencia del resto de proveedoras por su carne de pasto. Marta, Antonio y Miguel se encargan de proporcionar a sus vacas unas condiciones lo más naturales posibles. Su vida transcurre en los pastos de la sierra de Gúdar, al aire libre y con hierba y forraje como fuente principal, y según afirma Marta: «Rara vez complementamos con pienso concentrado». Ellos se encargan de la parte sanitaria, lo que les permite no utilizar medicamentos profilácticos y cumplir los requisitos ecológicos.

Además del compromiso con las condiciones de vida de sus vacas, de raza charolais y limusine, colaboran con una especie en extinción: la serrana de Teruel, cuidándola actualmente. Entra en sus planes comercializar su carne autóctona para visibilizarla en la zona.

«Necesitamos un cambio en el sistema económico»

Carne de calidad

El especial cuidado del ganado se traduce en una carne más roja y magra, con menos grasa y más saludable, al contener un mayor componente de Omega 3. Estas condiciones los convierten en poseedores de carne de calidad. Sin embargo, han tratado siempre de buscar el equilibrio entre ser rentables y asequibles. Como se encargan del reparto, el valor añadido se queda en el negocio, lo que permite que los consumidores habituales de carne encuentren un precio asequible en sus productos.

Los tres amigos querían aportar su «granito de arena» en el cambio del sistema económico que Barba considera necesario: «No puede seguir siendo lineal la explotación de recursos porque estos son finitos, se acaban».

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión